Un excasteller admite haber abusado sexualmente de nueve niñas mientras les hacía masajes

04 de diciembre de 2023 a las 14:27h

Un hombre ha admitido este lunes en la Audiencia de Barcelona que mientras era técnico de niños de la colla de los Castellers de Barcelona abusó sexualmente de nueve adolescentes menores de edad haciéndoles tocamientos mientras les hacía masajes en su casa entre los años 2014 y 2019. El acusado, a quien la fiscalía pedía inicialmente 39 años y dos meses de prisión, ha aceptado los hechos denunciados por las chicas y ha aceptado una rebaja de la pena hasta los 10 años y medio de prisión, que previsiblemente se suspenderá. Cuatro de las víctimas han confirmado sus denuncias, pero después de la vista le han reclamado que les pidiera perdón, cosa que el acusado no ha hecho.

El hombre llevaba unos 20 años en la colla ejerciendo diversas funciones, entre ellas la de técnico de niños, y se ganó la confianza de las familias. Invitaba a algunos de los niños y niñas de la colla a su casa después de los ensayos o antes de una actuación, sobre todo a las niñas y adolescentes, a las que conocía desde hacía años y hacía de mentor y era su referente.

Con la excusa de que sabía hacer masajes para que durmieran mejor o tuvieran menos molestias musculares, las engañaba ofreciéndoles dulces, golosinas y sus comidas favoritas. Durante estos masajes en un sofá-cama fue cuando hizo tocamientos en el trasero, los pechos o los genitales de las chicas. Les recomendaba que se quedaran con bragas y camiseta, sin pantalones ni sujetadores, para poder tocarlas mejor. En alguna ocasión también entró al baño sin avisar a pesar de saber que se estaban duchando.

A una de las chicas, de quien había tenido la custodia durante tres meses mientras su madre estaba de viaje, le hizo tocamientos entre 2014 y 2017, cuando tenía entre 16 y 18 años. En al menos dos ocasiones aprovechó que le hacía masajes cuando estaba boca abajo para tocarle un pezón y los genitales.

La chica se quedó bloqueada y se hizo la dormida para salir de la situación. A otra joven, entre octubre y noviembre de 2014, le agarró el brazo y le apoyó sobre su pene en erección. También se quedó bloqueada hasta que reaccionó, se hizo la dormida y se giró.

Entre 2014 y 2018 a otras dos chicas, y entre 2014 y 2015 a una tercera, les hizo masajes en la espalda tocándoles los pechos por los laterales y el trasero, a veces por encima de la camiseta y otras veces por debajo. Una de ellas se quedó bloqueada y solo pudo cruzar los brazos y moverse inquieta. Otra le dijo que no le parecía bien, y el hombre le respondió que el masaje era así. Ella reaccionó girándose y haciéndose la dormida.

En junio de 2018, volviendo de noche de una excursión a las fiestas de Valls, invitó a varias menores a su casa. Les hizo masajes y llegó a tocarles la zona del trasero. Las chicas simulaban estar dormidas para evitar que continuara. Durante la madrugada, una de las adolescentes se despertó sobresaltada al escuchar unos gemidos y vio al acusado a un lado del sofá de la misma habitación donde dormían todas con camiseta y bragas y masturbándose mientras las miraba. La chica hizo como si seguía dormida.

Finalmente, a otras tres menores, entre 2015 y junio de 2019, les hizo masajes comenzando por las cervicales y acabando con las manos sobre el trasero, por encima de las bragas. A una de ellas, además, le tocó el lateral de los pechos. Las menores hacían ver su disgusto diciéndole que no era necesario, se giraban o se hacían las dormidas. Con una de ellas aprovechó que la chica se estaba duchando para entrar al baño a pesar de que las compañeras se habían ofrecido a llevarle la toalla, a lo que él se negó.

El juicio ha sido muy rápido, ya que el hombre, a preguntas de la fiscalía, ha aceptado los hechos contra cuatro de las víctimas y después ha admitido el resto de hechos genéricamente. Cuatro de las víctimas han confirmado verbalmente ante el tribunal los hechos denunciados. Entonces, el ministerio público, única acusación, ha modificado sus conclusiones iniciales y ha rebajado la petición de penas. De los cuatro delitos de abuso sexual, seis delitos continuados de abuso sexual y uno de exhibicionismo, ha pasado, con el nuevo código penal, a dos delitos de agresión sexual, siete de agresión sexual continuada y uno de exhibicionismo.

Esto ha rebajado la pena de 39 años y dos meses a 10 años y medio de prisión, 1.080 euros de multa, prohibición de aproximación y comunicación con las víctimas durante cinco años, libertad vigilada durante cinco años después de la pena de prisión, 6.000 euros de indemnización a cada víctima y inhabilitación para cualquier actividad con menores durante cuatro años.

La defensa no se ha opuesto a la pena y, cuando sea firme, pedirá la suspensión del ingreso en prisión, a lo que previsiblemente la fiscalía no se opondrá, ya que ninguna de las penas individuales supera los dos años de prisión. Las víctimas no tenían abogado propio y las cuatro que han declarado no han acabado de entender el pacto. Por eso, al finalizar la breve vista oral han querido reunirse con el fiscal para que les explicara los términos del acuerdo.

A pesar de declarar con el acusado separado de ellas por una mampara, al salir se han cruzado con él, lo han insultado entre gritos y llantos y le han exigido que les pidiera perdón.