El Ayuntamiento de Calafell ha cerrado al tráfico rodado el camino de la Rafela, que conecta la zona de la depuradora de aguas residuales con la cantera de la Cobertera. La finalidad de esta medida es detener los vertidos ilegales de residuos, que se veían favorecidos por la misma existencia del camino y, a la vez, por ser un sector apartado.
"Es una prueba piloto, que incluye la limpieza de los vertidos, y que si funciona correctamente ampliaremos a otros caminos del término municipal", dice el teniente de alcalde de Ecología Urbana, Aron Marcos.
El concejal destaca el hecho de que "no cerramos el paso a las personas que quieren disfrutar de la naturaleza caminando o en bicicleta, o hacer deporte, sólo a los vehículos". Además, los agricultores que tienen tierras o los residentes en las casas existentes en la Rafela disponen de llaves de las vallas que se han instalado.
Marcos añade que el cierre y la limpieza del camino "tiene un coste de unos 6.000 euros, pero el de continuar permitiendo los vertidos e ir haciendo limpiezas sería mucho más alto, Y estamos hablando sólo de lo económico, porque lo ambiental es importante". En este sentido, el concejal recuerda que estos mismos caminos son usados también por los grupos que expolian lentisco, una actividad que produce daños en el medio ambiente y genera conflictos con propietarios de terrenos y vecinos.
Todo tipo de residuos
En caminos como el de la Rafela se encuentran, cada pocos metros, vertidos de residuos de todo tipo. Básicamente son restos de construcción y vegetales, provenientes de obras y trabajos de jardinería y vertidos a menudo por "pseudoprofesionales", como los define el concejal. Incluso se han localizado placas de fibrocemento, que se han tenido que retirar con los estrictos protocolos de seguridad sanitaria establecidos ya que el polvo que desprende es cancerígeno.
