Diversos docentes denunciaron un centro de educación especial de la Costa Brava donde el personal del centro agredía y maltrataba a niños con autismo. Los hechos llevados hasta la justicia tuvieron lugar en el centro Ventijol de Blanes, donde los denunciantes vivieron en primera persona estas conductas.
Tal como ha informado La Vanguardia, teniendo en cuenta la gravedad de los hechos, la oficina Antifraude ha considerado a los docentes que notificaron esta práctica como alertadores protegidos. Paralelamente, el Departamento de Educación ha abierto un expediente informativo para investigar "torceduras de dedos, agresiones verbales y físicas, tirones de orejas y bofetadas".
El comedor se había convertido en la 'zona cero' del maltrato
Este maltrato a los niños del centro de educación especial tenía lugar principalmente en el comedor, donde la mayoría de los niños con un grado de autismo importante sufrían las consecuencias. Los mismos denunciados han explicado durante su declaración que en su etapa en el Ventijol intentaron poner fin a estas actuaciones, pero al personal "no le gustaban las nuevas metodologías". De esta forma, completamente indignados, los docentes notificaron el caso a sus superiores y pusieron en conocimiento al delegado sindical.
Por si no fuera suficiente con las agresiones, desde el sindicato han explicado que una de las prácticas más comunes trataba en atar a los niños y niñas a las sillas con pañuelos o cuerdas "sin autorización de las familias". Además, esta clase de prácticas condenables se podían apreciar en varias fotografías en su web, pero los responsables las eliminaron tras las denuncias.
El centro "tenía un modelo educativo de la Edad Media"
Los mismos especialistas han determinado como inapropiada este tipo de contención para los menores con autismo, ya que "sensorialmente necesitan movimiento para autorregularse". De esta forma, los denunciados habrían explicado que el centro parecía que tenía un modelo educativo de "la Edad Media", donde todo se fundamentaba en "la acción-reacción". Los trabajadores abrían la boca a los niños para obligarlos a comer y aplicaban presión en algunos puntos determinados del cuerpo para hacer daño a los pequeños, aparte de no comunicar a los padres ningún tipo de lesión o daño provocado por alguna de las actividades.
Tal como se ha informado, los padres ni siquiera veían a los docentes, ya que los niños llegaban y salían en autobús, por lo que toda la comunicación se hace de forma electrónica. De esta forma, todo estalló cuando uno de los trabajadores gritó "¡deja de hacer ese ruido, pareces imbécil!" a uno de los niños, a quien después dio fuertes golpes en la boca, desencadenando la denuncia.
A pesar de ello, el caso continúa en manos del Departamento de Educación y el Síndic de Greuges de Cataluña también ha tenido acceso a este. La investigación ya se ha iniciado y en estos momentos no se habrían encontrado indicios de los hechos condenados. Además, desde el Ayuntamiento de Blanes han explicado que ellos tampoco tenían conocimiento de los hechos que no solamente han puesto el foco en un centro de educación especial del municipio, sino que ha alertado e indignado a todos los vecinos.