Los fondos Next Generation transformarán las ciudades europeas en los próximos años para hacerlas más resilientes al cambio climático. En el caso de Lleida, su importancia es fundamental frente a las temperaturas cada vez más extremas. Los cambios urbanísticos, la recogida de residuos o la evolución hacia una economía verde son algunas de las reformas que la capital del Segrià tiene sobre la mesa. Su Paer en Cap, Miquel Pueyo, lo explica en esta entrevista en La Ciutat.
El encarecimiento de materiales por la guerra de Ucrania ha afectado a las licitaciones de muchos ayuntamientos. ¿En Lleida habéis tenido problemas?
Hasta ahora no nos ha afectado porque hemos empezado a hacer licitaciones relacionadas con los fondos Next Generation. Cuando empecemos a abrir los sobres, veremos hasta qué punto nos afectan. La guerra de Ucrania y el encarecimiento de precios tendrá un impacto. De hecho, en algunas obras que teníamos en marcha, como la construcción de la escuela Pinyana en Balàfia, se produjo una parada de tres meses hasta que la Generalitat no aprobó un decreto para ajustar los precios. Esta escuela que se tenía que poner en marcha el mes de septiembre lo tendrá que hacer en dos tandas en septiembre y enero.
Las heladas han dañado la cosecha de muchos agricultores leridanos. ¿Qué hacéis para paliar sus daños?
Durante tres noches consecutivas sufrimos unas heladas con un impacto como no se había visto desde 1991. El mes de junio se reunió en Lleida la mesa agraria, donde se anunció la aprobación de una línea de ayudas con un valor de 40 millones de euros en el sector de la fruta dulce y la almendra. Aparte de esto, en estos momentos ya no podemos hablar del cambio climático en futuro, lo tenemos actualmente con incendios intensos y reventones cuando llueve. Los fenómenos meteorológicos tienen un impacto más destructivo.
Ayer revisábamos con un grupo de técnicos el impacto del cambio climático sobre Lleida. Estamos situados en una zona de clima continental extremo, que hace que la elevación de las temperaturas nos impacte. Una parte de los Next Generation irán destinados a este problema. Debemos intentar crear entornos más agradables para la ciudadanía. Puede haber una diferencia de grados importante entre una superficie de hormigón y una de arbolado. Si se comparan la zona del polígono industrial con Camps Elisis, en algunos momentos del día hay hasta 13 grados de diferencia.
¿La Zona de Bajas Emisiones (ZBE) profundizará en este cambio de modelo urbanístico?
En Lleida el incremento de la temperatura media es de 1,29 grados y, por tanto, tenemos un reto para tener cero emisiones de CO2 para el año 2050. El Ayuntamiento de Lleida está dentro del pacto de las alcaldías europeas por el clima y tenemos una serie de compromisos importantes: el consumo energético, el tipo de energía y la movilidad. Hay una serie de fondos para la creación de ZBE y unos para la renaturalización orientados a reducir el consumo de combustibles fósiles, mejorar la movilidad y el bienestar de los espacios públicos. Además, tenemos otros retos como conseguir que las viviendas en Lleida incorporen placas solares o mecanismos alternativos de generación de energía.
En la última entrevista con La Ciutat, hablaba de ser referentes agroalimentarios y en económica verde. ¿En qué estado se encuentra el proyecto?
Nuestro objetivo es que en 2030 Lleida sea un Hub AgroBioTec del sur de Europa y lo trabajamos conjuntamente con la Generalitat, la Diputación, la Cámara de Comercio, la Universidad y el Parque Científico. Requiere tiempo y un trabajo transversal, pero actualmente Lleida es, después de Barcelona, el principal Hub de industrias tecnológicas de Cataluña. Las ayudas del Next Generation serán útiles y el elemento definitorio.
La recogida selectiva también recibirá fondos Next Generation. ¿Qué modelo planteáis?
Desde el año 2018 hay una zona donde se realiza la recogida puerta a puerta y, desde que entramos al gobierno, se implementó el modelo en Pardinyes y Balàfia. El puerta a puerta siempre genera tensiones porque da más trabajo a los particulares y en algunos casos hay reacciones incívicas de algunas personas. Por un lado, debemos trabajar la vigilancia y la sanción; y, por otro, la pedagogía.
No hay alternativa si queremos un planeta habitable y también porque lo que nos cobrará el vertedero será una 'castaña' económica. En estos momentos, también actuamos sobre la recogida de residuos textiles y el aceite de cocina, y estamos realizando campañas para promover el autocompostaje en la huerta. Los números demuestran que el puerta a puerta incrementa el volumen de materia reciclada. Debemos valorar cómo funciona y escuchar las quejas, pero el sistema ha venido para quedarse.
¿Vamos hacia modelos mixtos?
Allí donde hay vivienda unifamiliar y casas de menos altura es más fácil aplicar el puerta a puerta, pero en edificios altos no. Por eso, estamos revisando el sistema y es probable que lo combinemos con contenedores que incorporen chips para abrir y cerrar. Es innegable que vamos en esta dirección. Aunque reciclar exige ocupar un poco más de espacio en las viviendas, es una de las molestias que nos debemos tomar por un planeta habitable.
Después de la pandemia, parece que la cultura vuelve a la normalidad.
Desde finales del mes de abril con la Feria de Títeres ha habido mucha actividad como la Fiesta Mayor, el Aplec del Caragol y el final de curso con las guarderías y los universitarios. Hay un deseo intenso de hacer cosas. Lo percibimos porque tenemos más quejas por los ruidos y, a veces, debemos gestionar la convivencia de las terrazas con el derecho al descanso de la ciudadanía. Las personas tienen ganas de salir, pero hay un porcentaje de la población que ha superado la pandemia con secuelas psicológicas y es esencial no dejarlos atrás en este ámbito de servicios sociales.
Por otra parte, las infraestructuras de artes escénicas y musicales como el auditorio Enric Granados, el Teatro l'Escorxador o la Llotja han retomado la normalidad. Hemos recibido ya ayudas para digitalizar estas infraestructuras.
El deporte también ha tomado fuerza en los últimos años.
Apostamos por el deporte base de diferentes disciplinas con una discriminación positiva por el deporte femenino. Hemos sido muy receptivos porque los clubes de Lleida se han implicado en eventos como el Campeonato de España de cadetes femeninos de baloncesto, el Campeonato de España de gimnasia artística o el de Cataluña de atletismo sub20.
Además, se han recuperado ligas de deporte inclusivo y hemos tenido deporte de élite como la Copa del Rey y la Reina de hockey y tendremos un Campeonato de Cataluña de tiro con arco. Nos interesa mucho porque responden a una demanda de los clubes de la ciudad, al mismo tiempo que generan un impacto económico en la restauración y ponen Lleida en el imaginario de las familias.
Hace un año que el gobierno está en minoría y los pactos son cada vez más difíciles. ¿Cree que es capaz de crear alianzas con la oposición en este último año?
Desde la salida del Comú, hemos tenido que buscar acuerdos y todavía es nuestro socio prioritario. Al principio del año, vivimos tres meses de paréntesis para conseguir aprobar los presupuestos de 2022. Mi impresión es que el PSC, el principal grupo de la oposición, se ha instalado en una posición de bloqueo porque ya vive en una etapa preelectoral.
De todas formas, hay muchas actuaciones como las derivadas de los fondos europeos que no deben pasar por el plenario y saldrán adelante. Es verdad que, por ejemplo, en el último plenario queríamos cambiar el césped del campo de fútbol de Pardinyes o pagar una subvención al Orfeó y el bloqueo lo impidió.
Precisamente, uno de los temas de conflicto con el PSC es el equipamiento de los temporeros.
Lo hemos trabajado con todo el mundo y la propuesta de gobierno ha ido cambiando. Ahora hablamos de menos plazas, acoger sólo temporeros y nos hemos acercado mucho al acuerdo. El PSC nos pide un equipamiento donde no haya más de 40 personas, mientras que cada noche de este verano unas 100 personas duermen en un espacio provisional en la Feria de Lleida. No haremos postureo.
Si tenemos 5 millones de euros, no haremos un miniequipamiento. Sobre todo teniendo en cuenta que la política que nos encontramos con relación a los temporeros era negar la existencia de este problema, enviándolos a dormir a la calle y despertándolos con una manguerada de agua. Esto no lo haremos, la dignidad de las personas y la imagen de la ciudad están por delante. Nos ha generado críticas, pero cuando se gobierna se deben tomar decisiones responsables y de futuro.
¿Estará disponible para la próxima temporada de verano?
Sí, el verano que viene este espacio comunitario de múltiples usos (ECMU) estará en marcha. Además, dejaremos libre la finca donde la fundación privada Pardinyes hace años que planteó la construcción de una residencia y haremos lo posible para que aparezca un operador privado que la saque adelante.
