Fruita amb Justícia Social, la plataforma que vela por los derechos de las personas que vienen a Lleida para trabajar en la campaña de la fruta, ha denunciado que una parte de la fruta que se produce en Ponent, especialmente la pera blanquilla, tiene como destino el mercado israelí. En este sentido, consideran que esto convierte la campaña de la fruta en un “engranaje más del sistema de ocupación y apartheid” que Israel ejerce contra el pueblo palestino. La plataforma exige que se detenga el comercio agrícola con Israel y que las instituciones catalanas y españolas se comprometan con un boicot económico y político hasta que se respeten los derechos humanos y el derecho del pueblo palestino a vivir en libertad.
Según Fruita amb Justícia Social, cada transacción económica con Israel refuerza un estado que sostiene su economía sobre la ocupación, la represión y la guerra. Por ello, creen que exportar fruta a Israel significa “alimentar el mismo sistema que expulsa a campesinos palestinos de sus tierras, arrebata el agua para la agricultura de las colonias y reprime cualquier intento de resistencia”.
La crítica de la entidad también pone el foco en la situación laboral dentro de las propias fronteras de Israel, ya que, según un informe reciente, se asegura que el 100% de las mujeres tailandesas contratadas en el campo han sufrido agresiones sexuales, y que denunciarlo puede conllevar la pérdida de casa y trabajo. Según la plataforma, el modelo israelí combina el “colonialismo extremo y la explotación interna”.
Ante este escenario, la entidad condena el genocidio que el estado de Israel está cometiendo contra la población palestina en la Franja de Gaza y se reafirma en el compromiso de la defensa de los derechos humanos y la lucha de los pueblos oprimidos.