Gósol, un pequeño municipio con poco más de 200 habitantes, celebra este domingo una consulta histórica para decidir si deja de pertenecer a la provincia de Lleida y pasa a formar parte de la provincia de Barcelona. La decisión ha sido motivada por la singularidad administrativa del municipio, que es el único del Berguedà que actualmente depende de Lleida.
El alcalde, Rafel López, ha defendido esta mudanza como una medida esencial para el futuro de Gósol. Según él, el cambio permitiría mejorar el acceso a los recursos, facilitar la gestión administrativa y conseguir un encaje más coherente con la comarca del Berguedà, donde Gósol tiene un vínculo más estrecho tanto social como económico.
López ha puesto de relieve diversos agravios que sufre el municipio actualmente, como la falta de inclusión en programas comarcales financiados por la Diputación de Barcelona, a pesar de que el municipio se encuentra geográficamente más cerca de esta provincia que de Lleida. En su discurso, citó ejemplos como la exclusión de Gósol de programas para evitar incendios en la comarca, a pesar de ser una zona de riesgo.
El cambio en la provincia de Barcelona, según el alcalde, no implicaría un aumento de impuestos, ya que las diputaciones no gestionan impuestos directos como el IBI o el IRPF. Además, López alertó que mantener la adscripción a Lleida podría agravar la situación económica del municipio, ya que los recursos disponibles actualmente no son suficientes para mantener un equilibrio financiero adecuado.
División de opiniones entre los vecinos
A pesar de los argumentos favorables del alcalde, la consulta ha generado un diverso debate entre los vecinos, con opiniones variadas sobre las ventajas o desventajas del cambio.
Algunos vecinos, como Celestino Abrantes, ven el cambio como una mejora práctica. "Es más cercano ir a Berga que a Lleida. Para todo, vamos más hacia el Berguedà que hacia Lleida", explica. Para muchos otros, la oportunidad económica es una motivación importante para apostar por el 'sí', tal como opina Maria Àngels Molins, quien considera que Lleida no tiene las mismas posibilidades que Barcelona.
Sin embargo, Josep Tomàs, un vecino que ha sido exalcalde de Gósol, destaca un sentimiento de nostalgia por la provincia de Lleida: "He estado toda la vida vinculado a Lleida, y me gusta ser de Lleida", asegura, poniendo en evidencia que para una parte del pueblo, la cuestión no es solo práctica, sino también emocional.
Un proceso largo y con condiciones legales
Si el resultado de la consulta es favorable al cambio, el proceso será largo y requerirá la modificación de la división provincial aprobada en 1833. El cambio debería pasar por un informe favorable de la Generalitat y ser validado por el Congreso con una ley orgánica, lo que podría alargar el proceso durante más de un año.
A pesar de las divergencias de opinión, tanto el Ayuntamiento de Gósol como las diputaciones y el Consejo Comarcal se han comprometido a respetar el resultado de la consulta, la cual será fundamental para determinar el futuro administrativo del pueblo.
