El campesinado catalán continúa en pie de revuelta y ha vuelto a sacar los tractores a carreteras, autovías y autopistas para hacer oír su voz. La plataforma Revolta Pagesa corta, desde el martes, diferentes carreteras por todo el país con marchas con tractores en varios puntos de la frontera con Francia.
En la demarcación de Lleida, encontrar los cortes de carretera no ha sido fácil, aunque la mejor manera de localizarlos es siguiendo las largas colas de retención hasta observar una enorme columna de humo que marca la concentración campesina.
Se trata de la A-22 y N-240 en Almacelles, en una rotonda donde una veintena de campesinos se concentran y cortan los accesos de las diferentes entradas y salidas con sus tractores para impedir el paso.
El Jordi, que con una excavadora acaba de lanzar dos neumáticos a la hoguera, nos atiende y nos dice que están pendientes de la reunión celebrada en Barcelona entre los grandes sindicatos de la mesa agraria y miembros de la Revolta Pagesa con el titular de Acción Climática, David Mascort.
“Esperar a que nos den todo lo que reclamamos, sino no nos moveremos de aquí. Estamos aquí por nuestra subsistencia y por ganarnos la vida con lo que queremos. Esperaremos hasta que haga falta. Mañana, o una de dos, o somos más gente aquí en Almacelles, o vamos a Sanaüja, que es por donde saldrá la gente para ir a esquiar”.
El corte en la carretera N-240 en Almacelles se ha ido produciendo diariamente desde el martes, ya que la mayoría de los campesinos que participan son de los mismos pueblos de alrededor, con gente de Tàrrega, Riudarenes, Alcarràs, Raimat o Vallfogona de Balaguer, entre otros.
Con un campamento improvisado con hogueras y sillas, los campesinos preparan la comida un día más porque sospechan que será un día largo, donde también esperan más tractores por la tarde llegados de la zona de Binéfar.
La actual consigna es la de mantener la protesta aprovechando la nueva oleada de unidad gremial surgida con la revuelta y, si no hay un pacto firme con la Generalitat en cuanto a sus reclamaciones, alargar indefinidamente la protesta.
Mientras dura el corte, los campesinos sólo dejan pasar un camión militar que va dirección Aragón, y un camionero cargado de rebaño.
Aunque cada uno vela por sus intereses, la revuelta campesina ha hecho que muchos gremios se unan para ir de la misma mano.
Como nos explica la Montse, una payesa de Almacelles que trabaja en campos de fruta en la comarca del Segrià, donde predominan los almendros, melocotoneros, nectarineros, paraguayos y cerezos.
La Montse reclama una solución respecto a los productos de la localidad, ya que estos tienen que pasar muchos más controles que los productos que vienen de fuera. “Aquí cada uno reclama lo suyo, pero todos vamos de la mano. No pido que no venga producto de fuera, sino que haya más control allí, porque sino salimos perjudicados nosotros”.
Juan y Jordi se acercan a hablar, dos jóvenes campesinos de 21 y 25 años que han respirado campesinado desde muy pequeños, y que afirman que ven su futuro un poco crudo.
“Si realmente tenemos que saber hacer tantas cosas, debemos plantearnos si somos campesinos u otra cosa. Por suerte mi familia me ha permitido estudiar y siempre me ha ayudado, pero también me gusta trabajar los fines de semana en la tierra. En verano, en vez de ir de colonias, pues he estado en el tractor trabajando. Me he sentido con esta responsabilidad, y aquí toca estar cada día”, afirmaba visiblemente enfadado Juan, que siendo campesino ya ha conseguido quitarse el grado universitario en educación.
Juan tiene en la cabeza, en un futuro, poder dedicarse al campesinado y a la educación. Aunque si tiene que escoger entre una de las dos, se queda con el campesinado. Además, no solo muestra preocupación por la situación actual, sino que va un poco más allá y dice que “los que vienen después de nosotros se lo encontrarán peor, si es que llegan a encontrar algo. Tengo 25 años y pienso, Dios mío señor lo que nos vendrá…”.
Es por ello que Juan reclama dar un paso más. “No digo hacer como los franceses, pero con eso no sé si conseguiremos mucho nada. Quizás llegará un día que no llega comer a los supermercados y luego vendrá la lamentación. Nosotros, en nuestra tierra podemos parecer y vivir, el problema será en las ciudades cuando no llegue la comida. El sector está sufriendo mucho”.
Jordi también es campesino, estudia derecho y su convicción es que si no llegan soluciones continuarán con las movilizaciones. “Si hemos perdido todos estos días para nada… ya no vendrá de perder un día más. Pero parece mentira que se mire hacia otro lugar, y parece que aquí no pase nada. Parece que sea un problema nuestro, y no. Hoy en día vas al supermercado, compras 3 tonterías y te gastas 30 euros. Un plato de macarrones para dos personas vale casi 10 euros. Antes un mecánico tenía su taller y se ganaba bien la vida. Ahora, parece que si no eres un capo, no eres nadie, y eso es un problema”.
Con la comida ya realizada, los campesinos de la demarcación de Lleida esperan recibir noticias esta tarde de la reunión entre el consejero de Acción Climática, David Mascort y las organizaciones agrarias.
Acuerdo de los campesinos y el gobierno para cambiar el nombre del departamento y reorganizar la ACA
Acuerdo entre la Generalidad y los campesinos. El consejero de Acción Climática, David Mascort, ha comparecido para explicar los principales acuerdos tras una reunión en la que han participado los grandes sindicatos del sector y también Revolta Pagesa.
Mascort ha confirmado el entendimiento con los campesinos para cambiar el nombre del Departamento de Acción Climática. Una de las reivindicaciones principales de Revolta Pagesa era volver a la denominación antigua, es decir, Departamento de Agricultura, Ganadería y Pesca.
El consejero ha explicado que llevarán una propuesta de resolución al Parlamento –la semana que viene se celebra un pleno monográfico sobre sector primario– para volver a incorporar esta denominación sin perder “Acción Climática”.
Por otro lado, la plataforma reclamaba el cese de los responsables de la Agencia Catalana del Agua (ACA); su director, Samuel Reyes, y otro alto cargo, Jordi Ribagorçana.
Mascort se ha comprometido a “reorganizar” el área que encabeza el área, incluyendo “la dirección”, pero ha rechazado hablar de ceses.
Además, han llegado a un acuerdo para que la ACA tenga “más sensibilidad hacia el sector” y también para que la plataforma haga una propuesta para ampliar su representación al consejo de administración de la agencia.
Además de esto, las organizaciones campesinas participarán en el pleno monográfico de la semana que viene en el Parlamento.
En cuanto a la burocracia, otra de las denuncias de los campesinos, el consejero ha reconocido que es una cara de las ayudas que el Gobierno ha ofrecido por situaciones como la sequía o heladas.
Ahora el campesinado ha convocado varias asambleas por la tarde para decidir si tras estos acuerdos levantan los cortes.