El desarrollo económico y social de un territorio va ligado a las comunicaciones, y actualmente también a las telecomunicaciones. Los puertos, los trenes, los ríos navegables y las carreteras han representado siempre una fuente de desarrollo para los pueblos y ciudades que han estado conectados a ellos. Las excepciones serían las autopistas y trenes de alta velocidad que atraviesan territorios sin ayudar en nada a su desarrollo por la falta de paradas.
Históricamente, en nuestro país la red de caminos romanos permitió nacer y desarrollar ciudades y por extensión los territorios. El paso de la economía de subsistencia a la economía de intercambio y comercio permitía que los territorios se pudieran especializar en producir y/o transformar los productos que las sociedades necesitaban.
En Cataluña, si nos remontamos a La Mancomunidad, ya en 1914 se proponía recuperar autogobierno para poder hacer que cada pueblo tuviera escuela, biblioteca, teléfono y carretera de acceso. A pesar de la evolución del último siglo y los últimos años con un peso cada vez mayor de las nuevas tecnologías, no hay que olvidar que todo debe ser transportado arriba y abajo. Las materias primas, los productos semielaborados y los productos acabados. Por lo tanto, sigue siendo prioritario para un territorio determinado la conexión con la red de vías de comunicación para poder generar riqueza y permitir que la gente viva y trabaje en su territorio.
Evidentemente, las vías de comunicación han mejorado mucho en las últimas décadas en Cataluña en general y en nuestra zona de Poniente en particular. Pero ha habido agravios comparativos como por ejemplo el cambio de trazado del eje transversal que a finales de los años 70 debía pasar de Calaf hasta Balaguer pasando por Agramunt. Esta solución contaba con el apoyo no sólo de las poblaciones por donde pasaba y de su área de influencia, sino también del Pirineo, desde el Solsonès y los Pallars hasta el Alt Urgell. En 1983 se discutieron en el Pleno de Balaguer las alegaciones a presentar contra la decisión de conectar directamente de Calaf a Cervera. Es muy interesante seguir aquellos razonamientos y poder sacar lecciones para hoy en día.
Actualmente, las conexiones viarias se han demostrado tanto o más importantes que durante la historia. Qué cambio tan espectacular en el ámbito económico y social ha representado el eje transversal para comunicar Girona, Vic, Manresa y el Poniente catalán. O cuál ha sido el desarrollo industrial del eje de la A2.
Por eso, y con tanta vehemencia, Jordi Ignasi Vidal cree que tienen el derecho a estar bien conectados, reclama la autovía C13 de Balaguer a Lleida. Y lo hacen los representantes políticos de Poniente, con el apoyo de las organizaciones empresariales y sindicales, así como con el apoyo de otros territorios a los que esta medida también les favorecería.
Según Vidal ''No podemos dejar pasar esta oportunidad de defender nuestro derecho a un desarrollo en igualdad de condiciones con el de otras zonas del país.''
