Viola a una menor en el exterior de una discoteca de Cadaqués

05 de junio de 2022 a las 10:25h

La sentencia de la sección cuarta de la Audiencia de Girona, de la que ha sido ponente el magistrado, expone que el acusado, y la víctima, que entonces tenía 17 años, salieron de la discoteca sobre las cinco y media de la madrugada. Una vez en el exterior, se detuvieron en una esquina donde se besaron "con el consentimiento de ambos".

Después, se alejaron un poco de la discoteca hasta otro punto de la calle que estaba más apartado. Fue allí donde el ahora condenado comenzó a hacer tocamientos en los genitales a la víctima, que le dijo que parara. "No hizo caso alguno a lo que le acababa de pedir la víctima, la empujó contra la pared y la inmovilizó agarrándola por las muñecas por encima de los hombros", describe la sentencia que concluye que ha quedado probado que, en ese momento, el procesado se bajó los pantalones y la violó.

Un vecino que volvía a casa lo pilló in fraganti y pudo socorrer a la víctima. El tribunal remarca que la menor consiguió zafarse del agresor cuando vio pasar a este joven, que declaró como testigo en el juicio, y le pudo pedir ayuda. En el juicio, el vecino explicó que, desde lejos, vio "una pareja" en la calle, con la chica contra la pared y el chico delante. De entrada "no le dio importancia", hasta que se dio cuenta de lo que estaba pasando: "Pudo ver que el chico la tenía agarrada y le pareció que la chica quería salir y él no le dejaba".

"Finalmente, el testigo declaró que la chica se acercó a él con un ataque de nervios pidiéndole ayuda, mientras el chico se marchaba rápidamente en dirección a la discoteca", añade la sentencia. Inmediatamente, este testigo y otro joven fueron hasta la entrada del local para que la víctima identificara quién había sido. Lo localizaron allí delante, le dijeron que no se moviera y alertaron a la policía.

Testimonio, cámaras y ADN

El tribunal subraya que las imágenes de una cámara de videovigilancia grabaron al acusado volviendo hacia la discoteca a las 5.55 de la madrugada "con el cinturón desabrochado y la bragueta abierta": "Esta forma de ir por la calle es plenamente compatible con lo que relata el testigo, que dice que el acusado se marchó rápidamente".

La policía detuvo al sospechoso allí mismo. A la hora de condenarlo, la sentencia remarca que la declaración de la víctima -que fue a puerta cerrada- ha sido persistente y coherente pero que, además, su relato está corroborado con hasta nueve indicios o pruebas.

Aparte de la declaración del vecino, la sala también argumenta que localizaron ADN del acusado en la víctima. En la sala de vistas, el procesado admitió que se habían dado "besos y tocamientos" pero negó que hubiera habido penetración alegando que no había podido tener una erección: "Sólo la versión sostenida por la denunciante resulta compatible con el hallazgo. Si bien los tocamientos podrían justificar la presencia de material genético del acusado en la ropa interior, el procesado no ofrece ninguna explicación que justifique la presencia de su material genético en el interior de la vagina de la denunciante".

Otra de las pruebas que demuestran la violación es el resultado de la exploración ginecológica a la víctima. Le detectaron un desgarro en el himen y ella misma dijo en la Audiencia que nunca había tenido relaciones sexuales: "La existencia del desgarro acompañado de sangre en esta zona y en la camiseta del acusado corrobora que fue una penetración no consentida".

Estrés postraumático

El tribunal recoge que la víctima sufre un trastorno por estrés postraumático a raíz de los hechos y que le han causado una "desestructuración evidente en la vida" porque llegó a dejar los estudios durante un tiempo, abandonó el deporte que practicaba y tuvo que ir a vivir unos meses fuera del país. Su hermana también explicó en el juicio que está "destrozada" y que no ha vuelto a ser la misma: "Dejó de ser alegre, no quería salir, no quería estudiar ni trabajar, no tenía ganas de hacer nada".

La Audiencia de Girona condena al acusado, que es de origen francés y actualmente tiene 29 años, como autor de un delito de agresión sexual con penetración y le impone una pena de 6 años y medio de prisión y 5 años de libertad vigilada. Además, no se podrá acercar a menos de 500 metros ni comunicarse con la víctima durante un plazo de 9 años.

En concepto de responsabilidad civil, deberá indemnizarla con 24.750 euros.