Este año celebramos de nuevo el Once de Septiembre.
310 años han pasado desde la defensa de Barcelona y desde entonces recordamos a aquellos catalanes que dieron la vida para salvaguardar las libertades nacionales de Cataluña.
Pero también reivindicamos todas las otras generaciones que se han sacrificado, durante estos más de trescientos años, en situaciones muy adversas, para mantener viva la lengua, la cultura y las instituciones catalanas.
Y es por eso que quiero dedicar esta Diada, de una manera muy especial, a todas aquellas personas que se lo jugaron todo para dar la voz al pueblo, que lo dieron todo por nosotros a pesar de saber estar bajo amenazas graves.
Quiero dedicar esta Diada a todos los que han sido encarcelados y exiliados (y todavía están), y a los miles de catalanes investigados y procesados por su lucha por poder ejercer el derecho a la autodeterminación de Cataluña el 1 de octubre.
Desgraciadamente, la represión y la persecución continúan.
Jueces que actúan de justicieros se niegan a aplicar la ley de amnistía y emiten órdenes de cacería, como perros rabiosos, para detener al MH Presidente Carles Puigdemont en su retorno como diputado electo al Parlamento de Cataluña.
Mire, todas las causas del mundo tienen sus defensores, pero la causa catalana sólo nos tiene a nosotros.
Para defender la independencia de Cataluña sólo estamos los catalanes, y la Diada también va de eso, de defender, de salir a la calle y reivindicar, porque a pesar del desánimo y el desencuentro que todos juntos podemos sentir, no hemos llegado hasta aquí, con los costes personales y de país que hemos tenido, para quedarnos de brazos juntos ni para apuntalar un Estado que nunca nos ha reconocido.
Este Onze de Setembre vuelve a ser momento para reivindicar la perseverancia, la unidad de acción y la movilización popular como las herramientas que históricamente han permitido que la nación catalana avanzara.
A pesar de saber que la unanimidad es un ideal a menudo irrealizable, alcanzar objetivos compartidos no puede dejar de ser la aspiración de quienes compartimos una cultura, una historia y una tradición que nos definen y unen.
La continua búsqueda de la unanimidad podría llevar a la parálisis.
El ya lo haremos cuando sigamos todos y quedarse quietos en casa tan solo puede derivar en decadencia.
Que nada nos haga traidores, ni la prudencia ni la imprudencia, ni el sueño ni la racha.
Convertimos la indignación y el desánimo en más coraje y más determinación, porque la rendición nunca han sido una opción.
Seguimos, persistimos y perseveramos.
¡Viva Cataluña Libre!
Anna Feliu Presidenta de la Veguería de las Tierras de Lleida y diputada en el Parlamento de Cataluña