Gerona da luz verde al derribo de seis naves en riesgo inminente de derrumbe en la carretera de Barcelona

La Policía Municipal ha notificado esta mañana a los indigentes que debían abandonar la zona para no ser detenidos

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29 de septiembre de 2025 a las 15:41h
Actualizado: 29 de septiembre de 2025 a las 15:41h

Gerona ha comenzado a derribar seis de las naves abandonadas de la carretera Barcelona que corrían riesgo inminente de derrumbarse. Las obras, que el consistorio ejecuta de manera subsidiaria, costarán más de 400.000 euros y se prevé que el solar quede limpio del todo a principios de 2026. De entrada, las máquinas desbrozan la zona y retirarán todos los desechos que se acumulan dentro de las naves. El alcalde, Lluc Salellas, subraya que el derribo "marca el inicio de una transformación largamente esperada". Las naves que irán al suelo se encuentran entre los números 148 y 152; el resto, de momento, se mantendrán. Aunque el ayuntamiento dice que servicios sociales busca alternativas a los indigentes que vivían allí, parte de ellos aseguran que no se les ha ofrecido ninguna solución.

Las naves que ahora se han comenzado a derribar ocupan, en conjunto, más de 5.000 metros cuadrados (dentro de una parcela que tiene más del doble). Son las que se encuentran situadas justo después de la antigua fábrica Simon -que se convertirá en instituto- y del servicio para vehículos de El Corte Inglés. El Ayuntamiento de Gerona las tira al suelo de urgencia, después de que un informe técnico alertara de que cuatro de las naves corrían un riesgo muy alto de derrumbarse. De las dos restantes, la quinta presentaba riesgo alto; y la otra, riesgo bajo.

En el interior de estas naves, donde se acumulan numerosos desechos, vivían indigentes. Habían protagonizado peleas y, en algunas ocasiones, también provocado incendios.

Los trabajos para derribar las naves se alargarán unos cuatro meses y costarán más de 400.000 euros. De momento, una excavadora ya ha comenzado a desbrozar la parcela -donde crecía vegetación y numerosos árboles- y antes de comenzar a tirar al suelo las estructuras también se deberán retirar todos los desechos del interior. Además, como parte de las naves tienen amianto, será necesario llevar a cabo parte de la obra con maquinaria especializada.

El alcalde, Lluc Salellas, ha asegurado que hoy es "un día importante" para la ciudad, porque hace más de quince años que estas naves se encontraban abandonadas. Salellas ha subrayado que, tirándolas al suelo, se da un paso adelante para "poder transformar" la entrada sur de la ciudad en un espacio "mucho más amable y seguro", y conseguir que la carretera Barcelona se transforme en avenida.

El alcalde ha recordado que el consistorio ha asumido el derribo de manera subsidiaria porque los antiguos propietarios de las naves "no han actuado y han permitido que se fueran degradando año tras año". Pocos años antes de la crisis, un entramado de promotores, Desarrollos Inmobiliarios Fluvià SL, las adquirió para hacer pisos. Pero el estallido de la burbuja inmobiliaria acabó provocando que la sociedad quebrara. Actualmente, quien tutela las naves es un administrador concursal.

"Soportar la degradación"

Lluc Salellas ha recordado que la ciudad "ha tenido que soportar la degradación" de esta zona. Y que, después de requerir a la antigua propiedad que actuara y recibir la respuesta de que no podía -porque no tenía fondos- fue cuando el consistorio decidió encargar el informe que ha concluido que las naves corren riesgo inminente de colapso. "Por eso, ante este peligro, actuamos de manera subsidiaria", ha subrayado.

El consistorio, sin embargo, no deberá asumir la factura del derribo. Porque si bien ahora sí que la pagará, una vez que algún inversor muestre interés por desarrollar el solar que quedará en la zona, también deberá hacerse cargo de lo que ha costado tirar al suelo las naves. 

"Hoy es el inicio de esta transformación urbanística largamente esperada y deseada", ha dicho Salellas. "Con este derribo ponemos en marcha un efecto dominó para transformar la carretera Barcelona en avenida", ha añadido el alcalde, recordando el resto de proyectos que también hay dentro del área (como la Casa de la Tecnología, el nuevo instituto Ermessenda o el aparcamiento disuasivo junto a la Clínica Girona).

El resto, se mantienen

Las naves que han comenzado a ir al suelo, sin embargo, no son las únicas que están abandonadas. Porque más abajo, hasta llegar al número 169, también hay otras que están en desuso desde hace años. El alcalde de Gerona, sin embargo, ha explicado que estas, de momento, se mantendrán en pie porque no corren riesgo estructural y, en este caso, sus propietarios sí que han llevado a cabo tareas para consolidar aquellos elementos que tenían peligro de desprenderse.

"Podemos actuar en estas seis naves porque hay un problema de seguridad; el resto, sin embargo, no se encuentran en esta situación", ha precisado Salellas. De hecho, el alcalde también ha dicho que la Generalitat es propietaria de una de las otras naves, y ha explicado que cuando el ayuntamiento les requirió que actuaran, lo hizo. "En este caso, para estas naves deberemos buscar otras fórmulas, que quizás irán más a medio plazo", ha precisado Salellas, en referencia a cuál será su futuro.

Desde servicios sociales

Antes de comenzar las tareas de derribo, la policía también ha desalojado a los indigentes que vivían en el interior de las naves (y que, en algunos casos, habían montado estructuras dentro para resguardarse). Salellas ha explicado que "es difícil" saber exactamente cuántos había, porque se trata de una "población flotante" que iba y venía. Pero también ha precisado que, estas últimas semanas, tanto servicios sociales como la Policía Municipal han trabajado para "buscar soluciones a aquellos casos más estructurales y vulnerables", que habían hecho de las naves su residencia habitual.

El alcalde también ha explicado que, a raíz de este trabajo, "la inmensa mayoría" de los indigentes han ido abandonando los espacios en los últimos días. Salellas, sin embargo, tampoco ha ocultado que la pobreza se ha convertido en un "problema estructural", y que hacen falta más recursos tanto de la Generalitat como del Estado para "combatir este reto".

Por último, Salellas ha explicado que el administrador concursal que tutela las naves está intentando encontrar inversores interesados en desarrollar el solar. "Pero esto no es una operación sencilla, porque también supone asumir la deuda acumulada; estamos hablando de decenas de millones de euros y, por lo tanto, por eso creo que todavía toma más valor que el Ayuntamiento de Gerona haya cogido la sartén por el mango y actúe", ha concluido.

Con las pertenencias en carritos

Al otro lado de la carretera Barcelona, bajo la sombra, hay algunos de los indigentes que hasta ahora estaban en las naves. Tienen sus pertenencias dentro de bolsas y carritos de supermercado. Explican que eran hacia una quincena, y que esta noche la Policía Municipal les ha despertado para decirles que se marcharan.

"Nos han dicho que si oponíamos resistencia nos detendrían; no hemos tenido otra opción y ahora no sabemos dónde ir", dice uno de ellos, Byron Bendeck, que se apoya sobre el carro de supermercado donde tiene ropa y otras pertenencias. Bendeck, que explica que llevaba seis años dentro de una de las naves, admite que dentro del grupo hay indigentes que han provocado problemas -también, porque son adictos- pero lamenta que no se les haya ofrecido ayuda desde servicios sociales.

"Fui a La Sopa, pero no nos ayudaron porque nos dijeron que no había plazas y estaban desbordados", relata, en referencia al centro de ayuda a personas sin hogar del Barri Vell. Admite que la policía ya les había advertido que los podían desalojar, pero también asegura que ahora mismo lo tienen "difícil" para buscar un lugar. "Como mínimo, tendremos que ir bajo un puente", concluye.

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