Aunque la reforma se está alargando más de lo previsto, ya se han colocado las nuevas baldosas de la acera que da al Eje Comercial hasta la Diputación y el Museo Morera y se está renovando la red de aguas y alcantarillado.
La nueva Rambla Ferran de Lleida, una de las zonas más importantes y de entrada a la ciudad, va tomando forma de lo que será en un futuro desde que comenzaron las obras el pasado 4 de noviembre.
Aunque esta fase de las obras se preveía que terminaran a finales de mayo o junio, todavía hay operarios trabajando en el margen derecho en cuanto a las nuevas baldosas de la acera que se han hecho con granito rosa Porriño y que doblará la anchura, así como también se ha convertido en una plataforma única para que la calzada esté a la misma altura que la acera.
La Operación Rambla se presentó en mayo de 2024 y abarca cuatro ámbitos: urbanismo, turismo y comercio, ocupación y cultura con unas obras financiadas con fondos europeos Next Generation, con un coste de 1.539.405 euros y con la previsión de que las obras duraran unos 8-9 meses, siempre que los hallazgos arqueológicos que puedan surgir lo permitan. Durante la presentación del proyecto también se anunció que se implantarían 39 nuevos árboles, 32 bancos, 10 papeleras, 25 jardineras, 6 estacionamientos de bicis, dos marquesinas de autobús y 24 columnas con 48 iluminarias nuevas. La reforma conllevará también suprimir uno de los tres carriles de circulación en dirección a la avenida Blondel.
Durante estos primeros meses ya se han colocado gran parte de las nuevas baldosas de la acera y se han plantado nuevos árboles al principio de la Rambla. Durante esta mañana los diferentes operarios han estado realizando tareas en cuanto a la renovación de la red de aguas y alcantarillado, que se sufragará con fondos propios. El cambio de la acera ya se ha hecho hasta la Diputación de Lleida, donde todavía se está trabajando en el cambio de la acera.
Cabe recordar que estas obras han generado importantes cortes de tráfico de los vehículos que se dirijan a Blondel que ahora deben hacerlo siguiendo por Príncep de Viana, la rampa de enlace con la avenida del Segre y continuar por Riquer y Francesc Macià.
El alcalde de Lleida, Fèlix Larrosa, anunció en enero que la reforma de la Rambla Ferran se replicará también en el sentido contrario hacia la estación de trenes cuando se termine la ampliación de la acera del lado del Eje Comercial. Más adelante, se prevé la última fase en todo el lateral de la rambla del lado de Correos, entre la calle Riquer y la estación de trenes. Así, casi todo Ferran será de plataforma única, lo cual “permitirá convertirla en una gran plaza cuando se cierre por razones de programación de ciudad, fiestas o eventos de cualquier tipo”, indicó el alcalde.
Dinamización económica, comercial, turística y cultural
La estrategia de dinamización económica busca convertir la Rambla y su zona de influencia en un distrito cultural, comercial y de creatividad.
Se incide en la apertura de locales a pie de calle y el fomento de iniciativas comerciales y de servicios que permitan dar vida a esta zona fuera de los horarios de trabajo de los negocios que ahora tienen más presencia (actividades financieras y seguros, sanitarias, administración pública y actividades profesionales).
Por ello, se pretende incentivar la apertura de locales con un componente artístico, cultural y gastronómico o de comercio singular. Uno de los sectores a priorizar será el de la restauración, con productos de calidad del territorio. Se programarán eventos gastronómicos periódicamente para promover la afluencia de público interesado.
Por otro lado, el alcalde destacó que nueve establecimientos de la rambla y de las calles adyacentes resultaron beneficiarios durante 2024 de las ayudas para implantarse en la zona. Dos han sido nuevas aperturas y el resto, reformas. Además, el presupuesto de 2025 prevé aumentar de 130.000 a 150.000 euros estas ayudas.
El origen de la rambla Ferran
La rambla de Ferran, o fernando, como la llaman algunos leridanos, se urbanizó a finales del siglo XVIII pero no fue hasta 1861, con el derribo de las murallas y la consiguiente conexión con el resto de la ciudad, que empieza a convertirse en una arteria importante de Lleida. Y así se alargaba hasta lo que hoy es la estación de trenes. En 1960 se hizo la última pavimentación, que eliminaba los adoquines y los grandes plátanos para dejar paso a los vehículos.
La rambla está dedicada al rey Fernando VII, el Deseado y el Felón (traidor, malvado, infame según la RAE), en honor a la visita que hizo a la ciudad. Hoy es un paseo catalogado y protegido como Bien Cultural de Interés Local.