La plaza Sant Jaume de Barcelona ha viajado este domingo al siglo pasado acogiendo a 77 coches y motos antiguos con motivo de la 65ª edición del Rally Internacional Barcelona-Sitges. Como es habitual, los conductores y pasajeros de los vehículos clásicos se han vestido como se hacía en la época en que fueron fabricados. Entre los coches inscritos destacan dos producidos en 1898: un Decauville Voiturelle y un Fisson Tonneau 8HP 3L, provenientes de Bélgica. Maria Marín, presidenta de Foment de Sitges y responsable del rally, ha destacado que son "auténticas piezas de museo en circulación". La caravana de vehículos antiguos ha salido de Barcelona a las diez y cuarto de la mañana por la Gran Via y ha terminado en Sitges pasando por las costas del Garraf.
Marín ha recordado que todos los vehículos que participan en esta competición automovilística son de antes de 1928 y ha considerado que una de las cosas que lo hace más especial es que todos los participantes van vestidos de acuerdo con la época de sus vehículos. Entre las novedades de este año hay una pequeña modificación del recorrido, que no hará parada en el Puerto de Sitges y que bajará directamente a la playa de la Fragata.
De abuelos a nietos
Entre los participantes se encontraba Alfonso Arderiu, nieto de uno de los fundadores del rally. Su familia lleva 65 años participando en este evento. Alfonso ha conducido un España Torpedo del 1917, un vehículo que originalmente se fabricó para hacer carreras. Cuando su abuelo lo compró, lo transformó para poder participar en el rally y para que tuviera cuatro plazas. Tanto él como sus primos viven "con nervios y mucha ilusión" el evento. "Sufrimos por dos cosas: porque el coche funcione todo el rally" y por "encontrar la vestimenta adecuada", ha explicado asegurando que cada año cambian de indumentaria.
Quien sí es nuevo en el rally es José Antonio, un mecánico especializado en coches de época que se estrena con tres coches: un Graham-Paige y dos Ford del 1928. Detalla que estos vehículos cuestan "mucho de conservar económicamente" y que hay que estar muy pendiente porque tienen una mecánica muy vieja. Reconoce que no es fácil circular con ellos por la ciudad, especialmente por los semáforos. "No refrigeran igual", resume añadiendo que "con paciencia" espera acabar llegando a Sitges.
Este es uno de los pocos días del año en que se pueden ver tantos coches de época circulando por Barcelona, ya que en la capital catalana solo lo pueden hacer los fines de semana por la zona de bajas emisiones. Este domingo, excepcionalmente, los olores y los sonidos inconfundibles de los motores de vehículos centenarios han vuelto a la plaza Sant Jaume, lo que ha despertado la curiosidad de cientos de personas.