Ni cambio, ni crisis, ni emergencia. La ONU habla ya de catástrofe climática, con un aumento de la temperatura del planeta para finales de siglo de 2,7ºC. Los científicos ya hace lustros que dicen que un aumento de 2,5ºC tendrá consecuencias catastróficas para la población humana, no así para otras especies como siempre ha acontecido.
Y sí, ni los políticos, ni las empresas de los países más industrializados del mundo, cumplen con los objetivos de reducción de CO2 adquiridos para el 2020, algunos ni piensan hacerlo para el 2030. Lo estamos viendo en la conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP26 que se celebra en Glasgow.
Ya decía Heródoto 400 años aC que: "Los seres humanos y la prosperidad nunca perduran uno al lado del otro durante mucho tiempo". ¡Bien, pues ahora o nunca! Y es que no hay un posible plan B en este caso. Si vamos creciendo según nos marca el PIB cada año, teniendo en cuenta que vivimos en un planeta con recursos finitos y donde la población, si no pasa nada y esperamos que no, crecerá y crecerá... la clase media, y por tanto, el estado de bienestar como lo entendemos hoy en día decrecerá. En EE. UU. se prevé un índice del 25% de pobreza, como ahora en Marruecos. No confundamos aquí sostenibilidad económica con sostenibilidad ecológica. Pensemos políticas más a medio plazo.
Invertimos en proyectos, quizás hoy más costosos, pero más rentables a largo plazo. Podemos ya transformar los residuos en recursos naturales. Bioeconomía circular, por tanto de residuo cero, para un mundo de inteligencia artificial.
¡Vamos! Tenemos ya aquí las ayudas europeas para las nuevas generaciones. Este 5 de noviembre se activa la DUS 5000, con subvenciones del 85% al 100%, permite a los ayuntamientos de menos de 5.000 habitantes, ser más eficientes y soberanos energéticamente. Reducir emisiones de CO2, es LA CONVOCATORIA de nuestros ayuntamientos, abren la puerta a conectar diferentes edificios y equipamientos públicos y a las comunidades energéticas locales. Modelos descentralizados que ahorran energía y crean y gestionan energía limpia en el lugar donde se consume.
Por otra parte, el nuevo departamento de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural (antes departamento de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación) ha presentado ya el nuevo decreto ley 24/2021 y publicado en el DOGC el pasado 26 de octubre de Aceleración del despliegue de energías participadas y distribuidas con cierto concierto entre partidos políticos, asociaciones municipalistas y patronales catalanas. Pretende priorizar pequeños proyectos de renovables hasta 5MW. En cuanto a los proyectos de grandes centrales eólicas y solares presentadas por el IBEX35, estos deberán tener un 50% de acuerdo entre los propietarios de los terrenos donde se ubiquen, habrá que comunicarlo al ayuntamiento y tener como mínimo el 20% de participación pública, ¡ya era hora! Se crearán agencias de la energía en cada comarca para estudiar ahorros públicos y pequeños proyectos público-privados y una distribuidora pública.
Empezamos de nuevo, talmente y con el fin de ir cerrando las centrales nucleares, de gas, de carbón y las de ciclo combinado, habrá un cambio en el paisaje y se imponga un modelo mixto entre grandes centrales renovables y pequeños, ahora sí, "parques" eólicos y "huertos" solares en espacios donde ya ha actuado el hombre. Teniendo en cuenta la masificación de macro proyectos en comarcas despobladas y que ya han tenido su sobreesfuerzo, en 1 año tendremos el plan territorial sectorial. Y sobre todo ahora, que sabemos que el dinero que abocan a los ayuntamientos estas grandes empresas no solucionan su gran problema que es la despoblación.
Se impone una nueva cultura del ahorro energético, del respeto al medio ambiente, de la soberanía alimentaria y energética de proximidad. Del pueblo y por el pueblo dentro de un mundo digital y, por tanto, globalizado. Esto es el decrecimiento económico frente al hipercapitalismo y el greenwashing.
Ante esto hay quien pone en duda hacer unos Juegos Olímpicos de Invierno en el Pirineo en 2030. La candidatura debe formularse con el consenso del territorio y con las máximas garantías de sostenibilidad.
