Hace muchos años que Roses intenta evitar que centenares de manteros se coloquen en el paseo de Santa Margarida para vender sus productos. "Ha llegado un momento que se ha hecho muy grande, todo el mundo se ve capaz de poner la manta con una cierta impunidad, han perdido el respeto y el miedo", lamenta el alcalde del municipio, Josep Maria Martínez.
Según las cifras del consistorio, el 30 de julio de 2024 contabilizaron 287 mantas en el paseo marítimo. "En cada manta hay dos personas, más los que se cuidan de hacer el transporte y la vigilancia, había entre 800 y 900 personas directamente relacionadas con el top manta", sostiene el edil.
Para evitar que esta temporada se vuelva a repetir la misma fotografía, el equipo de gobierno ha puesto en marcha una serie de medidas para intentar "recuperar el espacio" y erradicar esta actividad. Por un lado, han eliminado el carril bici del paseo de Santa Margarida -que se instaló en 2017 también para evitar que se pusieran los manteros- y han colocado pilones de hormigón.
Martínez ha expuesto que también han conseguido el aval de la Generalitat y de Costas del Estado para permitir que los establecimientos del paseo marítimo puedan ampliar sus terrazas, y puedan poner sillas y mesas en el espacio que suelen ocupar los manteros. De esta manera, en medio del paseo, sólo resta espacio para el paso de peatones. "Así estamos generando más inconvenientes a los manteros porque no encontrarán un espacio donde poner la manta", indica el edil. De momento, dos establecimientos han ampliado sus espacios, y hay dos más que han puesto en marcha los trámites.
Asimismo, están organizando operativos policiales para perseguir a los vendedores, pero también a los compradores. Este año han editado folletos y han colocado carteles por todo el paseo de Santa Margarida que recuerdan que está prohibido comprar productos en el top manta y que las multas ascienden a los 300 euros. El alcalde ha apuntado que, entre Semana Santa y el 24 de junio, se multaron a una decena de personas.
"La policía, de paisano, cuando detecta que se ha hecho una compra irregular, detiene e identifica al comprador, se requisa el material y se le sanciona con una multa de 300 euros", expone Martínez.
Además, esta temporada se están haciendo controles con los cuatro cuerpos policiales de manera frecuente. "La Policía Local es quien lo coordina. La Policía Nacional se encarga del control de extranjería, la Guardia Civil de las falsificaciones; y los Mossos y la Policía Local de la seguridad ciudadana", especifica el edil.
Paralelamente, los agentes también están haciendo un seguimiento de inmobiliarias, pisos y almacenes donde viven vendedores o donde suelen guardar los artículos del top manta. "Queremos crear una sensación de control, que ellos no vean a Rosas como el paraíso porque creen que aquí no les pasará nada", deja claro el alcalde.
Todas estas medidas, según Martínez, ya están "dando frutos". Si en 2024, entre Semana Santa y San Juan, contabilizaron un centenar de mantas; este año, en el mismo período, han disminuido a 63. "Creo que este año podremos decir a final de temporada que hemos reducido de manera significativa el número de mantas", augura.
Cambio en el perfil de vendedores
Josep Maria Martínez señala que la actividad del top manta ha cambiado en los últimos tiempos. Por un lado, en la tipología de paradeta. "Antes tenían una manta cogida con cuatro cuerdas por si llegaba la policía, estirarla rápido y marcharse corriendo". Pero ahora dice que son mantas de unos tres metros donde tienen los productos "clasificados por tamaños, colores, tipologías... como si fueran el escaparate de una tienda".
Por otro lado, el perfil de personas que se dedican a ello también es diferente. Según el edil, antes la gran mayoría eran senegaleses, "pero ahora también hay pakistanianos, sudamericanos, autóctonos y marroquíes. Y hay quienes llegan de Alemania, de Italia, o de otras comunidades autónomas". Además, Martínez afirma que los manteros en situación de vulnerabilidad "son una minoría", y que "la mayoría son mafiosos".
El alcalde asegura que han constatado que hay trabajadores en paro que, tras hacer la temporada de cosecha, llegan a Roses de otras comunidades autónomas para vender en el top manta. "No son pobrecitos, son personas que perciben un sueldo y que vienen a hacer un sobresueldo", denuncia. De hecho, también tienen constancia de que hay vendedores del entorno de Barcelona, que tienen trabajo, y que compran mercancía. "Y luego vienen los fines de semana a multiplicar esta inversión".
Es más, el edil expone que el del 'top manta' es "un entorno viciado", donde no solo se hace una compraventa ilegal. "Estamos hablando de mafias, y alrededor de las mafias se generan situaciones complicadas de gestionar desde un ámbito municipal", recalca.
Pagar peaje una temporada
La semana pasada se hizo viral un vídeo donde se veía a un grupo de manteros en el paseo de Roses peleándose entre ellos. Para el edil, estas imágenes demuestran que las medidas están funcionando: "Era el fin de semana y no se veían mantas. Y ellos discutían porque se estaban disputando el espacio".
En este sentido, Martínez admite que puede ser que la presión origine más conflictos: "Sabemos que ellos no son personas pacíficas, son más bien personas violentas y, por tanto, será inevitable que haya alguna situación similar a la que hemos vivido". Añade que en la pelea del vídeo viral no había agentes implicados, pero que "probablemente durante el verano haya alguna situación en la que sí esté la policía dentro de esta represalia o esta violencia".
Sin embargo, para el alcalde es "un pequeño peaje" que se debe pagar para intentar erradicar el top manta. "Quizás será necesaria una temporada de verano con mala imagen, para buscar una buena imagen a partir del próximo año. En el momento que los turistas sepan que el top manta no existe, todavía vendrán más y de más nivel, porque una cosa conlleva la otra", concluye.