Las 250 ovejas que resultaron muertas por la caída de un rayo en el Port de Vielha, en la Vall d’Aran, no serán retiradas por el complicado acceso a la zona. Los cuerpos de los animales se dejarán en el lugar para que sirvan de alimento para los buitres y otros carroñeros, según han informado las autoridades, y ha avanzado 324.
Los hechos ocurrieron el lunes, durante una fuerte tormenta que descargó piedra y rayos por todo el Pirineo. En Cataluña se registraron más de 1.700 descargas eléctricas, 73 de las cuales solo en la Vall d’Aran. Una de estas impactó de lleno sobre un rebaño que pastaba cerca de la boca sur del túnel de Vielha, provocando una onda expansiva que dispersó a los animales muertos a centenares de metros.
La mayor parte del ganado pertenecía a una explotación de Les Garrigues, que lleva cada verano el rebaño a los pastos del Aran.
La zona donde han quedado los cuerpos es de muy difícil acceso, ya que no se puede llegar con vehículos y el uso de helicópteros para trasladar los cadáveres se ha descartado por el tamaño y el peso de los animales, que pueden llegar a los 100 kilos. Ante esta situación, el Conselh Generau d’Aran ha optado por una solución natural: dejar los cadáveres en la montaña para que sirvan de alimento a la fauna carroñera, como buitres y otras aves necrófagas que ya han empezado a actuar.
Sin embargo, la acumulación de tantos animales muertos supone un riesgo para la salubridad de la zona, especialmente porque el camino afectado es muy transitado durante el verano. Por este motivo, se ha habilitado un recorrido alternativo y se pide a los excursionistas que eviten pasar por la zona próxima al valle de Molières las próximas semanas.
Los peritos de seguros ya han visitado el lugar y los ganaderos esperan poder recuperar parte de las pérdidas económicas. Mientras tanto, el gobierno aranés ha expresado su apoyo a los afectados y recuerda la importancia de seguir las rutas alternativas para evitar riesgos sanitarios y garantizar la seguridad de los visitantes.