"Queremos generar espacios de intimidad para hacer sentir cómodas a las mujeres"

15 de diciembre de 2023 a las 11:13h

Cuando los trámites o las llamadas a los órganos oficiales pueden abrumar o, incluso, asustar, el tendero 'de toda la vida' o la farmacéutica del barrio pueden tener un papel fundamental a la hora de detectar agresiones machistas. Es por este motivo que, el barrio de Sant Antoni, ha encontrado la clave para hacer de su zona un espacio seguro con posibilidades para todas las vecinas y ha creado una red comunitaria para luchar contra la violencia de género.

La idea surge hace un año, por el 25-N, el día nacional contra la violencia de género. "Hicimos una actividad para recoger historias personales de las vecinas del barrio. Recogimos 50 y las colgamos de forma anónima a la vista de todo el mundo. Fue entonces cuando nos dimos cuenta de la necesidad de hacer algo más por ellas y por el barrio". De esta forma lo explica Rocío Vilaró, portavoz de la Vocalía de la Mujer de la Asociación de Vecinos de Sant Antoni. Después de escuchar las peticiones de las vecinas, y gracias a la colaboración de la Federación de Asociaciones Vecinales de Barcelona, impulsaron la iniciativa de construir un tejido de puntos lila en varios establecimientos del barrio.

Y, de esta forma, un año más tarde Sant Antoni ya cuenta con 16 localizaciones que, gracias a su distintivo, se pueden detectar fácilmente como puntos lila. "Empezamos en septiembre con las formaciones del personal de cada negocio. También hemos elaborado un protocolo propio y una guía de recursos para generar más proximidad de cara a la gente de nuestro barrio", expresa Vilaró. Entre estos puntos hay una tintorería, una farmacia, un bar o los locales de algunas de las asociaciones que participan activamente en la vida diaria de este barrio.

Generar proximidad y comodidad

Una de las claves de la creación de esta red de puntos lila es la proximidad con las vecinas del barrio. "Cuando tenemos algún problema, normalmente buscamos a la amiga y se lo explicamos", expresa Vilaró. Bajo esta premisa se entiende que, la elección de los 16 puntos no sea casual, y compartan el mismo denominador común: la proximidad.

Es el caso de Montse Vilaplana. Su farmacia - fundada por sus padres - sirve al barrio desde 1971. "Partiendo de la base de que somos un establecimiento sanitario, tenemos el deber de ayudar a mejorar la calidad de vida de las vecinas", asegura la farmacéutica. Como el resto de establecimientos, el adhesivo luce en la entrada de su negocio. E, igual que las otras compañeras, recibió la formación necesaria para poder atender correctamente un posible caso de violencia de género. "Me ha ayudado a detectar muchas violencias que a menudo no las llamamos como tal. O, incluso, no normalizar bromas demasiado integradas en la sociedad", apunta Vilaplana.

Según explica, aún no se ha encontrado con ninguna situación para atender. Pero el procedimiento lo tiene claro. "Tienes que ofrecer puertas abiertas, opción a pasar dentro de la tienda, o incluso concertar una cita con la farmacia cerrada".

Interseccionalidad, uno de los elementos clave

Según datos de la Generalitat de Catalunya, se han registrado 12.709 denuncias durante el curso de 2023 y se han atendido 12.957 víctimas de violencia de género. Pero, en muchos casos, la denuncia supone un paso difícil de alcanzar. Y, si se añaden factores como lo es el cultural, la percepción sobre la lucha feminista y el tratamiento de un posible caso de violencia puede variar.

Wendy Espinosa, miembro de la cooperativa Mujeres Pa'lante y participante de la iniciativa, explica que el factor multicultural se debe tener en cuenta para entender los contextos. "Tenemos que tener la orientación de otros colectivos para poder entender los lenguajes culturales", explica. Desde su cooperativa se encargan de mujeres migradas de América Latina, que escapan de sus países a causa de una situación de agresión. Pero Sant Antoni también cuenta con otras asociaciones especializadas en atender a mujeres que provienen de Pakistán o Filipinas. Según explica Espinosa, "hay mujeres que no identifican que lo que les está pasando es que son víctimas de una agresión, por eso hay que tener buena información para hacer un acompañamiento decente y prestar ayuda".

En todo caso, el propósito de la AVV de Sant Antoni y de todos los grupos sociales que participan en esta iniciativa es muy claro: "Volem generar espais d'intimitat per fer sentir còmodes les dones". De momento son 16, pero el grupo motor creado para seguir avanzando en este tema no deja de trabajar, y la lista de posibles puntos lila ya asciende a 140. "Queremos ser un ejemplo para otros barrios y que la iniciativa se extienda para hacerlos más seguros y acogedores para las mujeres", expresa Rocío Vilaró.

  

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