La expansión de las áreas protegidas puede aumentar el riesgo de los incendios para la población, según un estudio de la FGSHSCSP

30 de junio de 2025 a las 10:16h

Aumentar las áreas boscosas protegidas puede incrementar el riesgo de exposición de la población a los incendios más virulentos porque los planes actuales no permiten la intervención humana y estas zonas de protección presentan mayores cargas de combustibles y peores accesos. Así lo pone de manifiesto una investigación liderada por la Universidad de Lleida (UdL) que acaba de publicar la revista Journal of Environment Management. El peligro se ha multiplicado por seis en 20 años, tanto en el suroeste de Europa como en Australia, según este estudio donde también han participado la unidad conjunta del Centro Tecnológico Forestal de Cataluña (CTFC) y Agrotecnio, la Western Sydney University, la Universidade de Trás-os-Montes e Alto Douro (Portugal) y la UNED.

La investigación aborda cómo están afectando los incendios en las áreas protegidas y los posibles impactos de la expansión de la superficie bajo protección estricta que plantean la Ley de restauración de la naturaleza de la Unión Europea y el Convenio sobre la Diversidad Biológica, aprobado en el Marco Kunming-Montreal.

"Los planes actuales para ampliar las zonas boscosas estrictamente protegidas, donde no se permite la intervención humana, pueden ser particularmente problemáticos desde la perspectiva de los incendios", señala el catedrático de Ingeniería Forestal y Cambio Global de la FGSHSCSP, Víctor Resco. "Consideramos que para disminuir la gravedad de los fuegos y la exposición de la población, los programas de conservación deben tener en cuenta la prevención y mitigación de los fuegos forestales", añade el investigador.

Mayores cargas de combustibles y peores accesos

Las conclusiones señalan que la gravedad de los fuegos es aproximadamente un 20% más alta en las zonas protegidas, tanto de los biomas mediterráneos como de los templados y que la exposición de la población al fuego es hasta dieciséis veces más alta cuando vive en la periferia de los bosques protegidos. En el suroeste de Europa es nueve veces más probable que las personas que viven en los alrededores de un bosque protegido se vean expuestas a los incendios. "El problema no es que deliberadamente se quemen las áreas protegidas, sino que cuando un incendio originado en una zona no protegida llega a una protegida, es más probable que se vuelva incontrolable", explica el profesor de la FGSHSCSP.

Entre las causas de esta virulencia de los incendios en los espacios protegidos, los expertos señalan la acumulación de más biomasa (carga de combustible), la falta de carreteras que disminuye la accesibilidad y complica la extinción del fuego; los problemas de orografía, como las zonas de mayor altitud o los terrenos más escarpados; o condiciones meteorológicas como la sequía.

"Estos resultados indican que la expansión de las áreas protegidas, tal como se está desarrollando en la actualidad, puede aumentar el riesgo para la población. El aumento previsto en áreas bajo protección estricta es particularmente peligroso, dado que aquí es donde se pueden conseguir mayores cargas de combustible y peores accesos", subraya el investigador.

Más de 70.000 incendios analizados en 20 años

El equipo ha analizado 76.621 incendios, de los que un 16% afectaron zonas protegidas, registrados a lo largo de 20 años (2001-2021) en el suroeste de Europa (España, Portugal y sur de Francia), California, Chile y el sureste de Australia (Nueva Gales del Sur, Victoria y Tasmania). La superficie total quemada fue de 14.791.054 hectáreas. Para comprobar si los fuegos dentro de zonas protegidas eran más graves, el estudio se ha centrado en los grandes incendios, es decir, aquellos que afectan a más de 500 hectáreas.

En las dos décadas analizadas, las zonas protegidas han aumentado un 17%, mientras la superficie quemada dentro de éstas ha crecido un 42% de media. Chile es la única excepción a esta tendencia. En el área de clima mediterráneo, el espacio protegido sólo representa el 1,2% del terreno y en la de clima templado, las áreas protegidas se distribuyen hacia el extremo sur, que es más fresco y húmedo.

En la zona templada del suroeste de Europa, por ejemplo, las áreas protegidas han aumentado del 21 al 38% de la superficie forestal entre 2001-2021, pero los incendios en ellas han pasado del 13 al 55% del área quemada total. "Si las áreas protegidas ocupan el 38% de la superficie forestal, deberían concentrar el 38% del área quemada total, pero acumulan el 55%, que son diecisiete puntos más", destaca Resco.