El pasado sábado 11 de noviembre el Ayuntamiento de Blanes rindió homenaje a una mujer que ha vivido en primera persona la historia más reciente durante todo un siglo. Se trata de Montserrat Valls Sala, quien este fin de semana ha cumplido la simbólica fecha del centenario de vida, es decir: su primer aniversario.
El acto de reconocimiento lo encabezó el teniente de alcalde de la Tercera Edad, Mario Ros, acompañado de representantes de la Asociación de Pensionistas y Jubilados del Casal Benet Ribas, así como de la Asociación de Prejubilados y Pensionistas de la Casa del Mar. Se trataba de Miguel Clavero y Francina Santandreu por un lado, así como de Ma Carmen Gómez y Maria Ruiz por el otro, respectivamente.
Los representantes del consistorio blanense y de las dos entidades relacionadas con la tercera edad entregaron a Montserrat Valls Sala varios obsequios con motivo de tan señalado aniversario. Por un lado, dos ramos de flores, y por otro una cesta con productos de belleza. Pero también la obsequiaron con un libro sobre la historia de Blanes, así como con otro presente muy especial, que testimoniaba la señalada celebración de qué se trata.

Placa conmemorativa de los 100 años y varios obsequios
Mario Ros se encargó de entregar a la homenajeada una placa conmemorativa oficial del Ayuntamiento de Blanes con motivo de haber llegado a los 100 años. Cabe decir que en esta ocasión el acto festivo se acogió al Restaurante Sa Malica, situado frente al privilegiado entorno de la playa y la Roca de Sa Palomera.
Allí la esperaban escondidos los miembros de la familia de la homenajeada, que no sabía que le esperaba esta sorpresa: una comida con buena parte de todos aquellos y aquellas que la quieren, que no se querían perder una ocasión tan especial. A pesar de su avanzada edad, Montserrat Valls Sala llegó al lugar de la celebración por su propio pie, mostrándose muy agradecida por el gesto de su familia, que demostró con este gesto la gran estima que le tienen.
Montserrat Valls Sala nació el 11 de noviembre de 1923 y se casó con Francesc Serra, que era de Blanes. Fue entonces cuando se trasladó a vivir aquí: su marido trabajaba en la SAFA, y ella se dedicaba al mundo de la confección desde su casa. En la actualidad se encuentra físicamente muy bien y tiene la cabeza muy clara. Tanto es así, que vive sola y sólo cada 15 días va una persona a su casa para ayudarla en alguna tarea del hogar que le resulta pesada.