El pasado domingo, la Parroquia de Santa Teresa, del popular barrio de Ca la Guidó de Blanes –situado al norte de la población–, se vistió de gala. En honor a la festividad de su patrona -que había recaído el viernes anterior, 15 de octubre- la iglesia del vecindario trasladó esta celebración para que tuviera lugar la mañana de ayer y pudiera ser mucho más lucida que en un día laborable.
En primer lugar, la misa que se celebra todos los domingos se vistió de gala especialmente para festejar la celebración de su patrona, quien da nombre a esta comunidad religiosa católica. La Parroquia de Santa Teresa se inauguró a principios de la década de los años 70, y desde entonces conserva su identidad sencilla pero cargada de contenido. Seguidamente, la fiesta se completó con un concierto de piano y violín que remató una mañana-mediodía diferente al año y medio que ya hace desde que se convive obligatoriamente con el contexto de la pandemia.
Ambos actos los encabezaron el alcalde de Blanes, Àngel Canosa, y el presidente de la Asociación de Vecinos de Ca la Guidó-Mas Carolet, Basilio Fuente, acompañados de concejales y concejalas del Ayuntamiento de Blanes. La misa oficiada por el rector de la parroquia, Josep Perich, -quien también cuida de otra emblemática parroquia de la villa, la de la Sagrada Familia, en el barrio de Els Pins- contó con varios cantos, el último de los cuales fueron los gozos de Santa Teresa, como no podía ser de otra manera.
Al término del oficio religioso, el cura agradeció especialmente la participación de varias vecinas del barrio que habían trabajado a fondo para limpiar y engalanar el recinto para la ocasión. Así, había varios murales recordando algunas de las populares máximas de Santa Teresa de Jesús, como la más conocida: "Nada te turbe; nada te espante; todo se pasa; Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza. Quien a Dios tiene nada le falta. Solo Dios basta".
Concierto de Piano y Violín con Agustí y Martí DelgadoPara completar la especial celebración de Santa Teresa, se pudo disfrutar de un concierto breve pero intenso, a cargo del profesor Agustí Delgado y de su hijo Martí Delgado, tocando respectivamente el piano y el violín. Padre e hijo ofrecieron a la concurrencia –a la que se añadió más público para la ocasión después de la misa– una selección a base de cuatro obras.
Antes de cada tema musical ambos se encargaron de explicar a los espectadores algunos detalles de las obras que oirían a continuación, especialmente de sus respectivos autores. La primera pieza musical fue 'Sonatina', de Antonín Dvorák, la última que escribió en el siglo XIX durante su viaje a Estados Unidos. El célebre compositor checo, conocido por su Sinfonía del Nuevo Mundo, compuso 'Sonatina' para piano y violín, tal como se interpretó ayer.
La segunda pieza del concierto fue la 'Sonata' de Bach, interpretada solo por violín, a cargo de Martí Delgado. Tras esta pieza tan inspiradora, padre e hijo ofrecieron 'La Meditación de Thaís', un extracto de la ópera 'Thaïs', de Jules Massenet, que transcurre en Egipto durante la época bizantina. El fragmento que ofrecieron es uno de los pasajes más conocidos, y se trata de una meditación religiosa del acto II de la ópera.
Por último, el concierto matinal se cerró con una sardana: 'Sant Martí del Canigó', del inmortal compositor catalán Pau Casals. La escribió durante el exilio en Prada de Conflent, y está dedicada al monasterio homónimo del Canigó, inspirada en el poema del mismo nombre, compuesto por Jacint Verdaguer. Congruente con sus principios, Pau Casals, quien tuvo que vivir en el exilio durante la España Franquista, se negó a tocar en ningún país que reconociera el régimen dictatorial.
Así fue hasta que el presidente de Estados Unidos, John Fitzgerald Kennedy le invitó a tocar en Estados Unidos. Fue entonces cuando pronunció su conocido discurso sobre Cataluña ante las Naciones Unidas. La interpretación de la sardana de Pau Casals puso punto y final a una sesión musical que entusiasmó al público asistente, que remató cada una de las piezas con fuertes aplausos.