La Audiencia de Girona ha juzgado este viernes a un acusado que se enfrenta a 14 años de prisión por violar reiteradamente a una chica de Ripoll y amenazarla con difundir imágenes sexuales. El procesado lo niega, dice que tuvieron relaciones sexuales “consentidas” dos veces y que fue ella quien le propuso ser “follamicos”.
La fiscalía le acusa de un delito continuado de agresión sexual y de un delito de revelación de secretos y solicita 14 años de prisión. Por los mismos delitos, la acusación particular pide 11 años y un día de prisión. Al trámite de conclusiones, las acusaciones han retirado la petición de indemnización porque la víctima ha renunciado. La defensa, encabezada por el letrado Jordi Coma, quiere la absolución. El juicio, que se ha realizado en la sección cuarta de la Audiencia de Girona, ha comenzado con la declaración de la víctima a puerta cerrada. “Descartado el móvil económico, qué otro motivo tendría una chica de 19 años para denunciar unos hechos tan graves”, ha aseverado el fiscal al inicio del informe, dando credibilidad plena al relato de la chica. Las acusaciones sostienen que el procesado, entonces de 46 años, conoció a la víctima cuando trabajaba en una cafetería de Ripoll que él “frecuentaba”. Entre los meses de mayo y junio, comenzaron a quedar fuera del trabajo. Siguiendo los escritos de conclusiones del fiscal y el letrado de la chica, el 10 de mayo quedaron para ir a navegar juntos a la embarcación y, mientras estaban en la embarcación, le hizo tocamientos a la víctima.Al día siguiente, se presentó al trabajo de ella y le “exigió” que por la tarde fuera a casa de él, amenazándola con “arruinarle la vida” si no lo hacía. Una vez en el domicilio, le volvió a hacer tocamientos. “A partir de ese día, el acusado ejerció un control absoluto sobre la denunciante, exigiendo acompañarla al trabajo y recogerla cuando lloraba”, remarca la fiscalía.Las acusaciones recogen varios episodios de agresiones sexuales, tanto en casa de él como en un hotel de Tossa de Mar. También añaden que el procesado hizo fotos y vídeos de la chica medio despojada sin su consentimiento y utilizaba las imágenes para “doblegar su voluntad”, diciéndole que si no accedía a tener sexo con él las difundiría. La chica finalmente interpuso la denuncia el 14 de julio. Las acusaciones recogen que, a consecuencia de los hechos, ha sufrido un trastorno por estrés postraumático con recuerdos recurrentes angustiantes, malestar psicológico intenso, relaciones disociativas, ataques de furia, comportamiento autodestructivo e hipervigilancia. En el juicio han declarado dos compañeras de trabajo de la víctima que han asegurado que, al principio de la relación con el procesado, todo iba “bien” pero que, más adelante, la chica estaba muy angustiada, espantada y con ataques de ansiedad, y que él iba a menudo a la cafetería.