26 años y medio de prisión al profesor que abusó de 5 alumnos

14 de diciembre de 2023 a las 22:59h

La Audiencia de Girona ha condenado a 26 años y medio de prisión a Jordi Brull, el profesor de batería de Quart que abusó sexualmente de cinco alumnos entre los años 2009 y 2020.

La sentencia de la sección tercera concluye que el acusado se aprovechó de “la influencia” que tenía hacia los jóvenes, que habían comenzado clases particulares con él siendo menores de edad, para perpetrar los abusos en el sótano de su casa.

Las víctimas describieron el ‘modus operandi’ del profesor en el juicio y explicaron que comenzaba haciéndoles masajes y, con el paso del tiempo, pasaba a tocamientos, masturbaciones y felaciones. El profesor condenado está en libertad. La Audiencia remarca que el tiempo efectivo de cumplimiento de la condena es de máximo 20 años.

Al final del juicio, que se celebró del 3 al 5 de octubre, la fiscalía mantuvo la petición de 43 años de prisión. La acusación particular, encabezada por el letrado Benet Salellas en nombre de las víctimas, solicitó una condena de 48 años. La defensa pidió la absolución después de que el acusado, en su declaración, admitiera que había mantenido relaciones sexuales con cuatro de los jóvenes, alegando que fueron consensuadas y que entonces el consentimiento se situaba en los 13 años.

La sentencia de la sección tercera de la Audiencia de Girona, de la que ha sido ponente el magistrado Ildefons Carol, concluye que el profesor de batería abusó sexualmente de los cinco alumnos y descarta que hubiera consentimiento.

El tribunal argumenta que Jordi Brull se aprovechó de la “situación de superioridad” que tenía hacia las víctimas, que comenzaron las clases particulares con él siendo menores de edad, y que ejecutó “un plan premeditado”: “Se fue ganando la confianza de sus alumnos con la intención de convertirse en un ‘padre-colega’ y en su protector. Así, conseguía este vínculo con los alumnos mediante “manipulación emocional” y, después, pasaba a “la acción” para perpetrar los abusos”.

La sentencia recoge que, tal y como explicaron los jóvenes en el juicio, el maestro de batería actuaba siguiendo un patrón y tenía un ‘modus operandi’ claro: “El procesado se valió de su ascendente en los alumnos —y del temor de ellos a hacerle daño, a perderlo como adulto referente o a perder las clases de batería con él— para, lenta y progresivamente, irles obligando a aceptar las prácticas sexuales a las que les sometía”. “El procesado difícilmente podía desconocer que no estaba obteniendo un consentimiento libre por parte de ellos, sino forzándolos mediante conductas manipuladoras”, subraya la Audiencia.

La sentencia considera probado que abusó sexualmente de cinco alumnos entre los años 2009 y 2020 en el sótano de su casa, donde tenía una especie de estudio donde impartía las clases particulares, y le condena como autor de tres delitos continuados de abuso sexual con penetración y dos delitos de abuso sexual, uno de ellos con penetración.

 

Pautas de los “perpetradores de abusos”

El tribunal señala que el comportamiento del procesado siguió “casi al detalle” todas las pautas que la psicología moderna detecta “en los perpetradores de abusos a niños o jóvenes” como son formar relaciones, probar los límites, tantear tocamientos “en exceso”, intimidar, compartir material sexual y comunicarse en secreto.

Así, la Audiencia expone que Brull escogía víctimas “en diferentes fases de construcción de su personalidad” y hacía creer a cada uno de ellos que eran los mejores alumnos y que tenían un futuro prometedor en la música: “La situación de superioridad del acusado en relación con los cinco denunciantes resulta evidente: no sólo por la desproporción de edades entre él y los alumnos —entre 32 y 46 años— y por el hecho innegable de ser su profesor, sino también por el hecho de ser la persona en quien todos ellos habían depositado sus esperanzas de futuro”.

Desde el primer día se mostraba “cariñoso” con ellos, abrazándolos y besándolos. Después, y con la excusa del esfuerzo que supone tocar la batería, les hacía masajes que “progresivamente” dirigía a la zona de los genitales. Con el paso del tiempo, esto fue a más llegando a masturbaciones o felaciones.

A la hora de considerar probados los hechos, el tribunal señala la “solidez” de las declaraciones de las víctimas: “Que sean varias las personas que denuncian haber sufrido abusos sexuales por parte de un mismo procesado, en un escenario similar o igual, puede reforzar o corroborar sus respectivas declaraciones, sobre todo si cada una de ellas, por sí misma, resulta verosímil y creíble”.

Además, la Audiencia también remarca que todas las víctimas del profesor de batería arrastran secuelas emocionales y psicológicas como consecuencia de haber sufrido abusos sexuales y que son unas pruebas periciales que sirven para acreditar los hechos. “Las doctoras exponen que los cinco denunciantes —y un sexto que también denunció, pero los hechos estaban prescritos— presentan afectación emocional. Según los peritos, la sintomatología demuestra en los cinco casos la existencia de un trauma”, argumenta la resolución.

 

Versión exculpatoria calculada “al milímetro”

El procesado declaró al final del juicio, después de haber escuchado todos los testimonios y los peritos, y sólo respondió a las preguntas de la defensa. El tribunal no se cree su versión y llega a decir en la sentencia que es un relato calculado “al milímetro” para intentar eludir las consecuencias penales de sus actos.

Brull, que anteriormente había negado los hechos, alegó en el juicio que había mantenido relaciones sexuales consentidas con cuatro de las cinco víctimas, precisamente los que tenían más de 13 años en los momentos de los hechos y que, por lo tanto, según la ley de entonces podían llegar a prestar consentimiento.

“La declaración del señor Brull no nos merece ningún crédito, pues nos parece incompleta, parcialmente inveraz y, sobre todo, formulada como mera intención exculpatoria. Aunque, eso sí, el procesado la expuso con la misma tranquilidad y frialdad con la cual, según declaró un agente de policía, encajó la noticia de su detención”, concluye la sala.

El tribunal formado por los magistrados Ildefons Carol, Fátima Ramírez y Sonia Losada concluye que la declaración del profesor de batería intentó ser una “vía de escape” pero que, al final, sólo ha servido para reforzar aún más el relato de las víctimas.

La Audiencia condena a Jordi Brull a 26 años y medio de prisión, pero recoge que, “por imperativo legal”, el tiempo de cumplimiento efectivo de la pena será de máximo 20 años. El procesado ha estado en libertad a lo largo del procedimiento.

Aparte de la pena de prisión, también le imponen 5 años de libertad vigilada y le prohíben comunicarse o acercarse a menos de 300 metros de las víctimas. En concepto de responsabilidad civil, deberá indemnizar a los jóvenes con 80.000 euros por el daño moral. La sentencia no es firme y se puede recurrir interponiendo recurso al TSJC.

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C CIUTAT
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