Un estudio encargado por el Ayuntamiento de Barcelona sobre la situación de las mujeres en el campo de la ciencia (investigadoras, científicas, investigadoras...) – en el marco del Plan Barcelona Ciencia 2020-2023- propone un decálogo de iniciativas para eliminar lo que se podría llamar 'cultura académica masculinizada', que es una forma de funcionar del ámbito de la investigación que explica en parte la segregación de género y las dificultades del avance en la carrera profesional y académica de estas mujeres. Hoy se han presentado en un acto celebrado en el Saló de Cent, que ha presidido la alcaldesa, Ada Colau, las conclusiones y recomendaciones del estudio, titulado "Mujeres y ciencia en Barcelona. Un análisis cualitativo de los factores que inciden en la trayectoria de las investigadoras". La alcaldesa ha remarcado en su intervención que "tenemos una cultura académica masculinizada y esta es una injusticia y una desigualdad que debe abordarse por el interés colectivo, porque no nos podemos permitir perder este talento que necesitamos para afrontar los retos que tenemos por delante". El acto ha contado con un coloquio que ha mostrado en primera persona las experiencias y reflexiones de cuatro mujeres científicas de la ciudad: Eva Anduiza, catedrática de Ciencia Política de la UAB; Alba Cervera, investigadora Sénior en el Barcelona Supercomputing Center; Carme Junyent, profesora titular de Lingüística en la UB, y Natàlia Vilor-Tejedor, investigadora postdoctoral en Neurogenética del Centro de Regulación Genómica y del Barcelona Beta Brain Research Center. Eva Anduiza ha recordado que "la ciencia se hace en la sociedad, y la sociedad es el lugar donde debemos incidir porque es allí donde se generan los estereotipos". Alba Cervera ha hablado del lenguaje a veces "dictatorial" con el que se ha topado en alguna ocasión por parte de algunos compañeros, y ha comentado que "no se trata de que las mujeres se comporten como hombres, no nos tenemos que igualar ni ser nosotras agresivas con nuestro lenguaje, sino que tenemos que aportar nuestra forma de trabajar". Carme Junyent por su parte, ha asegurado que a ella años atrás le "cerraron el paso justamente porque era mujer". También ha asegurado que en su especialidad – la investigación y el estudio de las lenguas amenazadas- "las investigadoras más reconocidas son mujeres". No obstante, su área de conocimiento es una de las áreas con más presencia de mujeres que de hombres, y esto, ha dicho Junyent, "hace que nosotras no contemos como científicas, y creo que esto está muy relacionado con la feminización". Por su parte, Natàlia Vilor-Tejedor se ha referido a la importancia de que las niñas tengan mujeres referentes del mundo de la ciencia cercanas: "Es una de las cosas en las que podemos incidir ahora mismo". El trabajo que ha sido objeto del debate de hoy se ha centrado en encontrar las explicaciones a datos ya conocidos y publicados, como por ejemplo, el desequilibrio existente entre hombres y mujeres en la categoría de catedráticos y catedráticas - 77% hombres frente a 23% mujeres-, o la existencia de disciplinas con una masculinización extrema como son las ingenierías y la arquitectura con sólo un 23% de estudiantes mujeres (según datos de 2021 de la Secretaría de Universidades e Investigación del Departamento de Empresa y Conocimiento). Conocedor de estas realidades, el Ayuntamiento de Barcelona encargó a Spora Sinergies SCCL este estudio con la voluntad de incorporar en las políticas municipales de ciencia una perspectiva de género que permita revertir las desigualdades entre hombres y mujeres en el ámbito de la investigación. En este sentido, Barcelona es una ciudad pionera, ya que no hay otros referentes de administraciones locales y municipales que se hayan aventurado en el desarrollo de políticas de ciencia. Así pues, al Ayuntamiento le hacía falta un análisis previo de la situación en que se encuentran las mujeres en el tejido científico de la ciudad, para detectar sus dificultades, las situaciones de desigualdad o de segregación y así poder ajustar mejor estas políticas a sus necesidades, y contribuir a reducir las desigualdades y mejorar las condiciones y oportunidades de investigadoras y científicas. El encargo lo hizo hace aproximadamente un año Barcelona Ciencia y Universidades, y el pistoletazo de salida fue una reunión con varias mujeres referentes de la ciencia y la investigación en la ciudad, a la cual asistió la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y donde se hicieron aportaciones sobre las problemáticas de las mujeres científicas en Barcelona y sobre cómo enfocar la diagnosis. En el encuentro participaron las siguientes representantes del mundo de la ciencia, la tecnología y la innovación: Caterina Biscari, directora del Sincrotrón ALBA; Cristina Pujades, catedrática del Departamento de Ciencias Experimentales y de la Salud (DCEXS) de la UPF e investigadora ICREA; Isabelle Anguelovski, investigadora ICREA y directora del Barcelona Lab for Urban Environmental Justice and Sustainability (BCNUEJ); Maite Vilalta, profesora de Hacienda Pública de la UB y miembro del Instituto de Economía de Barcelona (IEB); Mara Dierssen, investigadora en el Centro de Regulación Genómica (CRG); Margarita León, profesora de Ciencia Política en la UAB; Mónica Bello, directora de Artes en el CERN; Núria Montserrat, profesora de investigación ICREA en el Instituto de Bioingeniería de Cataluña (IBEC), y Núria Terribas, directora de la Cátedra de Bioética Fundación Grífols en el Centro de Estudios Sanitarios y Sociales (CESS) y miembro del Comité Nacional de Bioética de Andorra (CNBA). La metodología utilizada para elaborar el estudio se ha basado en una aproximación cualitativa, que se ha implementado mediante grupos de discusión. Así, se ha elaborado a través de los relatos de personas que han colaborado, por un lado, y la recopilación, categorización, e interpretación de información por parte del equipo investigador. Han aportado sus experiencias en 8 grupos de discusión mujeres de diferentes edades, de varias áreas de conocimiento, mujeres que se encuentran en diferentes tipos de centros de investigación y en diferentes etapas de su carrera con el fin de recoger la diversidad de investigadoras existente. El estudio también ha contrastado estas aportaciones con dos grupos de discusión formados por hombres investigadores. Así pues, a través de este estudio se han detectado y analizado desde una perspectiva cualitativa factores que inciden en la trayectoria de las investigadoras, y las lógicas que caracterizan el contexto científico y su relación con los mandatos de género. Entre las conclusiones destaca la incidencia de la maternidad en el carácter ininterrumpido y a tiempo completo de la carrera de una investigadora, la difícil compaginación de las tareas reproductivas con la investigación y todo aquello que la rodea (escribir para publicaciones, la asistencia a congresos y acontecimientos, las estancias en el extranjero, etc.). Destaca también la detección de una cultura académica que está fuertemente masculinizada, caracterizada por estilos de liderazgo y comunicación agresivos y competitivos, la hiperseguridad aprendida de los modelos masculinos de investigadores, que contrasta con la inseguridad interiorizada del modelo feminizado de investigadora. El estudio también concluye que los estereotipos de género están muy presentes en el contexto científico, y que se ponen de manifiesto en la división de las tareas dentro de los equipos investigadores. Sucede que tareas repetitivas o invisibles acaban en manos de las investigadoras porque se considera que ellas tienen habilidades logísticas y organizativas. Estas tareas requieren una inversión de tiempo, pero a la larga tienen una repercusión negativa en la carrera porque no aportan ningún mérito curricular. Otros aspectos que se destacan en las conclusiones son la falta de referentes y ejemplos para las jóvenes investigadoras en algunos campos, o bien el sistema de red de alianzas y contactos extra-laborales, a los cuales les cuesta más acceder a las investigadoras y científicas cuando estas redes perpetúan y arrastran modelos de relación masculinizados. Diez propuestas para paliar las desigualdades de género Ante estas realidades, las conclusiones del informe se presentan en forma de decálogo de recomendaciones para orientar las políticas públicas en materia de ciencia. Recomendaciones dirigidas a paliar las desigualdades de género detectadas en el tejido científico:
- La investigación ha identificado toda una serie de prácticas cotidianas que contribuyen a mantener las desigualdades que sufren las investigadoras. Ahora bien, el grado de reconocimiento y de identificación de estas prácticas es bastante desigual entre los diferentes miembros de la comunidad científica, tanto entre hombres, como entre mujeres. Por eso, hay que emprender medidas para concienciar al tejido científico sobre las prácticas cotidianas y los estereotipos que están contribuyendo a mantener las desigualdades que sufren las investigadoras.
- El contexto científico está regido por una cultura académica masculinizada, que se materializa en un estilo comunicativo, en cierto modo, agresivo y taxativo. Sería recomendable proporcionar herramientas de gestión y regulación de los estilos comunicativos con recomendaciones adaptadas a los diferentes contextos propios de la investigación (seminarios, congresos, reuniones, etc.).
- Los datos cualitativos muestran que algunas investigadoras tienen cierta inseguridad interiorizada, que las hace dudar sobre la consistencia de sus aportaciones. Hacen falta acciones de empoderamiento que contribuyan a revertir la inseguridad aprendida y proporcionen mayor confianza y seguridad en sus capacidades.
- A pesar de que ya hay medidas de visibilización, todavía ahora hay una carencia de referentes de investigadoras. Por eso, hay que seguir promoviendo la participación paritaria en espacios de difusión y mediáticos, así como en acontecimientos científicos de relevancia.
- Hay que reforzar las actuaciones de visibilización de las mujeres científicas, incorporando una reflexión sobre los modelos comunicativos, de liderazgo y de gestión de los grupos de investigación. Así, hay que promover estilos más asertivos, cooperativos y competentes que se alejen del modelo masculinizado más agresivo y competitivo. Del mismo modo, también es importante dar a conocer investigadoras que se encuentren en diferentes momentos de su trayectoria académica, ya que pueden acontecer referentes para las jóvenes que se inician en el campo de la investigación.
- Hay ciertos campos de conocimiento (cura y atención a las personas, ciencias sociales, etc.), así como tipos y usos del conocimiento (conocimiento aplicado, transferencia de conocimientos, etc.) que disfrutan de menos reconocimiento y reputación; y que, precisamente, son campos altamente feminizados. Estos ámbitos de conocimiento tienden a recibir un menor reconocimiento tanto público, como de la propia comunidad científica; incidiendo, entre otros, en el grado de visibilidad de las investigadoras y el acceso a financiación. Por eso, hay que apostar por medidas de visibilización que otorguen reconocimiento y prestigio a estos ámbitos de conocimiento más feminizados.
- Hay que emprender medidas que faciliten la conciliación familiar y que reduzcan la brecha de producción científica que se produce a causa de la distribución desigual de las tareas de cura.
- Las investigadoras tienden a estar menos presentes en los espacios informales por diferentes motivos (conciliación con las tareas de cura, incomodidad con el espacio, etc.). Estos espacios son capitales en la trayectoria científica porque acontecen núcleos de toma de decisiones y facilitan la creación de sinergias entre investigadoras y la búsqueda de oportunidades, entre otros. En consecuencia, hay que emprender medidas que contribuyan a garantizar la participación efectiva de las investigadoras en los espacios informales y de toma de decisiones.
- Se tendrían que impulsar acciones que velen por el reparto paritario de las tareas y las funciones de cada una de las actividades propias de la investigación.
- Hace falta una apuesta decidida no tan sólo a la hora de diseñar y aprobar protocolos contra el acoso sexual, sino a la hora de garantizar un despliegue efectivo y de implementar evaluaciones para rendir cuentas.