Los arqueólogos han encontrado un nuevo esqueleto de bóvido de hace 3,1 millones de años, el decimosexto descubierto hasta ahora, en el yacimiento del Camp dels Ninots de Caldes de Malavella (Selva). El ejemplar conserva todos los huesos (más de 200) y se ha encontrado a unos 2 metros y medio de profundidad. El hallazgo evidencia la riqueza de este yacimiento del plioceno y lo sitúa en importancia al mismo nivel de otros de la prehistoria (como los de Messel y Eikfield en Alemania). Los arqueólogos responsables de la excavación, Gerard Campeny y Bruno Gómez, explican que el descubrimiento de los bóvidos ha permitido profundizar en el estudio de la vida de esta especie y descubrir que, al contrario de lo que se pensaba hasta ahora, los cuernos no eran un rasgo distintivo de los machos, porque las hembras también los tenían. Además de los animales, los estratos geológicos del Camp dels Ninots también permiten estudiar cómo fue el paso del clima subtropical al mediterráneo.
El subsuelo del yacimiento del Camp dels Ninots sigue desvelando secretos de la prehistoria. La decimocuarta campaña de excavaciones ha sacado a la luz un nuevo esqueleto de bóvido de hace 3,1 millones de años con conexión anatómica (es decir, que conserva todos los huesos). Pertenece a la especie Parabos o Alephis tigneresi y se ha encontrado a unos 2 metros y medio de profundidad. Los arqueólogos explican que este bóvido pesaría unos 500 kilos y que desde la cabeza hasta las patas mediría unos 1,80 metros. Es un poco más pequeño que los otros quince que se han desenterrado hasta ahora en el yacimiento, pero su descubrimiento ha permitido descubrir rasgos anatómicos de la especie y profundizar en la forma en que vivían. "Hasta ahora, por los estudios realizados en África, se creía que estos bóvidos vivían en grupos reducidos, formados por un macho dominante y cuatro o cinco hembras", explica uno de los responsables de la excavación, Bruno Gómez. Pero con los esqueletos que se llevan desenterrados en el yacimiento gerundense, se evidencia que la especie vivía en grupos más numerosos. "Posiblemente, convivían hasta 20 ó 30 animales", concreta el arqueólogo. Además, los dieciséis bóvidos desenterrados hasta ahora también han puesto de relieve que, al contrario de lo que se creía, los cuernos no eran un rasgo distintivo de los machos. "Las hembras también los tenían, porque sería mucha casualidad que todos los ejemplares que hemos localizado hasta ahora fueran machos", precisa el otro codirector de las excavaciones, Gerard Campeny. A partir de esta tarde, el equipo de arqueólogos extraerá el esqueleto del subsuelo donde hace 3,1 millones de años que descansa. Será una tarea minuciosa, que durará unos diez días, porque el bóvido tiene más de 200 huesos. Se pondrán en unas planchas de espuma, que se trasladarán al laboratorio de restauración que hay en Caldes mismo. Desde aquí, se llevarán a la sede del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES), con sede en Tarragona, que es el centro que desde 2003 impulsa las excavaciones. Importancia internacional El Camp dels Ninots es prolífico en la historia del plioceno superior. Lo evidencian los hallazgos realizados hasta ahora en el yacimiento, que tiene 275.000 metros cuadrados y una profundidad de hasta 85 metros (de momento, sin embargo, sólo se excavan los estratos superiores, que pueden llegar a unos 10 metros de profundidad). A los dieciséis bóvidos descubiertos hasta ahora, se suman también cinco esqueletos completos de tapir y cuatro de rinocerontes. Aparte, a lo largo de las sucesivas campañas también se han encontrado restos vegetales fósiles, pequeños vertebrados o conchas de tortugas, entre otros. Gerard Campeny explica que "desde el punto de vista científico" el yacimiento es único. "En Europa, de este período, los que hay se podrían contar con los dedos de la mano", precisa el arqueólogo. El Camp dels Ninots está declarado como Bien Cultural de Interés Nacional (BCIN) desde 2015, pero Campeny asegura que su importancia traspasa fronteras. El arqueólogo afirma que el yacimiento se puede "equiparar" con otros de la prehistoria que ya son Patrimonio de la Humanidad. En concreto, los de Messel y Ekfield, situados en Alemania y que, en este caso, se remontan a pleno eoceno (un período de la prehistoria situado entre 50 y 40 millones de años atrás). Un lago prehistórico Lo que ha permitido conservar tan bien los esqueletos es, precisamente, la geología que hace 3,1 millones de años atrás había en este paraje de Caldes de Malavella. Entonces, la zona era un lago que había nacido en el cráter de un antiguo volcán. El agua atraía a los animales, que iban a beber. "Hubo un fenómeno catastrófico, sin embargo, que hizo que se murieran", concreta Gómez. Aunque no saberlo con certeza, los arqueólogos creen que las especies se intoxicaron por las emanaciones gaseosas que salieron de la falla del volcán. Aquellos animales que había a la orilla del agua cayeron al lago, se hundieron y los lodos preservaron los esqueletos intactos. Cambio climático Aparte de todos los esqueletos de animales del plioceno que preserva el yacimiento, el Camp dels Ninots también tiene otra importancia científica. Permite estudiar cómo nació el clima mediterráneo de hoy en día. En el plioceno superior, lo que había en la zona era un clima subtropical. Y ahora, gracias al estudio de los fósiles, los arqueólogos del IPHES confían en entender cómo fue este cambio. "El plioceno es un período muy interesante desde el punto de vista climático, porque es cuando empieza a aparecer el clima mediterráneo", precisa Campeny. Y añade: "Justo después de que el lago se secara, el clima cambió y aparecieron las estaciones, las glaciaciones, etc. Por lo tanto, el estudio de los diferentes estratos nos ayudará a entender cómo se produjo este cambio".
