Esta semana se pone en marcha en los barrios de El Tacó y L’Armanyà el proyecto “A-porta”, una herramienta innovadora de diagnóstico comunitario para detectar las posibles situaciones de vulnerabilidad de los vecinos y vecinas.
La A-porta, que se pone en marcha en el marco del proyecto comunitario Teixint Barri, está impulsado por la Confederación de Asociaciones Vecinales de Cataluña (CONFAVC), y funciona gracias a los “picaportes”: ocho personas de los dos barrios que harán encuestas y llamarán a la puerta de las viviendas, con el objetivo de ofrecer apoyo a las vecinas y vecinos para incidir en la mejora de su calidad de vida, mejorar la convivencia en los barrios y acercar los servicios y recursos del territorio, además de combatir el aislamiento social, la soledad no deseada, y las violencias asociadas a lo largo del ciclo vital.
Iolanda Sánchez, concejala de Participación Ciudadana y Planes de actuación en los barrios, explica que la A puerta “es fruto de la demanda que nos han hecho las dos asociaciones de vecinos para poder seguir trabajando en la intervención comunitaria que ya se está llevando a cabo desde el proyecto Teixint Barri con el apoyo de la Diputación de Barcelona”. Y ha añadido: “Las picaportes podrán hacer una escucha activa de la vecindad, y a partir de todo lo que recojan tendremos un diagnóstico de las problemáticas que viven y qué necesidades plantean, para poder hacer un plan de actuación y trabajar de manera comunitaria”.
En el acto de presentación, el concejal de barrio, Alfredo Villa, ha remarcado que “queremos conocer la realidad de todas las personas del barrio, no solo las personas que realizan actividades en el centro cívico y que ya conocemos: queremos llegar a la problemática real de todos los vecinos de los dos barrios”.
La gerente de la CONFAVC, Alba Gómez, ha explicado que la Confederación trabaja desde 2016 en diferentes barrios de Cataluña con este sistema: “Queremos llegar a las personas para mejorar la calidad de vida en los barrios de Cataluña, con el objetivo de reconectarlas con los recursos y las actividades que se hacen tanto en el municipio como en el propio barrio”.
Tanto ella como la coordinadora del proyecto en Vilanova i la Geltrú, Mariona Bernal, destacan el valor de los picaportes: “personas del propio barrio, que son solidarias, se estiman el barrio, y van a casa de estos vecinos y vecinas y conectan con ellos, se relacionan, ayudan, apoyan a través de informaciones diversas y de detección de necesidades”. Necesidades especialmente de soledad no deseada a lo largo de todo el ciclo vital –detectan muchas familias preocupadas por hijos que no salen de la habitación y no se relacionan más allá de los vídeojuegos-, o mujeres de otras procedencias que por desconocimiento del idioma o por vergüenza sólo salen de casa por el cuidado de los niños, y no se relacionan con la vida social del barrio. “Lo que intentamos es sacarlas de su casa y conectarlas con la vida social, y ver qué retos tenemos para lograr cambios en la vida de estas personas”, dicen.
Los picaporta visitarán entre julio y diciembre 500 viviendas, 250 en el Armanyà y 250 en el Tacón para conocer las necesidades que tienen las personas que viven allí. Para ello han recibido una formación especializada, disponen de un guión de preguntas e información sobre recursos y servicios del territorio, y están preparados para hacer seguimiento y acompañamiento cuando sea necesario, construyendo una relación de confianza.
Los datos recogidos se evaluarán en una comisión de seguimiento entre los agentes comunitarios y los servicios técnicos del Ayuntamiento, que permitirán implementar estrategias que refuercen la cohesión social, acerquen al vecindario entre sí y a los recursos y servicios existentes, y lo empoderen dentro del barrio y el municipio.