Terrassa impulsa una Guía de Comunicación Inclusiva para favorecer la igualdad y evitar estereotipos

15 de febrero de 2022 a las 12:34h

El Ayuntamiento de Terrassa ha elaborado una Guía de Comunicación Inclusiva con la voluntad de hacer reflexionar sobre el lenguaje que utilizamos en ciertos ejes de discriminación y favorecer la igualdad, evitar estereotipos y prejuicios en torno a ciertos colectivos o personas diversas y adaptar las políticas a la realidad social.

Este documento ha sido redactado a partir de un proceso participativo en el que han intervenido los servicios municipales de Capacidades Diversas y Accesibilidad, Ciudadanía, Comunicación, Salud, Servicios Sociales, Políticas de Género, LGTBI+, Juventud y Personas Mayores con la colaboración de sus órganos y mesas de participación.

Esta Guía está pensada para toda la ciudadanía en general, pero, especialmente, para el personal del Ayuntamiento, para los agentes educadores y para profesionales de la comunicación que les pueda ser de interés.

Según la concejala de Presidencia, Prensa y Comunicación y LGTBI+, Jennifer Ramírez, «para entender esta guía y el objetivo que persigue, debemos partir de la base de que las discriminaciones o desigualdades también se generan de forma inconsciente en el lenguaje que utilizamos, y es por eso que pensamos que esta guía puede llegar a generar pequeños cambios en nuestro lenguaje cotidiano y en la forma en que interactuamos en nuestro día a día, que pueden significar un gran cambio en nuestra realidad social».

Ejes de discriminación El documento se centra en los siguientes ejes de discriminación: · Géneros: el lenguaje que utilizamos está repleto de estereotipos y prejuicios hacia las mujeres y el colectivo LGTBI, ya que vivimos en una sociedad en la que el sexismo, el machismo y la LGTBI-fobia son estructurales y forman parte del sistema desde hace mucho tiempo, y es por eso que en muchas ocasiones pueden llegar a pasar desapercibidos.

· Racialización: las razas no existen, pero el racismo sí, y es por eso que se habla de racialización, que significa menospreciar o discriminar a alguien por su color de piel, su origen nacional o étnico, los rasgos culturales o la religión. De esta manera, hablar de raza negra o raza gitana, por ejemplo, sería discriminatorio, y es que genéticamente, el término raza no puede ser aplicado a poblaciones humanas. De raza solo hay una y esta es la humana.

· Capacidades Diversas: la discriminación basada en el desconocimiento y la sobreprotección está presente en muchas actividades de la vida diaria de las personas con discapacidad. Las capacidades diversas siempre generan muchas dudas con respecto al lenguaje y es precisamente por la sobreprotección de la que hablamos, ya que siempre intentamos no herir al otro y siempre estamos buscando la palabra adecuada. En la guía hay muchas propuestas de lenguaje inclusivo, claro y conciso que nos permite superar la barrera y dirigirnos a las personas con capacidades diversas de igual a igual.

· Salud Mental: las personas que tienen algún diagnóstico de salud mental a menudo sufren una fuerte discriminación social que se ve acentuada en nuestro lenguaje cotidiano. Este eje de discriminación se evidencia sobre todo en nuestra forma de expresar nuestros estados de ánimo, con metáforas muy cotidianas, que estigmatizan y frivolizan la salud mental.

· Edad: la discriminación por edad es una de las que más se evidencian diariamente y que a menudo se pasa por alto. Se discrimina a las personas mayores, a la juventud y a la infancia. Muchas veces, se asocia la figura de la persona mayor como una persona en decadencia, a la que se debe proteger o considerar incapaz de tomar decisiones que le afecten por el simple hecho de tener una edad. En otras ocasiones, se asocia la figura joven con el riesgo y la amenaza, la juventud como un colectivo problemático, irresponsable, que solo piensa en la diversión y el consumo de tóxicos. Y, finalmente, a menudo se cae en la trampa de pensar que niños y adolescentes son proyectos que deben prepararse, a través de la educación, para incorporarse a la vida adulta.

· Clase social: la pobreza normalmente se relaciona con carencias económicas, pero la discriminación por clase social va mucho más allá. Las personas no son pobres 'de facto', de manera que la pobreza no puede convertirse en adjetivo calificativo, sino que se trata de una situación social. Por lo tanto, hablamos de personas en situación o riesgo de pobreza, precariedad o vulnerabilidad, pero no de personas pobres. Debemos tener en cuenta que, al fin y al cabo, la pobreza es un proceso vital que puede ser revertido y no un estado natural e intrínseco de según qué personas o colectivos.

Además de encontrar la Guía impresa en un formato de bolsillo, se podrá consultar una versión ampliada de esta en la web del Ayuntamiento de Terrassa, dentro del apartado de Comunicación: https://www.terrassa.cat/guia-de-comunicacio-inclusiva.

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C CIUTAT
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