Fue él quien, en el trabajo, conoció a un hombre sin hogar. Ya que empatizaban por su propia experiencia, la familia decidió dejar que éste se quedara temporal y gratuitamente en la casa que estaban reformando. La condición era que, una vez acabadas las obras, tendría que marcharse. Cuando el momento llegó, en julio del año pasado, le dieron un margen de dos meses para encontrar otro lugar para vivir, pero el individuo si negó, prohibiéndole incluso la entrada a la vivienda al propietario. La policía local de Llagostera se presentó en el inmueble, y redactó un informe sobre el caso.
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Ahora, la familia debe pagar el alquiler del piso, la hipoteca de la casa y los gastos fijos de la misma de luz y agua. “Si cortamos los servicios de la casa la ocupa nos podría denunciar“, ha explicado la mujer de la familia a El Diario de Girona, informada por las compañías de agua y luz. El caso se encuentra en manos del juzgado de primera instancia número 4 de Girona después de que se interpusiera la denuncia.