"Vindicaremos la noche y la palabra MUJER. Entonces crecerá el árbol de la liberación". Estas palabras cierran el poema "ocho de marzo" de Maria Mercè Marçal. Son palabras que mantienen todo el sentido llegado otro ocho de marzo donde tenemos que vindicar la noche y la palabra mujer y llegamos, un año más, con las espaldas cargadas de razones.
Las reivindicaciones de miles de trabajadoras pidiendo condiciones justas de trabajo, el incendio de Triangle Shirtwaist y las calles de Petrogrado estallando... Llevamos a las espaldas el recuerdo de las mujeres históricamente silenciadas e invisibilizadas. Mujeres bombardeadas con el insulto de histéricas, conchas, rígidas, ninfómanas, putas, abortadoras, vírgenes, sibilinas, acelgas, mártires...
Nos cargamos de razones por las mujeres que cuidan y curan. Por todas aquellas que han sido lanzadas y expulsadas hacia fuera, viviendo a la sombra de hombres burgueses, obreros, grandes líderes y sabios. Por las que dan vida y las que deciden no hacerlo. También por sus derechos a decidirlo libremente.
Llevamos a la espalda mujeres agredidas, violadas y asesinadas por el hecho de ser mujeres y las que luchan cada día para resistir y persistir en un mundo que las señala por amar a otras mujeres. Todas aquellas a las que les clavan los codos para que no asciendan en un sistema patriarcal fijado por los hombres. También mujeres que ascienden y trampean todas las líneas rojas y los obstáculos para avanzar, a pesar de todos los "pesares".
Llevamos a la espalda miles y miles de mujeres en lucha contra una historia escrita y explicada por hombres: Simone de Beauvoir, Clara Campoamor, Audre Lorde, Virginia Woolf, Angela Davis, Rosa Parks, Maria Mercè Marçal, Maria Aurèlia Capmany, Natividad Yarza... Y también las supervivientes de las "manadas", las aulas de teatro, las compañeras del #MeToo y miles de mujeres que luchan cada día.
Llevamos a la espalda el legado de la resistencia y perseveramos. Un legado que nos carga de razones para seguir exigiendo un futuro digno y justo pero sobre todo un presente libre de violencias machistas y discriminaciones.
No nos valen justificaciones y excusas amparadas en costumbres normalizadas. Somos muchas –y muchos, cada vez más− que nos hemos puesto las gafas lila y entendemos que las normas sociales que imperan son fruto de un orden social establecido únicamente por hombres con ojos masculinos, y que la lucha feminista es la lucha por un mundo mejor, más justo y democrático, donde también nos hacen falta los hombres con mirada femenina.
Las mujeres estamos, hemos estado siempre, pero la historia y el patriarcado nos han relegado a un segundo plano. Cargadas de razones, estamos más determinadas que nunca a reivindicarnos en el espacio público, a conquistarlo para avanzar. Es por eso que este 8 de marzo y siempre que haga falta, volveremos a tomar las calles y a reivindicar el nombre de mujer.
Desde el Área de Igualdad de la Diputación de Lleida reivindicamos a las mujeres que han abierto camino y trabajamos para visibilizar a las mujeres que persisten en un mundo tradicionalmente masculinizado. Conquistar el espacio público para conquistar todos los ámbitos y alcanzar la igualdad real y efectiva. Ciencia, política, campesinado, constancia, fuerza... son nombres de mujer. También libertad y justicia. Vindicaremos el nombre de mujer para que nazca el árbol de la liberación.
Helena Martínez i Siurana Diputada de Políticas de Igualdad y concejala de ERC en Torrefarrera
