La Guardia Civil ha puesto punto final a un caso que llevaba más de siete años abierto. El cuerpo localizado en julio de 2018 en Cala Boadella, en Lloret de Mar, corresponde finalmente a un joven alemán de 21 años, desaparecido justo en las mismas fechas en que apareció el cadáver
El chico fue encontrado por unos bañistas, sumergido y atado con un cinturón lleno de piedras. La unidad subacuática del cuerpo policial recuperó el cadáver y, tras la autopsia, se inició una investigación a contrarreloj para aclarar la identidad de la víctima. Las primeras inspecciones en la zona no aportaron ningún objeto personal que ayudara a avanzar en el caso.
Según detalla RAC1, con la autorización del juzgado de Blanes, se recogieron muestras de ADN y se enviaron a diversas policías internacionales y a organismos como la Interpol. Incluso se hizo un llamamiento público con la difusión de una imagen para intentar encontrar algún familiar o conocido que pudiera reconocerlo.
El impulso definitivo ha llegado hace pocas semanas, cuando una base de datos policial generó una coincidencia entre las muestras enviadas por la Guardia Civil y el ADN de una familia alemana que había denunciado la desaparición de su hijo en esas mismas fechas. La confirmación final ha llegado tras el contacto directo con los padres, que han podido acreditar su identidad.
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