Hasta hace unas semanas, el Organismo Autónomo de Gestión y Recaudación de Tributos Locales de la Diputación de Lleida (OAGRTL), que pronto comenzaremos a reconocer como ‘Tributos Lleida’, había estado exento de cualquier polémica política. Es un instrumento de eficacia probada entre consistorios, entidades menores y comunidades públicas, como las de regantes, para recaudar sus precios públicos, tasas e impuestos. Esta tarea tendría un coste elevadísimo para cada entidad y de aquí la buena imagen que tiene ganada entre los que son beneficiarios. Gestionamos más de 142 millones de euros de la ciudadanía para hacer funcionar los servicios más cercanos a 223 de los 231 municipios, el organismo que trabaja para más ayuntamientos de Cataluña.
Pero en el momento que los anteriores gestores han dejado de gobernarla −que prácticamente lo han estado de por vida− han optado ahora por rebajarla al fango partidista. Da cierta vergüenza ajena que la misma persona que ha sido la dirigente política del OAGRTL, e incluso de la Diputación misma, ahora nos quiera dar lecciones y prisas sobre cómo aplicar ideas que antes ella no había tenido.
Desde su silla de Jefa de la Oposición, ‘denuncia’ la elevada tasa de cobranza −lo que los ayuntamientos pagan por hacer la tarea de recaudar los impuestos− y exige su inmediata reducción en un punto porcentual. La idea se debe analizar con calma y seriedad. Con calma, porque esta “excesiva” tasa −como dicen− está vigente desde el año 2015 y, al menos en los últimos cuatro años, en ningún momento la misma persona que ahora la reclama no había planteado esta rebaja. Con seriedad, porque el coste del servicio que ofrecemos al mundo local debe contemplar también la necesaria actualización del Organismo y modernización de los servicios a los contribuyentes, cuestiones que nunca habían estado en la agenda de la entonces vicepresidenta, sin ninguna mejora significativa efectuada al servicio en los últimos 10 años.
A un ayuntamiento del Segrià, por ejemplo, que recauda poco más de 400.000€ en impuestos, el servicio le cuesta 17.500€, una cantidad con la cual difícilmente podría disponer ni de un auxiliar administrativo para gestionar recibos e ingresos, beneficios fiscales, devoluciones, aplazamientos, fraccionamientos, plusvalías, reclamaciones, contenciosos, concursales, alteraciones catastrales, valoraciones de inmuebles, insolvencias, compensaciones, y un largo etcétera de gestiones tributarias que, para el conjunto de la demarcación, suponen cerca de 1.225.000 actuaciones al año.
Desde el Grupo de Junts-Impulsem a la Diputación de Lleida, hablan de “superávits” millonarios que podrían ser retornados a los ayuntamientos, como si fuéramos una especie de depredadores de las arcas municipales. El superávit, mal entendido como beneficio gracias al lenguaje confuso que utilizan, se genera entre otras cuestiones cuando no se reinvierte en la mejora y modernización del servicio, con 10 oficinas de atención repartidas al territorio, y cuando, además, a los contribuyentes se les trata como simples pagadores solo con obligaciones y se dificulta el acceso a sus derechos. Esto está a punto de cambiar con ‘Tributos Lleida’.
Cuando un ayuntamiento delega en el OAGRTL, aquel recibe por adelantado los dineros que espera ingresar por las tasas. Solo disponer de estas anticipos es un beneficio notable para garantizar la liquidez del consistorio. Y para poder pagar por adelantado, también es necesario que el Organismo disponga de remanentes y caja líquida, y por eso, primero de todo debemos estudiar con solvencia el impacto sobre una decisión que de estar mal planteada podría afectar negativamente a los ayuntamientos.
Se nos hace extraño este juego de las sillas cambiadas al que juega la actual oposición a la Diputación de Lleida: Aceptamos estudiar la propuesta durante las negociaciones del presupuesto 2024. Y su respuesta fue votar en contra del presupuesto mismo, que contenía hasta siete de sus demandas con un impacto de más de 9 millones de euros. Y a pesar de eso exigen prisas para saber cómo está el estudio al respecto. Si ellos mismos votaron en contra del presupuesto y los compromisos que contienen!!!
El actual gobierno de la Diputación quiere abordar una transformación profunda de lo que pronto comenzaremos a reconocer como ‘Tributos Lleida’, en la cual se dé respuesta a urgencias largamente obviadas, con el máximo de transparencia y facilidades para los contribuyentes, a los cuales −viene bien no olvidarlo− los responsables políticos de gobiernos y oposiciones les debemos el sueldo. Y añadiría, les debemos el sueldo y el máximo respeto.
