"Yo no la he tocado, yo no he hecho nada". Es lo que ha manifestado este jueves en la Audiencia de Lleida el acusado de violar a su pareja en el piso donde convivían en la Portella (Segrià) en el año 2021. El hombre, que ha sido el primero en declarar, ha negado así haber mantenido ninguna relación sentimental o sexual con la denunciante o agredirla sexualmente. En cambio, la mujer, que ha declarado detrás de una mampara y con la ayuda de un intérprete, ha afirmado que el hombre era su pareja y que la amenazó, pegó y agredió sexualmente, tal y como denunció a los Mossos. La Fiscalía ha pedido para el acusado una condena de 10 años de prisión y la defensa la absolución.
La Audiencia de Lleida ha juzgado este jueves a un hombre acusado de violar a su pareja en la Portella (Segrià) en julio del año 2021. Durante su declaración, el acusado ha explicado que conocía a la denunciante porque habían trabajado juntos en un municipio de Andalucía y después se desplazaron por motivos laborales hasta la Portella, donde vivían juntos y compartían el alquiler de un piso. Sin embargo, el hombre ha negado ser la pareja sentimental de la mujer así como haber tenido relaciones sexuales, amenazarla, pegarla o violarla. "Yo no la he tocado, yo no he hecho nada. Ella me quiere engañar", ha asegurado en su último turno de palabra en la vista.Por su parte, la denunciante ha afirmado que mantenía una relación con el acusado, pero que llegó un punto en que las relaciones sexuales ya no eran consentidas y que fueron acompañadas de una agresión física por parte del hombre, un puñetazo que le hizo saltar un diente, así como de amenazas de muerte. Además, la mujer ha indicado que no tenía permiso de residencia en el momento de los supuestos hechos y que el acusado le decía que si iba a la policía a denunciar las agresiones acabaría siendo expulsada del país.En este sentido, los dos agentes de los Mossos que se desplazaron hasta el piso donde convivían denunciante y acusado han declarado que fue el mismo hombre quien hizo una llamada de alerta después de una discusión con la mujer por motivos económicos. Concretamente, ésta le reclamaba el dinero del alquiler del piso y él defendía que no se lo debía. A la llegada de los agentes a la vivienda, sin embargo, la mujer llamó a una amiga suya para que la ayudara a traducir a los Mossos su relato y de este modo les explicó que era víctima de agresión sexual. La policía la acompañó hasta la comisaría para presentar la denuncia.Con todo, la Fiscalía ha defendido ante el tribunal que la declaración de la víctima no ha cambiado durante todo el procedimiento y está "plagada de detalles, a pesar de que ya hace dos años de los hechos". La fiscal ha explicado que la mujer aprovechó la llegada de los Mossos al domicilio para solicitar ayuda porque se encontraba amenazada por parte del hombre, "haciéndola creer que no tenía ningún tipo de ayuda porque era extranjera y no conocía el idioma" y "forzándola, aunque ella había dicho que no quería tener relaciones". Por todo ello, la fiscalía ha pedido para el hombre 10 años de prisión, que indemnice a la víctima con 10.000 euros y, además, ha solicitado su expulsión del país.Por su parte, la defensa ha pedido la absolución porque considera que el acusado siempre ha mantenido su inocencia. En cambio, apunta que el relato de la denunciante está "lleno de incoherencias, imprecisiones y mentiras". En este sentido, uno de los ejemplos que ha puesto la defensa es la llamada de alerta a la policía. Según la mujer, fue el propietario del piso quien alertó de los hechos, cuando los Mossos han declarado que fue el mismo acusado quien llamó después de que ella le reclamara un dinero.
Aparte de esto, considera que "no hay ninguna prueba objetiva" para llegar a una sentencia condenatoria. "La simple declaración de la denunciante no puede ser una prueba plena para condenar a alguien", ha añadido el abogado defensor.