Jordi Munell: "Nuestro objetivo es ser facilitadores de la actividad económica"

27 de julio de 2022 a las 14:23h

Ripoll cuenta con un atractivo turístico especialmente relevante en el ámbito monumental. Un sector que parece recuperarse después de la pandemia, pero no acaba de tomar suficiente impulso. Por otro lado, la comarca pone actualmente especial énfasis en sostener la actividad económica de la zona para evitar que el bache de las múltiples crisis no frene por completo el sector. El alcalde de Ripoll, Jordi Munell, explica en esta entrevista en La Ciutat las diferentes iniciativas que tienen en marcha para encarar este último año de mandato municipal.

¿Cómo actuó el Ayuntamiento ante la crisis de la covid?

Como todos los ayuntamientos, con mucha incertidumbre y muy poca información al principio. Después intentando velar por la seguridad de los ciudadanos y manteniendo los servicios esenciales. En el ámbito local, surgieron algunas iniciativas. Por ejemplo, de fabricación de mascarillas o de pantallas a través de la red de empresas. Lo que hicimos es colaborar en estas iniciativas para hacer llegar el material al hospital comarcal o a la residencia.

En el momento en que se cerró el comercio no esencial, hicimos un planteamiento: si el comercio no puede estar abierto, pero puedes comprar por internet; ¿por qué las tiendas de Ripoll no pueden vender a través de una plataforma? Entonces pusimos una furgoneta isotérmica, un conductor y montamos una plataforma local. La gente podía pedir el pan, el pescado o incluso un pijama. Algunas tiendas nos han reconocido que vendieron más que de normal. Podían estar cerradas como decía la ley, al mismo tiempo que ofrecían un servicio de mensajería. De hecho, en el Ripollès ya existía una iniciativa que comenzaba en febrero de 2020 y en marzo la teníamos que presentar en público. La tuvimos que acelerar y hacerla a escala local para capear aquellos días.

Las ayudas extraordinarias a los comercios aún se mantienen.

En 2020 el Ayuntamiento movilizó recursos dirigidos a los establecimientos que tuvieron que cerrar. Llegamos a movilizar en forma de ayudas alrededor de unos 350.000 y más de 100.000 en 2021. Además, en el Ripollès nos confinaron toda la Navidad y se hizo más compleja la situación para los establecimientos como los hoteles o la restauración. Este 2022 hemos mantenido unas bases para pedir esta compensación como con las tasas de apertura o de basuras porque en Navidad aún se mantenían las limitaciones horarias.

Por otro lado, montamos una oficina de Ripoll Comercio para ayudar a tramitar estas ayudas de la Generalitat. Ha sido difícil, pero no hemos tenido que sufrir extremadamente el cierre de comercios. Al revés, el balance del número de establecimientos abiertos y cerrados era positivo en 2020 y 2021. Estamos satisfechos de que la pequeña contribución municipal haya ayudado.

¿Cómo han desplegado el Plan de Dinamización de Comercio que comentaba el verano pasado?

En cuanto al plan, se ha trabajado a escala comarcal. Se hizo un plan estratégico que se presentó al gobierno de la Generalitat y está dotado de unos recursos que ha recibido el Consejo Comarcal y los ha derivado a diferentes actuaciones: turismo, comercio, empresas... Se han reunido varias mesas sectoriales de donde han salido ejes estratégicos para actuar. Ahora intentamos movilizar fondos Next Generation junto a los Planes Nacionales de Estabilidad Turística. En la comarca del Ripollès hemos recibido unos 3 millones de euros a repartir entre diferentes pueblos. Por ejemplo, en Ripoll son para estimular el sector de la bicicleta y los nexos entre las vías verdes.

¿Cuáles son las previsiones para esta temporada turística?

Estos primeros seis meses del año parece que han sido buenos. El balance de las estaciones de montaña, a nivel venta de forfaits, han sido cifras positivas. Este público después come y duerme también aquí. En cambio, en el ámbito del turismo monumental, notamos que las excursiones escolares no se han recuperado como antes de la pandemia. Uno de los monumentos románicos por excelencia es el Monasterio de Ripoll, por lo que estábamos acostumbrados a que cada día llegaran dos o tres autocares de Cataluña.

Después está el turismo de la tercera edad que también venía entre septiembre y abril, y ahora no ha habido Imserso. Las cifras de visitantes al Museo o al Monasterio no se recuperan respecto de 2019, pero sí que crecen respecto de 2020. El turismo internacional cuesta que llegue a los niveles de 2019, aunque las cifras indican una recuperación sostenida.

En cambio, los sectores de restauración del turismo de interior, que hace menos uso del recorrido interior, ha tenido un buen invierno. Aunque el precio de los combustibles quizás ha frenado un poco esta subida con un abril y mayo no tan potentes.

Para este 2022 hay planificadas diferentes obras importantes como la primera fase de la piscina cubierta o la rehabilitación de la finca de la torre. ¿Cuáles son los proyectos más interesantes?

Estamos ejecutando los vestuarios y el césped de los campos de fútbol y también hemos hecho un nuevo campo de fútbol siete. Además, se está licitando la accesibilidad con un puente en el río Ter, se invierte en un mirador turístico donde nacen el Ter y el Freser, y hemos adquirido un terreno para crear un aparcamiento al lado del Monasterio. Son unos meses frenéticos en cuanto a las licitaciones. Se está haciendo a toda marcha para recuperar lo que quedó por hacer en 2020. También afrontamos dificultades por el encarecimiento de materiales.

En cuanto a inversiones nuevas, nos hemos presentado a Next Generations como el de la construcción de un bloque destinado a vivienda social para ayudar a los jóvenes y a las personas mayores que viven solas en edificios muy antiguos.

Tienen que hacer todo lo que no se ha podido realizar en aquellos dos años. ¿Puede soportar la administración este nivel frenético?

Con las licitaciones se nota. Hay alguna que nos ha quedado desierta porque hay empresas que tienen mucho trabajo. Aunque sea año electoral, intentaremos levantar cosas que forman parte del programa de gobierno los 3-4 primeros meses de 2023. Sin la pandemia, seguramente hubiéramos tenido unos 'timings' diferentes, pero los compromisos electorales se deben intentar cumplir.

Han añadido el puerta a puerta comercial últimamente. ¿Plantean un cambio de modelo de recogida de residuos para todo el municipio?

En el caso de Ripoll, el sistema actual lo implementamos en 2019. Colocamos contenedores más grandes volumétricos con los camiones de recogida lateral. Aún tiene un cierto recorrido. Lo que pasa es que por el medio hemos adoptado también medidas como la recogida comercial de cartón para evitar que el barrio comercial tenga acumulaciones de voluminosos. También hacemos recogida semanal para la gente que no puede llevar las cosas al punto limpio.

Después cabe decir que las campañas de concienciación que hemos hecho y la reducción de la tasa de basuras con actividades está avanzando satisfactoriamente. El año pasado unas 200 familias se acogieron a la campaña de reducción de la tasa. Consideramos que es un buen incentivo pagar 99 en lugar de 160 euros. Este 2022 esto se podrá incrementar más. No paro de explicar a todo el mundo que, el día que el contenedor gris vaya vacío, no tendremos que cobrar tasa de basuras.

¿En qué estado se encuentra la reactivación cultural del municipio?

El verano pasado ya intentamos recuperar la actividad social con algunos conciertos y la Feria Medieval. Este 2022 esto ha entrado con mucha fuerza y no paramos de hacer actividades de teatro, música y espectáculos: hemos generado un nuevo certamen de cantautores, hemos presentado un festival musical inclusivo, en julio y agosto tendremos dos grandes grupos musicales de moda y acabamos de salir de una fiesta mayor normal y del ciclo de teatro. Da gusto volver a ver las plazas llenas. De cara a este verano, planeamos actividades en pequeño formato en algunas semanas y otras más potentes para ser referentes. Intentamos que la actividad no pare. 

En este mandato ¿hay un gran proyecto que destaque por encima del resto?

El gran proyecto es ser facilitadores de actividad económica. Si hay actividad económica y la gente se gana la vida, los problemas sociales se reducen. En estos momentos, hay un anuncio de ampliación de una empresa muy grande de Ripoll o el de una empresa que compró un terreno y prepara un proyecto para entrar la licencia de obras. Además, los mismos empresarios están desarrollando el sector para hacerlo más acogedor. También tenemos un recinto industrial como la antigua fábrica casals en que la propiedad ha estimulado la inversión con alquileres de naves. De unos 40.000 m2 ya hay unos 20.000 ocupados o reservados. Son muy buenas noticias porque en los próximos meses abrirán y generarán trabajo.

Sobre el autor
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Adrià Miró
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