sábado, 15 de marzo de 2025
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Una vecina de Tremp declara que la expareja la agredió sexualmente dos veces tras colarse en su piso

judici Lleida
ACN / L’acusat d’agredir sexualment l’exparella a Tremp, assegut al davant de dos agents dels Mossos durant el judici a l’Audiència de Lleida.

L’Audiencia de Lleida ha juzgado este jueves a un hombre acusado de agredir sexualmente a la expareja dos veces, en febrero y marzo de 2024, tras colarse en su piso de Tremp por el tejado, pese a que tenía vigente una orden de alejamiento. Durante el juicio, la mujer ha explicado que la ex acudía de noche a su domicilio y drogado, y que la despertaba para mantener relaciones sexuales. Aunque ella se negaba, ha dicho que finalmente “cedió” para que se fuera y porque estaba “bloqueada y agotada psicológicamente”. La defensa ha reconocido dos agresiones sexuales sin penetración y ha pedido para el hombre 7 años y medio de prisión. Por su parte, la Fiscalía y la acusación particular han solicitado una condena de 22 años y medio de prisión.

El hombre había sido condenado en cinco ocasiones por quebrantar la orden de alejamiento sobre la mujer y ella ha admitido que había dejado de denunciarlo a los Mossos “porque seguía entrando como quería” en su casa, donde vivía con su hijo mayor y con una hija que había tenido posteriormente con el acusado. Según ella, el hombre accedía al inmueble por los tejados y a través de unas ventanas que él había roto, y llegó a enseñarle una citación judicial mientras le decía que “tenía muchos collares y los Mossos no le harían nada”.

La mujer ha relatado que el 21 de febrero de 2024 el hombre entró en el piso de noche bebido y drogado, la despertó y comenzó a magrearla y a intentar hacerle pitos, mientras ella “la apartaba en todo momento”. “Yo le sacaba la mano y le decía que no quería. Estaba cansada de la situación y al final cedí. Estaba bloqueada y agotada psicológicamente de todo, y cedí a tener la relación sexual para que se fuera”, ha declarado.

El hombre volvió a entrar en su casa la madrugada del 1 de marzo. “Hablaba solo, decía cosas sin sentido y caminaba de lado a cantón. Me dijo que tendrían problemas mi familia y la suya”, ha relatado la mujer. Según su testimonio, el hombre la magreó y le intentaba hacer pitones mientras ella la apartaba. Por la mañana, mientras preparaba a los hijos para llevarlos a la escuela, ha explicado que llamó a los Mossos para alertar de que la expareja estaba en su piso.

Escondido bajo una cama

Durante el juicio, los Mossos han confirmado que acudieron al domicilio alertados por la mujer. Tras buscarlo por el edificio, finalmente encontraron al acusado escondido bajo la cama de una de las habitaciones y lo detuvieron. Los agentes han corroborado que el hombre hacía pudor de alcohol y que, si bien no es “fácil” ni “razonable” acceder al inmueble por los tejados de los edificios adyacentes, es “factible” hacerlo.

Durante la vista, el acusado ha declarado que su expareja le dio una llave del portal del edificio situado en la plaza del Mercado y que era ella quien le abría la puerta del piso, situado en la tercera planta. El hombre ha admitido que iba muy bebido y drogado, pero ha negado que la forzara sexualmente. En este sentido, ha dicho que era “imposible” que la penetrara porque “casi no podía aguantarme de pie” y su pene no podía responder a los impulsos sexuales en el estado en que se encontraba.

Las acusaciones rebajan la pena

Inicialmente, las acusaciones solicitaban una pena de 27 años y medio de prisión para el hombre, pero finalmente han pedido que se le aplique la atenuante de intoxicación en una de las agresiones sexuales porque se ha acreditado que iba bebido y drogado. De este modo, han rebajado en cuatro años, hasta los 22 años y medio de prisión, la petición de condena para el acusado.

En concreto, la Fiscalía y la acusación particular solicitan 15 años de prisión por la agresión sexual con penetración ocurrida el 21 de febrero; 6 años de prisión por la agresión en la que intimidó e hizo tocamientos a la mujer el 1 de marzo; y 1 año y medio de prisión por un delito continuado de quebrantamiento de condena con la agravante de multirreincidencia.

“Le deseo que se cure, pero no quiero dinero”

La mujer no reclama ninguna indemnización económica en concepto de responsabilidad civil. “Al final hemos tenido una hija en común. No justifica en nada lo que ha hecho, pero quiero que se aleje de mí, le deseo que se cure y él haga su vida y yo la mía. Nada más”, ha afirmado. Las acusaciones también reclaman 16 años de libertad vigilada para el hombre tras el tiempo de condena, la prohibición de aproximarse a menos de 300 metros de la víctima y de comunicarse con ella durante 35 años, y que no pueda ejercer la patria potestad de la hija.

Por su parte, la defensa ha argumentado que solo hay pruebas del quebrantamiento de condena, por el que ha pedido la imposición de una pena de 6 meses de prisión. Con todo, la abogada del hombre ha reconocido la existencia de dos agresiones sexuales “con tocamientos y pitones, pero no con penetración”, en las que el hombre iba bebido y drogado, y había perdido el sueño, ha insistido. La letrada ha pedido que se le condene a 3 años y medio de prisión por cada agresión.

El acusado dice que presenció un crimen

Por otro lado, durante el juicio el hombre ha declarado que tras ser condenado a finales de 2022 a realizar trabajos comunitarios y a seguir un tratamiento de rehabilitación a raíz de un quebrantamiento de condena, se fue a vivir de okupa “en un camping de La Pobla de Segur”. El hombre ha asegurado que allí fue “testigo de un homicidio” y que está investigado por qué lo dijo “tres o cuatro meses después”.

En este sentido, ha asegurado que si no fuera por él, “no hubieran encontrado a la víctima”. Todo apunta a que el hombre se refiere al cadáver de una mujer de 28 años que en octubre de 2023 localizaron enterrada en un huerto de Torallola, en la Conca de Dalt (Pallars Jussà). Según él, todo eso lo “angustió” mucho e hizo que volviera a consumir.

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