El hombre que en marzo de 2024 protagonizó un ataque con hacha en el establecimiento de McDonald's situado en el centro comercial Màgic de Badalona se ha declarado culpable ante la Audiencia Nacional. En el marco de un acuerdo de conformidad entre la defensa, la Fiscalía y la acusación particular, ha aceptado ser expulsado del territorio español con la prohibición expresa de regresar durante un período de diez años.
Además, se ha establecido que deberá indemnizar con 7.602,74 euros a la sociedad propietaria del centro comercial donde se encuentra el restaurante afectado. Esta cantidad cubre los daños materiales ocasionados durante el ataque y también los posibles perjuicios derivados del cierre temporal del espacio mientras se llevan a cabo las reparaciones necesarias.
Sustitución de la pena inicial
Este pacto sustituye la pena inicial que pedían tanto la Fiscalía como la acusación particular: tres años y ocho meses de prisión, junto con una multa equivalente a 30 meses y un día a razón de cuatro euros diarios, aproximadamente unos 3.600 euros.
Además, queda anulada la inhabilitación para trabajar en el ámbito educativo así como el período posterior de libertad vigilada que habría tenido que cumplir durante cinco años después de excarcelarse. Con esta resolución, todas las partes han dado por finalizado el procedimiento judicial.
Detalles de los hechos
El incidente se remonta al 27 de marzo de 2024, cuando un hombre de origen pakistaní en situación irregular en España accedió al centro comercial Màgic armado con un hacha grande. Antes de actuar, se colocó un pañuelo palestino en el cuello, hecho calificado por la Fiscalía y por el juez instructor como una “liturgia previa”.
A continuación, se dirigió hacia la zona gastronómica en horas punta. Una vez dentro del McDonald’s, comenzó a golpear expositores y una pared compuesta por espejos rompiendo cristales y generando un ambiente caótico que provocó “un clima generalizado de angustia y pánico entre los clientes presentes”.
Intervención ciudadana y policial
El agresor fue reducido primeramente por un ciudadano presente en los hechos y posteriormente por un agente de los Mossos d’Esquadra fuera de servicio hasta la llegada de los refuerzos policiales correspondientes. Ya bajo custodia policial, explicó que había actuado “después de haber visto en el teléfono móvil imágenes de niños palestinos muertos en manos americanas”, calificándolo como “un acto de represalia”.
Los desperfectos materiales fueron valorados por expertos en 7.602,74 euros. El juzgado de instrucción local decretó entonces su ingreso provisional en prisión, medida ratificada posteriormente por la Audiencia Nacional.
Investigación sobre motivaciones terroristas
El caso experimentó un cambio importante el 19 de abril de 2024, cuando la Audiencia Nacional asumió la investigación porque consideraba que podía haber motivaciones terroristas detrás de los hechos.
Según informa la Fiscalía, el acusado había sufrido un proceso previo de radicalización relacionado con la causa palestina e ideologías yihadistas. Además, se había interesado por contenidos vinculados al martirio y la violencia extremista; hasta el punto de que había grabado un vídeo dirigido a su familia en Pakistán donde hacía una especie de adiós definitivo.
Este perfil encaja con el modelo conocido como 'muyahidines' o 'lobos solitarios', por lo que el ministerio público calificó este ataque como un delito contra bienes materiales perpetrado con fines terroristas.
