El Colegio Oficial de Enfermerías y Enfermeros de Lleida (COILL) ha trasladado a la comisión de Salud del Parlament, la situación que se vive en el área de obstetricia del Hospital Arnau de Vilanova (HUAV) de Lleida y han denunciado la vulneración del derecho de madres y bebés a recibir una atención de calidad, con “instalaciones inadecuadas” para desarrollar protocolos asistenciales actuales y con las comadronas, enfermeros y profesionales necesarios y formados. La vocal del COILL, Leyre Estallo, ha asegurado que las mujeres que parecen al Ayuntamiento, deben hacer hasta 4 o 5 traslados durante el proceso de dilatación, parto y posparto inmediato, así como que deben hacerlo en boxes de 6 metros cuadrados, separados por cortinas y con aseo compartido entre 8 mujeres.
Según Estallo, el bloque Obstétrico del Arnau “contradice las guías internacionales sobre las condiciones del entorno durante el proceso de parto”, como por ejemplo el Protocolo de Atención y Acompañamiento al Nacimiento en Cataluña, de 2020, que recomienda disponer de una sala de dilatación – parte en un único espacio y boxes con puertas que sólo se abran a petición de la mujer atendida, evitar la exposición innecesaria del cuerpo de la mujer o disponer de espacios de deambulación que permitan la movilidad de las mujeres y facilitar el descenso del feto por el canal de parto, entre otros.
Leyre Estallo ha denunciado también que el déficit de comadronas ha obligado al área obstétrica del Ayuntamiento a activar un Plan de Contingencia. En este sentido, ha lamentado que Cataluña sigue siendo la comunidad con más competencias comadronas desplegadas y a la vez la tercera del Estado con la ratio más baja con 18 comadronas por cada 1.000 nacimientos, una ratio muy inferior a la media europea, que es de 64. Con 1.480 comadronas en activo en Cataluña y según el estudio Crowe que encomendó la Federación de Asociaciones de Matronas Españolas (FAME), habría que disponer de 120 comadronas más en las tierras de Lleida y 1.002 en toda Cataluña. Además, con la jubilación masiva de profesionales prevista hasta 2026 (711 comadronas), y el número escaso de incorporaciones anuales (71 en 2025), según el COILL, el número de comadronas disminuirá un 27,6% en Cataluña.
Entre las consecuencias de esta carencia de profesionales avisan de que aparece el intrusismo. La comadrona ha denunciado que hay centros que recurren a otros profesionales no especializados o no sanitarios, con el riesgo que ello supone para la seguridad de la mujer y el bebé. Concretamente y según informó el Consejo General de Enfermería (CGE), en 2023, “45 partos fueron atendidos por personal no sanitario en Cataluña”.
La vocal del Colegio ha expuesto también el sesgo de género en la atención al parto, preguntando por qué no se ha puesto a la mujer ante las decisiones hospitalarias o si se puede plantear un escenario similar, con una infraestructura obsoleta y no actualizada desde hace 30 años en un género diferente.
Por su parte, la también enfermera Laia Sió, de la asociación de crianza consciente ‘Semillas de Vínculo’, de Lleida, ha pedido que se separen la sala obstétrica del área patológica porque “parir no es una enfermedad”. Sió ha denunciado las condiciones en las que las mujeres leridanas deben parir y ha explicado su experiencia personal en el HUAV. Una situación “traumática”, ha dicho que “las mujeres con recursos” evitan buscando “alternativas al hospital público, Valls o Igualada”.
Otra enfermera, Montse Robles, ha intervenido en representación de la Asociación Chisana y ha hablado de “la cara más dura de la maternidad” – el duelo perinatal – “cuando se tienen que parir hijos sin vida”. Robles ha cuestionado la aplicación de los protocolos existentes en el HUAV y la falta de formación de los profesionales al respecto o la negativa a recibir apoyo externo para proveer esta atención psicológica especializada. También ha denunciado que estas mujeres tengan que compartir el espacio con otras madres y niños vivos.