Pandemia, abuso y sumisión empresarial en Girona

19 de marzo de 2021 a las 20:51h
Ya hace un año que la economía está en un punto muy deficiente y las empresas lo tienen difícil para hacer contrataciones y para dar unas buenas condiciones económicas al trabajador. Una empresa o autónomo, no solo tiene que pagar a los trabajadores; sino que tiene que pagar el alquiler del local, aparatos, herramientas, vehículos…  Una situación que se hace muy difícil con las pocas ayudas que se han dado hasta hoy. Aunque sabemos que para muchas empresas es difícil mantener o contratar nuevos perfiles, aun necesitándolos, me quiero centrar en el caso real de una persona a la que hace unos días la echaron de su trabajo sin motivo aparente. Joan era un chico que llevaba 2 meses sin tener ningún ingreso y por fin, después de hacer muchas entrevistas consiguió trabajo; aunque no era un trabajo de su sector, accedió porque tenía experiencia anterior y necesitaba dinero para poder sobrevivir. Joan trabajaba 8 horas al día de lunes a sábado en una multinacional con tienda en Girona. Allí sus compañeros le enseñaron todo lo que se tenía que aprender para atender al cliente, rellenar la reposición del stock… Aunque, a medida que fueron pasando los días Joan empezó a observar ciertas conductas inadecuadas o extrañas hacia la empresa. Cada uno le decía u ordenaba un trabajo diferente, muchas veces ni los propios trabajadores tenían claro qué y cómo tenían que hacer su trabajo y mareaban a Joan, haciéndolo responsable directo si no cumplía las normativas de los compañeros. Joan, después de 2 semanas, tuvo una conversación con su jefe y fue muy favorable y enriquecedora; pero Joan seguía sospechando y poco a poco perdía el entusiasmo por el nuevo trabajo; pero aun así, seguía con una sonrisa y trabajando como nunca para llegar a final de mes.  La política de empresa era muy extraña: formación a medias, todo el mundo mandaba, no tenían claro cómo trabajar en muchos momentos, lo dejaban solo continuamente, los teléfonos parecían inoperativos, los de recursos humanos lo miraban raramente cuando preguntaba alguna duda referente a la poca información que recibió cuando entró sobre su contratación… De lo que se dio cuenta es que esta empresa estaba vulnerando el derecho de los trabajadores, ya que por normativa, cualquier trabajador que haga una jornada intensiva de más de 6 horas tiene derecho a un descanso. Pues este descanso existía, pero se lo descontaban del sueldo. Si cada día hacía 30 minutos de descanso y trabajaba 6 días a la semana, dejaba de cobrar 3 horas semanales por el descanso. Aparte, su retribución por horas extras era inferior al mínimo exigible: 8 euros brutos la hora. Joan, al ver e ir averiguando cosas, se dio cuenta de que era una mala compañía pero siguió, hasta que al cabo de unos días su jefe lo llamó y decidió echarlo sin ningún motivo. El único motivo fue que como tenían los 2 carácter, seguramente, con el tiempo acabarían chocando. Una decisión muy extraña ¿verdad? Hay empresas pequeñas que tienen que sobrevivir como pueden y dan las oportunidades como pueden, pero hay empresas multinacionales con millones de trabajadores, almacenes, tiendas… que tienen la oportunidad de hacer feliz a muchas personas y familias y únicamente se aprovechan de la vulnerabilidad de la gente. Este tipo de empresa solo quieren personas que sean sumisas, que se dejen vulnerar y abusar continuamente y que no pidan nada. Personas calladas, que acepten que se aprovechen de ellas, personas sin carácter, personas que dejen de descansar, aun teniendo sus derechos, para que no les descuenten las horas semanales. ¿Hasta dónde hemos llegado?
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Cristina Clopés
Cristina Clopés
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