Lloret de Mar ha empadronado a 1.532 refugiados ucranianos desde el inicio de la guerra

14 de febrero de 2023 a las 07:10h

El Ayuntamiento de Lloret de Mar (Selva) ha empadronado a 1.532 refugiados ucranianos desde el inicio de la guerra con Rusia. Se trata de uno de los municipios con la comunidad de ucranianos más importante de Cataluña, que a raíz del conflicto armado ha visto crecer de forma exponencial el número de habitantes de esta nacionalidad. De hecho, actualmente hay 2.379 personas ucranianas viviendo en Lloret de Mar.

Dentro de todo el colectivo, 686 son menores de edad y 424 constan como escolarizados en alguno de los centros del municipio. Aunque el municipio recibió una avalancha de refugiados en los primeros meses de la guerra, aún hoy en día llegan personas al municipio buscando refugio. El consistorio asegura que cada mes llegan unas cuarenta personas a Lloret.

Olga Rostan y Anastasia Tkacmova son dos mujeres que hasta hace un año vivían en Ucrania. Desconocían el municipio de Lloret de Mar y nunca se habían planteado cambiar de país donde vivir. De hecho, Anastasia asegura que ella regentaba un negocio familiar en Odessa, tenía varias propiedades y coches. El inicio de la guerra, sin embargo, la obligó a dejarlo todo atrás y buscar un lugar donde "empezar de cero".

Después de un periplo por diferentes ciudades europeas, Anastasia Tkacmova llegó a Lloret de Mar, donde tenía unos amigos que vivían allí. Ellos se encargaron de acogerla a ella y a su familia y también les ayudaron a buscar piso y un trabajo.

El hecho de encontrar un lugar donde vivir se convirtió en una odisea, ya que muchos propietarios no les querían alquilar un piso por miedo a que se convirtieran en ocupas. Encontrar trabajo tampoco fue fácil, ya que en temporada baja la mayoría de establecimientos comerciales estaban cerrados y aún costaba más firmar un contrato laboral. Ahora, se encuentra en una situación más cómoda porque tiene trabajo y piso, donde vive con sus padres e hijos.

Anastasia sólo tiene palabras de agradecimiento para el Ayuntamiento de Lloret de Mar, la Generalitat y el Estado. Ahora sus hijos van a la escuela, su padre puede recibir la atención médica y el tratamiento que necesita y llevan una vida independiente.

Un hotel convertido en hogar

Por su parte, Olga Rostan llegó a Lloret de Mar con los trenes gratuitos que ponían para refugiados. Ella vive en un hotel de Lloret de Mar donde la Cruz Roja mantiene un centenar de refugiados. Conviven en comunidad y han convertido el establecimiento en un hogar mientras no encuentran la oportunidad de marcharse a una vivienda.

Olga explica que su ciudad natal está "en ruinas" y "no queda nada" de lo que dejó cuando se marchó del país. Ahora, se lamenta porque estaba en una zona fronteriza con Rusia y se reprocha a sí misma no haber hecho "lo suficiente" para integrar las regiones en Ucrania. Una culpa que no se puede quitar de encima.

A ella y a muchas refugiadas más las acompaña emocionalmente Yulia Kruglyak, una voluntaria que hace años que vive en Lloret de Mar. Lo hace acompañada de técnicos sociales del Ayuntamiento de Lloret de Mar, que se encargan de atender las necesidades que tienen los refugiados. Desde el primer momento, el municipio decidió abrir una oficina de primera acogida.

Acogida transversal

La concejala de Servicios Sociales, Arantxa Jiménez, explica que desde el primer momento "activaron todos los recursos" que tenían al alcance para recibir a los refugiados. Para coordinar esta acogida, activaron una unidad "transversal" entre diferentes ámbitos para ofrecer de forma individualizada a cada persona que venía.

Jiménez explica que en un principio la gente que venía tenía "necesidades urgentes" y les tenían que dar una vivienda, ropa, comida o medicamentos. Un año después, aún llegan refugiados ucranianos, pero "el perfil es muy diferente". La concejala apunta que ahora la gente "tiene más poder económico" y pueden permitirse una vivienda.

A pesar de todo, desde el ayuntamiento se encargan de ayudarles a tramitar el padrón, la tarjeta sanitaria o la escolarización de los niños. De hecho, en un año se ha conseguido que 424 niños tengan una silla en clase. Arantxa Jiménez ha detallado que esto ha afectado a las ratios, pero destaca el esfuerzo de la comunidad educativa para crear protocolos de integración del alumnado y conseguir "el mínimo estrés posible". Aun así, Jiménez asegura que "en cada escuela hay alumnado de Ucrania".

Una traductora para las escuelas

Dentro de este proceso de escolarización se ha encontrado con una barrera muy importante: el idioma. Por eso diferentes residentes ucranianos en Lloret de Mar se han ofrecido a hacer de traductores entre profesores, alumnos y familias. Yulia explica que a veces, los equipos directivos de las escuelas de Lloret le piden si puede venir a traducir una reunión entre padres y tutores.

En paralelo, los servicios sociales municipales hacen un seguimiento de todas las personas refugiadas. Se encargan de ver cómo están, si necesitan algo y cómo les pueden ayudar. Además, el ayuntamiento trabaja por la inclusión de la comunidad en el municipio haciendo proyectos con jóvenes u organizando actividades familiares para conocer el pueblo.

Yulia Kruglyak asegura que esta inclusión es muy importante para la gente que llega "con una mochila de dolor" después de la guerra. Además, los refugiados llegan a Lloret y se tienen que adaptar a nuevas costumbres culturales. "Es otra forma de hacer y gestionar", explica la ucraniana residente en Lloret de Mar. Por eso cree que es importante el apoyo que pueden hacer los voluntarios ucranianos que ya hacía tiempo que vivían en el municipio.

"No quiero ser un parásito de esta sociedad"

A pesar de la tarea de acogida y el eterno agradecimiento que tienen los refugiados ucranianos, muchos de ellos tienen presente cómo hacer su regreso. Anastasia Tkacmova explica que hasta ahora ella había visitado muchos países o ciudades, pero nunca le había tocado empezar de cero como ahora. Por eso asegura que "la inmigración no es como ser un turista más". "No quiero ser un parásito de esta sociedad", añade. Por eso asegura que quiere "volver a casa" lo más rápido posible. "Quiero reconstruir otra vez mi país", concluye Anastasia.

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