El equipo de naturalistas de DEPANA y la Fundación Oso Pardo ha detectado, esta primavera, hasta 15 ejemplares diferentes de oso pardo en la Val d’Aran. Estas observaciones son fruto de las tareas de seguimiento y vigilancia que coordina el miembro de ambas entidades, Marc Alonso. Esta actuación forma parte de un programa más amplio de conservación y sensibilización, con el objetivo de garantizar la coexistencia entre el oso pardo y las actividades humanas en los Pirineos. Las entidades piden "una mayor implicación institucional para garantizar la continuidad de esta especie en el territorio".
La Generalitat de Cataluña despliega medidas de prevención de daños a la ganadería, como la agrupación de rebaños, la instalación de cercados electrificados y la protección con perros de guarda, así como compensaciones económicas por los daños ocasionados.
Las entidades mantienen contacto regular con el Conselh Generau d’Aran e insisten en remarcar que es muy importante que esta tarea que hacen sea coincidente con las diferentes administraciones competentes.
Un centenar de ejemplares en los Pirineos
Actualmente, la población total de osos pardos en el conjunto de los Pirineos se estima en 96 ejemplares, según el Grupo de Seguimiento Transfronterizo del Oso Pardo (GSTOP). De estos, 47 se localizan en el Pirineo catalán, y solo durante el 2024 se registraron 10 nuevos nacimientos en Cataluña.
El oso pardo está catalogado como especie en peligro de extinción en los Pirineos y es objeto de protección prioritaria según la normativa europea. Las entidades ecologistas han comunicado que la presencia del oso pardo "es un indicador de salud ecológica y puede convertirse en un motor de desarrollo sostenible a través del ecoturismo responsable", como ya ocurre en otras regiones europeas como la cordillera cantábrica.