El empresario condenado a 18 años y 9 meses de prisión por asesinar a su mujer a tiros en una casa de Girona -situada en el Barrio de la Pau-, el 17 de octubre de 2011 ha vuelto a sentarse en el banquillo de los acusados de la Audiencia de Girona. Bernard Andrighetto se enfrenta ahora a una pena de 4 años de prisión y a pagar una multa de 1.800 euros por un delito de estafa. La fiscalía y la acusación particular sostienen que Andrighetto compró mercancía a dos empresas griegas por valor de más de 61.000 euros, básicamente ropa, ajuar y menaje del hogar. Para pagar las facturas, entre los meses de mayo de 2010 y abril de 2011, hizo hasta cinco pagarés. Las mercantiles nunca llegaron a cobrar porque no tenían fondos. "No pagué por imposibilidad económica, me arruiné", ha justificado el empresario en el juicio.
La fiscal pide que se le condene a 4 años de prisión por haber emitido a conciencia hasta cinco pagarés sin fondos. Según la fiscalía y la acusación particular, los hechos se remontan a mediados de 2010, cuando Andrighetto aún era propietario de la cadena de tiendas 'Splaff'. Según sostienen las acusaciones, hasta principios de 2011, el empresario llegó a firmar hasta cinco pagarés sin fondos. Cada uno iba a nombre de una empresa diferente y cuando llegaba la fecha del vencimiento, quedaban sin pagarse, porque el banco los devolvía.
"Me arruiné" Ante el tribunal, el empresario francés ha sostenido que en ningún momento quiso estafar a las dos empresas griegas a quienes había comprado mercancía. Simplemente, le atrapó la crisis, se arruinó y no pudo abonar las facturas. "Me quedé seco; en tan sólo tres semanas, los bancos me cortaron todas las líneas de crédito y tuve que afrontar todo lo que pude con mi patrimonio personal", ha indicado. Andrighetto ha recordado que sus empresas movían millones de euros y que, cuando todas ellas quebraron, tuvo que desembolsar hasta 11 MEUR para hacer frente a los impagos. "Me vendí la casa, mi avión personal... Todo", ha concretado. En cuanto a la cadena 'Splaff', el acusado ha explicado que cuando las cosas empezaron a ir mal, las tiendas no desaparecieron "de la noche a la mañana". "Durante un tiempo, los establecimientos continuaron trabajando; por eso emitía pagarés, porque pensaba reflotarlas, pero al final no me quedó más remedio que presentar concurso de acreedores", ha asegurado. "Nunca he estafado nada, lo que me pasó fue una catástrofe; pocos empresarios han pagado a bancos y proveedores a título personal, y yo lo he hecho", ha asegurado. Y ha añadido: "Es terrible que ahora esté sentado aquí por 61.000 euros cuando llegué a perder millones".
Pagarés y no cheques Al final del juicio, la fiscal ha mantenido la demanda de 4 años de prisión y la multa de 1.800 euros para Andrighetto por un delito continuado de estafa agravada por el valor defraudado. En materia de responsabilidad civil, reclama que indemnice a las dos empresas griegas con todo lo que les quedó a deber. El abogado de la defensa, por su parte, ha pedido la absolución. El letrado, Manel Mir, admite que Andrighetto no pudo abonar los pagarés, pero que no lo hizo por mala fe con "artificios y martingalas". Simplemente, no pagó porque no pudo. Mir ha sacado cifras –en concreto, las que aparecían en la documentación del concurso- para subrayar que, cuando 'Splaff' quebró, había dos empresas que le debían 2,11 y 3,45 MEUR a Andrighetto (cosa que, en parte, precipitó el cierre de las tiendas). "Mi cliente pasaba por dificultades económicas", ha indicado. Además, el abogado ha subrayado que Andrighetto emitía pagarés y no cheques (éstos, se cobran inmediatamente) precisamente porque se abonan a largo plazo. Y porque estaba convencido de que, tarde o temprano, los podría pagar. "En ningún momento actuó cometiendo un delito", ha concluido. La defensa pide la absolución para el empresario; alternativamente, sin embargo, solicita al tribunal que, si lo condena, tenga en cuenta una atenuante de dilaciones indebidas (porque el caso ha tardado mucho en llegar a juicio).
Endosar el crimen a un tercero Bernard Andrighetto ha ocupado portadas por el crimen que cometió la madrugada del 17 de octubre de 2011. Aquella noche, el empresario francés asesinó a tiros a su mujer. La mujer llegó a recibir el impacto de diez balas y murió pocas horas después en el hospital. Por este crimen, la Audiencia le condenó a 18 años y 9 meses de prisión. Una pena que, posteriormente, el Tribunal Supremo confirmó. Lo más inverosímil del caso es, sin embargo, que cuando se encontraba ante el jurado popular, el empresario francés intentó endosar el crimen a un tercero. Lo hizo allí por primera vez, porque durante toda la instrucción del caso no había mencionado nada de esta pretendida versión exculpatoria. Según sostuvo, su mujer tenía un amante y entre ellos dos habían planificado matarlo. La intención era hacer pasar el crimen por un suicidio y así, poder cobrar la herencia. Andrighetto explicó que se había encontrado con el sicario en el lavabo, que los dos habían forcejeado y que fue entonces cuando las armas se dispararon. El jurado, sin embargo, no se creyó nada de esta historia. De hecho, no era la primera vez que el empresario francés cambiaba la versión sobre cómo habían ido los hechos. El tribunal popular lo declaró culpable y la Audiencia lo condenó por asesinato y tenencia ilícita de armas.