El equipo de Pediatría del Área Básica de Salud de Calafell ha sido distinguido en el X Congreso de la Asociación Catalana de Enfermería Pediátrica con el reconocimiento de la mejor ponencia presentada. Presentaron el protocolo que han elaborado para detectar precozmente trastornos alimentarios en menores de edad. Un protocolo que ya ha sido aprobado por la dirección médica de la Red Santa Tecla, que gestiona los dos CAP del municipio, y que se implantará en el resto de sus centros.
La elaboración de este protocolo comenzó hace cuatro años, cuando los profesionales del CAP de Calafell, notaron un repunte preocupante de los trastornos alimentarios en niños de entre 7 y 14 años. Una situación agravada porque el único recurso para atender esta problemática era la derivación hacia el especialista, que en aquel momento a menudo estaba desbordado. Así pues, quisieron desarrollar pautas para dar respuesta, ya desde la atención primaria. Lo que ha ido tomando forma desde entonces es un documento que se ha convertido en el primer protocolo de diagnóstico precoz y seguimiento de trastornos del comportamiento alimentario dentro del ámbito de la atención primaria de todo el país.
"Los trastornos de la conducta alimentaria afectan a unos 28.000 chicos y chicas en toda Cataluña. Hablamos, principalmente, de anorexia y bulimia nerviosa, pero también del trastorno por atracón", explica la pediatra Carmen Arteaga. Se empezaron a detectar, según la facultativa, "problemas de déficit alimentario". Estos trastornos pueden tener consecuencias muy graves, tanto desde el punto de vista físico (porque conllevan pérdida de peso, anemia, disminución de calcio y hierro, bajadas de azúcar, desaparición de la regla, desnutrición severa pero también sobrepeso y obesidad) como psicológico, ya que suelen estar asociados a un malestar emocional, una depresión…
"Una de las cosas que más nos llamaba la atención era que se producía en niños, y sobre todo niñas, cada vez más pequeños y no tenían que ver con una situación socioeconómica familiar negativa sino a trastornos psicológicos", asegura Arteaga.
Signos de alarma
La puerta de entrada de estos casos a la atención primaria en el caso de Calafell ha sido el programa Salut i Escola, que impulsa el departamento de Salud de la Generalitat. Sílvia López, enfermera responsable de este programa en el municipio, explica que "gracias a los contactos que establecemos periódicamente con los centros escolares podemos detectar algunas conductas que nos hacen sospechar que puede haber algún problema relacionado con la alimentación. Ahora hace cuatro años la detección de estos posibles casos por parte de la atención primaria, si se producía, acababa derivada a los centros especializados", que, en el caso del Baix Penedès y el Tarragonès, tiene como centro de referencia la Unidad de Rehabilitación de Trastornos Alimentarios, ubicada en el Hospital Joan XXIII.
Míriam Raventós, enfermera de pediatría del CAP de Calafell, explica que cuando un menor llegaba a la consulta especializada en la mayoría de los casos se pedía un ingreso porque la situación ya era muy preocupante. "Creímos que lo que había que hacer era trabajar en la detección precoz de estos casos para evitar que llegaran tan avanzados. Lo que hizo saltar todas las alarmas y nos hizo ponernos manos a la obra fue el caso de una chica para la cual se estableció una espera de tres meses para la consulta especializada. Vimos que aquello no era posible y que había que hacer algo".
En aquel momento, un equipo de cinco enfermeras y dos pediatras empezó a trabajar para hacer de la atención primaria, concretamente del área de pediatría, un punto de detección de estas enfermedades. Gisela Garcia, enfermera de Calafell, asegura que "desde la primaria disponemos de las herramientas para detectar antes que nadie una posible problemática relacionada con la alimentación en los niños".
En el caso de Calafell, se ha demostrado que una buena coordinación es fundamental en un trabajo tan transversal como este. Por un lado, el programa Salut i Escola, que ha sido un puntal fundamental porque sus responsables lo hacen bien y la comunicación funciona; y, por otro lado, desde el área de pediatría se han definido las herramientas necesarias para abordar estos casos cuando aún son incipientes, hacer el seguimiento y, en la mayoría de los casos, evitar el ingreso en las unidades especializadas. Y todo desde la sanidad pública, con contacto directo con las familias y con los niños y adolescentes.
Protocolo y consulta especializada
Todo este trabajo conjunto y puesta en común de inquietudes se tradujo en la elaboración de un protocolo de actuación para el diagnóstico precoz y seguimiento de los TCA en la atención primaria. "Se trata de un documento elaborado por miembros de los equipos de pediatría y de enfermería pediátrica de los centros de Calafell y Segur de Calafell con el cual hemos establecido las pautas para saber cómo debemos actuar cuando nos llega un posible caso de trastorno alimentario", explica Regina Rabell, enfermera de pediatría de Segur de Calafell.
Aparte del protocolo, desde el pasado mes de mayo está en marcha una consulta específica en la que se atienden exclusivamente estos casos. La empatía, la confianza con los menores y la implicación en su seguimiento son las claves de bóveda de este servicio. "La consulta está abierta todos los viernes de 15 a 16 horas para facilitar la asistencia de estos chicos y chicas fuera del horario escolar", explica Antònia Sànchez, enfermera de pediatría de Calafell. "Estamos muy contentas de todo el trabajo realizado durante estos cuatro años, tanto desde la consulta como en lo que se refiere a la elaboración de este protocolo, ya que nos permite dar atención a estos niños y niñas y a sus familias y evitar que estos trastornos se cronifiquen y se conviertan en un problema más grave".