Finaliza el inventario de los bienes muebles del Molino de Sant Anastasi de Lleida

09 de julio de 2022 a las 18:04h

El Museu de l'Aigua i l'Arxiu Arqueològic de Lleida han impulsado la realización del inventario de los bienes del molino de Vilanoveta o Sant Anastasi, en la Bordeta. El edificio, que actualmente ultima los últimos trabajos para poder abrirse al público, ha sido objeto de estudios e investigación a lo largo de todos estos años.

El trabajo, encargado a Lluïsa Amenós, técnica especializada en patrimonio industrial y siderúrgico, se ha desarrollado a lo largo del primer semestre de 2022 y ha permitido identificar, fotografiar y catalogar un total de 227 elementos conservados, además de determinar su uso y la localización original.

El inventario constituye una herramienta fundamental para la gestión patrimonial y para la configuración de futuros proyectos de investigación, divulgación y educación. El objetivo principal del encargo es poder restituir el máximo de piezas en un futuro y poder explicar mejor este conjunto patrimonial del Museu de l'Aigua.

Uno de los aspectos más relevantes del antiguo molino harinero es el conjunto de piezas de la maquinaria del molino. Estas piezas fueron desmontadas en las primeras intervenciones en el edificio, debido a las obras de acondicionamiento como equipamiento público. Ahora se ha llevado a cabo un inventario preciso de todo el conjunto patrimonial, conservado en el mismo edificio y en el Arxiu Arqueològic.

Un molino histórico

El molino de Vilanoveta fue una de las factorías más relevantes de la zona dedicadas a la molienda de grano. Documentado desde el año 1185, aprovechaba la energía de uno de los brazales de la acequia de Fontanet, una infraestructura hidráulica construida para dar servicio a la huerta leridana y a la industria molinera que aprovechaba su recorrido.

De las estructuras medievales originarias, solo quedan testimonios arquitectónicos en las plantas inferiores del casal y en el muro de contención de piedra. Pero algunos de los bienes muebles pueden datarse como mínimo en el siglo XVII, en el marco de la reparación llevada a cabo en el año 1643 que comportó, entre otros, la renovación de las muelas. Es el caso del brazo o grúa que sostenía la cabria, que servía para alzar las pesadas muelas de piedra, o una de las tolvas construida con poste de madera encajadas a cola de golondrina, una técnica que contrasta con el claveteado con clavos de hierro propio de las piezas más modernas.

Entre los años 1850 y 1856, al amparo de la industrialización, se realizan unos trabajos de modernización de las infraestructuras de molienda y del sistema de transmisión mecánica asociado a la tecnología hidráulica. Se reformaron las bóvedas del cacao y se sustituyeron la antigua rueda y el árbol de transmisión de madera por una turbina y un eje de hierro que movía una corona de engranajes para cuatro muelas. El extremo superior del eje de transmisión actuaba a la vez de fuerza motriz de un sistema de embarrados que accionaba un elevador de cangilones y un conjunto de maquinaria asociada a la cadena de producción de la harina.

En el molino encontramos todavía la turbina, el árbol de transmisión y buena parte de los engranajes. También se preservan las muelas, las tolvas y algunas máquinas, como el harnero o la cernedora. El harnero es obra de la empresa Ramon Marull de Barcelona, especializada en tejidos metálicos, enrejados y maquinaria de molinería. Tenía las oficinas en la calle Vilanova y contaba con una fábrica en Sant Martí de Provençals. Se conservan varios catálogos de la casa Ramon Marull, datados entre finales del siglo XIX e inicios del XX, que representan harneros similares a este, los cuales recibían el nombre de "separadores".

En el Arxiu Arqueològic se trasladaron los componentes fragmentados de hierro, principalmente engranajes, ejes y ruedas de transmisión de los embarrados, así como piezas de madera procedentes del antiguo sistema de conducción de la harina.

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