El 13 de octubre del año 2013 moría en Lloret de Mar después de una larga enfermedad el artista blanense Esteve Baltrons i Roura, más conocido internacionalmente bajo su nombre artístico, Esteban de Balt. Para recordar la huella que dejó en vida en los corazones de muchos blanenses, pero sobre todo también de los visitantes que llenaban cada verano su local, esta semana se ha realizado un acto que, en buena parte, se dedicó a rememorarlo.
Se trataba de una charla a cargo del historiador blanense y técnico del Archivo Municipal, Aitor Roger. Si bien el título de la conferencia era 'Blanes, tierra de artistas', la segunda parte quedó centrada íntegramente en recordar tanto su trayectoria vital como artística, después de que en primer lugar se habló de artistas tanto de Blanes como de fuera que desarrollaron su carrera en el municipio.
En este último sentido, Aitor Roger habló sobre todo de artistas plásticos como Antoni Calderó o los hermanos Josep Ma y Joan Padern. También enumeró a Rafel Bataller, Joan Roig i Soler, Joan Junceda —de quien recientemente se han cumplido 75 años de su muerte—, Joan Llimona y Lluïsa Vidal, entre otros.
El acto tuvo lugar en el Casal Cívico y Comunitario Benet Ribas, del Departamento de Bienestar y Familia de la Generalitat. No hace falta decir que la sala estaba llena a rebosar, sobre todo por la gran huella que dejó en el corazón de muchos blanenses el artista Esteban de Balt. Antes de empezar la charla, introdujo la sesión la directora del Casal Benet Ribas, Susanna Sola, quien agradeció al conferenciante su implicación.
Un artista de pies a cabeza, con un carácter difícil pero con un corazón inmenso
Esteve Baltrons i Roura nació el 12 de marzo —curiosamente la misma fecha en que lo hizo el conferenciante, Aitor Roger— del año 1936. Fue toda la vida un artista de pies a cabeza, con un carácter a veces difícil, pero con un corazón generoso que todo el mundo apreciaba. Era hijo de una familia de terrassenses del barrio de Raval, en el centro del municipio, y desde pequeño ya demostró que lo que más le gustaba era cantar. Por eso formó parte de la Parroquia Santa Maria, donde destacó entre sus compañeros por la calidad de su voz.
Con 17 años empezó a probar suerte como cantante después de que sus primeras lecciones las recibió del maestro Josep Espeita en una escuela particular que el pianista de Rádio Barcelona tenía en Blanes. Esteve Baltrons actuó con diversas formaciones catalanas de renombre, así como en el mítico cabaret El Molino del Paral·lel de Barcelona. Cantaba los temas más conocidos del momento —entre finales de la década de los años 50 y principios de los años 60— y compartía escenarios con Mary Mistral y Frank Johnson.
Durante aquella época también actuó en otras conocidas salas como Bolero, Empòrium, Río, o el Teatro Victoria. Incluso participó en certámenes musicales como el Festival de Canción Catalana de Badalona, donde ganó con la canción 'El pueblo abandonado'. La etapa de Barcelona le permitió entrar en contacto con el mundo del cine como bailarín en varias películas como 'La Bella Lola', 'Altas Variedades', 'Hay alguien tras la puerta', o bien 'El rapto de las Sabinas'.
En 1969 actuó por primera vez en Alemania, más concretamente en el programa Der Goldene Shultz de Vico Torriani en la ZDF, la segunda cadena de la televisión alemana. En Múnich, y gracias a su representante, Gerda Kell, conoció al Doctor Heinz Stein, productor y propietario de la casa de discos Supertone, con quien firmó su primer contrato de grabación en el extranjero, cantando en alemán y castellano.
En 1979 fue uno de los momentos más importantes de su carrera artística, ya que participó en la película de Peter Fleischmann, Die Hamburger Krankheit (El virus de Hamburgo), con Helmut Griem y Fernando Arrabal. También formó parte del grupo de artistas de vanguardia alemana que integraban el espectáculo Opera Curiosa, que dirigía la actriz de renombre Marianne Sägebrecht. Esteban de Balt también obtuvo el éxito y la popularidad –sobre todo como latin lover- en otros países de Europa: Francia, Austria y Alemania. Posiblemente era más popular fuera que en su propio país, un hecho que a menudo el propio cantante lamentaba.
En Blanes tuvo abierto durante más de treinta años (1964-1998) el local Los Tarantos. Para muchos era el lugar de referencia por excelencia para pasar un buen rato disfrutando de las canciones, las bromas y la complicidad de Esteban, que siempre será recordado por ser un artista en mayúsculas, como pocos quedan ya: polifacético, espectacular, seductor, divertido, atractivo y repartiendo sonrisas para todos.
Los últimos años de su vida los pasó en Lloret de Mar, donde también regentó durante unos años otro local hasta que tuvo que dejar de actuar por motivos de salud. El 23 de noviembre de 2007 se le rindió en Blanes un emotivo homenaje a quien sin duda es el cantante blanense más internacional, un acto donde Esteban pudo disfrutar del calor y el reconocimiento de todo un pueblo.