Con el inicio de la temporada de verano a la vuelta de la esquina, algunos ayuntamientos han planteado la posibilidad de que los socorristas añadan a sus tareas la de controlar que los usuarios mantengan la distancia social entre ellos.
El socorrista acuático es un profesional formado y entrenado para prevenir y dar respuesta a aquellos incidentes que se producen en medio acuático y su entorno. La principal responsabilidad de un socorrista, por la que aparecieron y por la que están, es evitar que muera gente ahogada. Es su principal función y no se puede ver comprometida por ninguna otra tarea. Cuando un profesional está vigilando no mira el agua y basta. Utiliza una técnica visual llamada escaneo, buscando patrones de comportamiento que puedan indicar que una persona tiene dificultades dentro del agua. También realiza un trabajo preventivo detectando conductas y acciones que posteriormente puedan propiciar un accidente dentro del agua. Y esto lo realizan durante horas, en playas masificadas y por sueldos desgraciadamente bajos. Este verano, debido a la falta de material de protección individual adaptado al medio acuático, el trabajo preventivo será inmenso. Hay que evitar el riesgo de tener que hacer rescates en el agua. Esto pide que los profesionales concentren mucho más tiempo en la vigilancia. Será necesario que aquellos que no estén vigilando, puedan descansar de manera adecuada, ya que la fatiga disminuye la concentración. También deberán estar atentos por si hay que responder ante una intervención en el agua, ya que deberán equiparse con los EPI's obligatorios para atender a la víctima. Recordemos que el socorrista que la rescate no podrá iniciar ningún tipo de apoyo al no disponer de material de protección, deberá esperar a sus compañeros.
Los socorristas no son agentes cívicos, no son profesionales de seguridad privada ni mucho menos auxiliares de la policía. Todo trabajo que no sea evitar que haya ahogados y evitar accidentes graves restará eficacia a su trabajo. Curiosamente, en varias ocasiones se ha pedido que los socorristas de la playa, en la realización de sus funciones, sean considerados como autoridad pública. Hace años que reciben ignorancia a sus advertencias o agresiones verbales y físicas. Si dependen de la policía para hacer obedecer la bandera roja y expulsar a la gente del agua. ¿Ahora les haremos responsables de controlar la distancia social? Siempre que no afecte en absoluto a la vigilancia y a la respuesta y apoyo a las intervenciones de rescate podrían y de manera puntual, colaborar con otros cuerpos de la playa en la divulgación y concienciación sobre las normas de prevención de la COVID19.