Disminuyen los abandonos de animales en las comarcas gerundenses después de la pandemia

29 de julio de 2023 a las 20:46h

Los abandonos de animales han disminuido en las comarcas gerundenses respecto a los registrados en 2019, antes de la pandemia. El director de la Asociación Protectora de Animales (APA) Rodamón ubicada en Palafrugell (Baix Empordà), Àngel Viladegut, lo atribuye al hecho de que "con la covid se han criado menos perros y hay menos". Y, en cambio, descarta que los propietarios sean más conscientes. "Lo son si hacemos la comparativa con veinte años atrás, pero no con pocos años". Además, Viladegut alerta de que tienen una gran problemática relacionada con el abandono de perros de raza peligrosa, que ocupan gran parte de las instalaciones "porque tienen problemas de socialización" y que "cuesta más que los adopten".

Los abandonos de animales de compañía en las comarcas de Girona ha disminuido respecto a los casos de antes de la pandemia. El Centro de Acogida de Animales de la Selva (CAAS), por ejemplo, rescató el año pasado 1.052 gatos y perros, frente a los 1.109 de 2019 (-5%). En el Baix Empordà, la Asociación Protectora de Animales (APA) Rodamón recogió 370 en 2022, mientras que en 2019 ingresaron 557 (-33,6%). Y en el Alt Empordà, la Asociación protectora de animales y plantas de Figueres recogió 262 en 2022, una tendencia también a la baja si lo comparamos con los 179 del año anterior (no tienen datos de 2019).

Aunque los datos incluyen también los gatos, la mayoría de los abandonados son perros. En cifras del año pasado, el CAAS recogió 907 perros -que representa un 86,2% del total de abandonos registrados- y 145 gatos. En la APA Rodamón accedieron 341 perros -que representan un 92,2% del total- y 29 gatos, mientras que en la protectora de Figueres se ingresaron 255 perros -un 97,3%- y sólo 7 gatos.

En esta línea, el director de la APA Rodamón, Àngel Viladegut, atribuye el descenso de abandonos después de la pandemia al hecho de que "con la covid se han criado menos perros y hay menos". En cambio, descarta el argumento de que se deba a un incremento de la conciencia de los propietarios. "Si lo comparamos con hace veinte años quizás sí que la gente es más consciente, pero no con pocos años atrás", sostiene.

Multan de hasta 20.000 euros

Viladegut está convencido de que el chip es un elemento clave para que haya menos abandonos. "La única manera de conseguir que los propietarios sean más responsables es identificar a los animales" porque, según dice, "hace que la gente a la hora de abandonar, se lo piense dos veces por la responsabilidad que hay detrás".

Además, recuerda que "es más difícil llegar al propietario del perro que no está identificado" (tanto en caso de abandono como de pérdida). Aunque asegura que "alguna vez se ha podido conseguir", tiene claro que "el esfuerzo es mucho mayor".

Por eso, detalla que desde la APA se promueven campañas "para que la gente entienda que es necesario poner el chip a los animales de compañía". En Cataluña es obligatorio identificar a los animales domésticos con un microchip homologado, además de tenerlos censados en el ayuntamiento de la población donde se viva. No cumplir alguno de estos requisitos y abandonar al animal puede comportar multas de hasta 20.000 euros.

La mayoría se abandonan cerca de la protectora

En el Baix Empordà, según los datos facilitados por la APA Rodamón, la mayoría de perros abandonados se dejan en Palafrugell "porque es donde está instalada la protectora". "Nadie los abandona en su pueblo porque volverían a casa", dice Viladegut. Desde principios de este 2023, el 33,6% de los animales recogidos en la comarca se han encontrado dentro del término municipal de Palafrugell, seguido por el 13,77% de los que han aparecido en Calonge (Baix Empordà).

Este fenómeno, sin embargo, no se repite en la Selva donde la protectora está ubicada en Tossa de Mar. Aunque todavía no se tienen datos de los servicios de este 2023, en esta comarca, el municipio donde más abandonos se detectaron el año pasado es Maçanet de la Selva (17,2 %), seguido de Vidreres (16,1 %), Lloret de Mar (14,4 %) y Blanes (11,6 %).

Más del 50% son perros de raza peligrosa

Parte de los perros que entran en las protectoras gerundenses son considerados "potencialmente peligrosos" (PPP), ya sea por pertenecer a razas concretas -como los Rottweilers, los Pitbulls o los Dobermans, entre otros- o porque están entrenados para atacar. Esto dificulta la gestión de los centros porque estos animales tienen "problemas de socialización, ocupan más espacio y cuesta más que se adopten".

El director de la protectora de animales Rodamón, Àngel Viladegut, explica que actualmente tienen 25 perros peligrosos en Palafrugell y que estos "ocupan un 50% del espacio disponible en la protectora" porque la mayoría deben estar solos dentro de cerrados donde podrían vivir tres perros.

Esta es una problemática que comparten con el resto de protectoras. Por un lado, la Asociación protectora de animales y plantas de Figueres tiene actualmente alrededor de un 75% de los perros de esta tipología en el centro. Por lo que respecta al CAAS, ha cerrado el 2022 con 52 perros clasificados como PPP residiendo, lo que representa un 59% del total.

El 40% se recuperan

De los animales que llegan a la protectora del Baix Empordà se estima, según detalla el director de la APA, que "un 60% que han sido abandonados, pero el 40% son animales que se recuperan porque se han perdido o escapado y la familia los está buscando".

En la Selva el año pasado se recuperaron 424 de los 1.052 que entraron. Esto representa también el 40% del total de animales recogidos. Sin embargo, desde el Consejo Comarcal de la Selva estima que "más del 75% de los animales recogidos en las calles y caminos de la comarca son recuperados por sus propietarios" y lo justifica diciendo que "los que llevan identificación y son devueltos directamente por los servicios municipales sin entrar en el CAAS".

Menos adopciones que ingresos

El director de la protectora de Palafrugell explica que "los abandonos se concentran en verano y las adopciones se producen durante el resto del año", cuando van saliendo los animales que han encontrado y no se han podido recuperar. Sin embargo, no se consigue igualar las adopciones con los ingresos.

En cifras, en la Selva, el año pasado se adoptaron 350 perros respecto a los 907 que entraron (38,6%) y 117 gatos de los 145 recogidos (80,7%). En la misma línea, en la protectora del Alt Empordà se adoptaron 93 caninos de los 255 que entraron (36,5%) y 7 felinos, que en este caso sí que se igualan a los que ingresaron durante el año.

Poner chip a los gatos

Los gatos que viven en la APA Rodamón se clasifican en dos tipologías. Por un lado, hay una colonia de una cincuentena de gatos salvajes que pasean por la finca, pero también hay una docena de domésticos a los que se ha habilitado un espacio delimitado. "Los que forman parte de la colonia eran gatos que se han ido a buscar porque estaban en algún lugar conflictivo".

Hablando de colonias, el director de la protectora de Palafrugell critica que "la nueva ley de protección animal es muy exigente en lo que respecta a los gatos". Viladegut detalla que "obliga a los ayuntamientos a hacer un gasto muy alto para poner chips a los gatos de la calle" y considera que "lo más importante es invertir en esterilizarlos como ya se estaba haciendo".

En cambio, Viladegut es partidario de colocar microchips a todos los gatos domésticos "aunque vivan dentro de casa" porque considera que "facilita que se puedan recuperar si alguna vez se pierden".

Plantearse bien si se puede tener el animal

Antes de quedarse un perro, el director de la APA insiste en decir que "es necesario que sea una decisión consensuada entre toda la familia y no hecha por los niños". Recuerda que "un animal necesita unas dos o tres horas diarias de atención y tiene unos gastos económicos asociados". Por eso, desde la protectora propician unos encuentros previos para hacer paseos, ver la dificultad que tiene cuidarlo y conocerse antes de consumar la adopción.

A modo de ejemplo, Viladegut recuerda que hace unos veranos hicieron una campaña para que los niños fueran propietarios de un perro durante los meses de vacaciones. "Venían una vez al día cada día a pasear al perro", recoge. "Se apuntaron unos cincuenta niños y acabaron viniendo sólo dos a finales de verano", relata. El director de la protectora está convencido de que "aprendieron que un perro no es un juguete y que si no cubres sus necesidades, no irá bien".

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