Cervera celebra la Procesión del Puro, el domingo 13 de febrero, con salida en la plaza Mayor, a las 12.30 horas, y llegada al cementerio.
Se trata de una procesión laica en recuerdo a las 48 personas que murieron en Cervera en la batalla del 16 de febrero de 1875, por la tercera guerra carlista.
Antes del inicio, los Campaneros de Cervera harán un toque de campanas, 48 batallas para recordar a las personas muertas en aquella batalla, y se repartirán puros a las personas asistentes.
El recorrido irá de la plaza Mayor al cementerio, donde habrá el acompañamiento musical a cargo de los acordeonistas Clàudia Baliellas y Aleix Prat, del Conservatorio de Cervera, y la lectura del Manifiesto. Este año las entidades encargadas de leerlo son la Asociación de Salud Mental Ondara Sió y la Asociación de Familiares y Enfermos de Alzheimer.
Procesión del Puro
Hasta el año 1936, el 16 de febrero en Cervera se celebraba lo que popularmente se llamaba la Procesión del Puro. Una procesión laica con un itinerario que iba del Ayuntamiento hasta el cementerio, y en el cual algunos hombres iban con el puro encendido, a diferencia de las procesiones religiosas.
Esta procesión era en recuerdo de la tercera guerra carlista que hubo en España durante el siglo XIX, donde un bando, el de los carlistas –del pretendiente Carlos VII–, intentaron conquistar Cervera, ocupada por las fuerzas del otro, el del gobierno de Alfonso XII, dicho liberal. El ataque se produjo la madrugada del 16 de febrero del año 1875 y la aferrada lucha duró casi todo el día. La batalla acabó con un balance de 48 muertos y 260 heridos entre bando y bando. Los nombres de las calles Burgos, Soria, Combat y Victoria, aún recuerdan aquel hecho. Al acabar la guerra, en medio del cementerio se alzó un monumento, en memoria de todos los que habían perdido la vida, con el espíritu de olvidar viejos odios y viejas diferencias. Los campaneros, cada año, el día de la batalla, realizaban 48 repiques, recordando a todos los hombres que habían perdido la vida.
La Procesión del Puro se recuperó para el calendario festivo cerverino, convirtiéndose en un paseo y un espacio de tertulia, y dedicada a todas las personas que han sufrido, sufren y sufrirán.