Cubelles impulsa extraescolares de gestión emocional para niños

07 de enero de 2023 a las 10:41h

Evitar conductas violentas de futuro y romper patrones sociales abusivos. Son los objetivos principales de las sesiones grupales del proyecto Abrik, un programa de gestión emocional impulsado de forma pionera por el Ayuntamiento de Cubelles y dirigido a niños de entre 7 y 18 años.

 

Si bien inicialmente las sesiones se ofrecían a niños víctimas de violencia doméstica, el proyecto ha virado hacia una propuesta abierta a todos los niños “para que puedan tomar conciencia de lo que hacen, de cuáles son los patrones sociales bajo los cuales actúan y puedan decidir si los quieren cambiar”, explica su coordinadora a la ACN. Desde septiembre hasta marzo, una quincena de niños y niñas acuden quincenalmente a estas sesiones extraescolares gratuitas.

 

Los últimos tres años, el proyecto Abrik se ha focalizado en atender a mujeres y niños víctimas de violencia machista, tanto en sesiones individuales como en terapias grupales. A pesar de la experiencia positiva, los impulsores han dado ahora un paso más para trabajar de forma transversal la gestión emocional y la erradicación de la violencia, de manera que han abierto las sesiones de grupo a todos los niños.

 

“Es importante ser consciente de que hay violencia en muchos aspectos de nuestra sociedad”, avisa la psicóloga coordinadora del proyecto, Sandra López, del Instituto Arrels. Las sesiones se han difundido en las escuelas como una propuesta más de actividad extraescolar, y desde septiembre están en marcha dos grupos de seis y ocho niños y niñas.

 

Semana a semana, los niños trabajan herramientas para conocer las emociones y regularlas, para después pasar a un segundo bloque de sesiones centradas en la identidad y el concepto que cada uno tiene de sí mismo. Finalmente, los talleres acabarán en marzo con un tercer bloque centrado en la resignificación y los nuevos conocimientos adquiridos a lo largo de las sesiones.

 

López asegura que los niños y niñas “tienen una gran capacidad para poner palabras a aquello que les inquieta” y apunta que las sesiones les ayudan a ordenar estos conceptos y a “integrarlos”. Para hacerlo, las psicólogas les explican que “las emociones son mensajeras”. “Por ejemplo, cuando los niños se enfadan, se dan cuenta de que aquella rabia en el fondo les quiere decir algo”, apunta López, que celebra que las sesiones acaban siendo un pozo de descubrimientos para los niños y también para las terapeutas.

 

A través de esta gestión de las emociones, resalta, los pequeños participantes desarrollan la conciencia para prevenir conductas violentas de futuro, bien sea activamente o pasivamente. “Gracias a darse cuenta de los patrones que les rodean, despliegan la capacidad de decidir si quieren repetir o no algunas cosas que han visto siempre a su alrededor sin ser conscientes de que son ítems violentos”, detalla.

 

López subraya la importancia de incorporar a las sesiones a niños y familias que no provienen de situaciones complejas, las cuales asisten voluntariamente a estos talleres, sin haber sido derivados a través de Servicios Sociales. Asegura que “tienen un nivel de adherencia mucho mayor y motivan mucho más al resto del grupo a venir” y destaca que permiten desestigmatizar el servicio que se ofrecía hasta ahora.

 

Al mismo tiempo, celebra que las sesiones grupales son mucho más provechosas que las individuales, donde a menudo los asistentes a los talleres “activan sus resistencias hacia el psicólogo y se hace muy difícil que expongan sus emociones”. “En cambio, en los grupos, el terapeuta hace un papel de acompañamiento mientras el niño confronta sus emociones con el resto y es más fácil que muestre qué le pasa”, añade.

 

Los grupos actuales estarán activos hasta marzo, y seguidamente se formarán dos nuevos talleres que durarán hasta junio. La previsión es ofrecer un máximo de 10 plazas por grupo, con niños de entre 7 y 13 años. La asignatura pendiente es poder organizar sesiones también con adolescentes hasta los 18 años, los cuales hasta ahora han sido reticentes a participar de estas dinámicas. López cree que sería idóneo ofrecer estas sesiones también a los adultos, “que a menudo no tenemos suficientes herramientas para autogestionarnos”.

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