Esta semana el Ayuntamiento de Blanes ha homenajeado a Francisca Blanes Jiménez, una longeva vecina de este municipio donde empieza la Costa Brava, con motivo de haber cumplido los 100 años.
El alcalde de Blanes, Jordi Hernández, acompañado del director territorial del Departamento de Derechos Sociales e Inclusión en Girona, David Álvarez; y del teniente de alcalde de La Gente Mayor, Mario Ros, encabezaron el acto de reconocimiento alojado en el domicilio donde vive La Francisca, en el barrio de La Plantera.
Jordi Hernández, David Álvarez y Mario Ros entregaron a Francisca Blanes Jiménez varios obsequios con motivo de tan señalada efeméride, que ocurre el día 8 de diciembre. La familia pidió al Departamento de Acción Social del Ayuntamiento que el acto tuviera lugar dos días más tarde, el martes día 10 al mediodía, por lo que así se hizo.
Una mujer predestinada a vivir en Blanes por su apellido
En representación del Ayuntamiento de Blanes el alcalde y el teniente de alcalde entregaron a la mujer homenajeada una placa conmemorativa del centenario de vida completo, así como tres libros que tratan sobre diversos temas de Blanes y un ramo de flores que le gustó de manera especial. Por su parte, David Álvarez le entregó la Medalla Centenaria que otorga el Gobierno de la Generalitat.
Se trata de un reconocimiento que concede la consejería de Derechos Sociales de la Generalitat de Cataluña, por la contribución que han hecho mujeres y hombres del país en valores, experiencia y conocimiento que han acumulado y transmitido a las nuevas generaciones durante los 100 años de vida. Se considera que las personas mayores son un elemento fundamental para la sociedad, depositarias de un bagaje imprescindible para encarar el futuro con optimismo y responsabilidad.
Otras felicitaciones y obsequios que también recibió fueron en nombre de la Asociación de Pensionistas y Jubilados de Blanes del Casal Benet Ribas, representada por Rosa Tatay y Quimeta Camí; así como de la Asociación de Jubilados de la Casa del Mar, representada por Montserrat Castilla y Carmen Gómez Contreras.
Tal y como explica su hijo Pablo, el apellido de su abuelo, Blanes, parecía ‘presdestinar’ que un día u otro Francisca Blanes Jiménez acabaría yendo a vivir a la población que forma parte de su identidad. Ella es originaria de un pueblo de Córdoba, Fernan Núñez, y es la sexta de ocho hermanos, de los cuales todavía están vivos dos: Miguel y la Josefina, aparte de la propia protagonista del homenaje.
Cuando contaba unos 20 años se fue a vivir a Tánger para trabajar como cocinera en una casa. Allí conoció a Pepe, quien sería su hombre, se casaron y una de sus hijas, la Fali, nació. A principios de los años 60 se trasladaron a vivir a Barcelona, donde en 1964 nació su segundo hijo. En la ciudad condal trabajó de valiente: cuidando de niños, de cocinera, limpiando casas y cuando estaba en casa hacía ir su máquina de coser por un taller.
Siempre le ha gustado vivir de manera muy independiente y muy solidaria, de manera que las habitaciones que tenía disponibles en su casa del barrio de El Carmel de Barcelona siempre estaban disponibles por si alguien se quería acoger. En el año 2003 dejó el piso de protección oficial que tenía en Barcelona y decidió venir a Blanes para estar cerca de su hija. Desde entonces vive en el barrio de La Plantera. Aunque al principio enojaba mucho el bullicio y la vitalidad de Barcelona, pronto se asoció a la tranquilidad de Blanes, donde ha acabado encontrándose como si fuera en casa.