El pleno del mes de abril debatirá la aprobación inicial de la Ordenanza de civismo y convivencia, un texto que nace con el objetivo de preservar el espacio público como lugar de convivencia y respeto, para aumentar el bienestar de toda la ciudadanía. El documento será una herramienta que permita dar respuesta a las demandas y necesidades ciudadanas de respeto a la libertad y a los bienes comunes, al equilibrio de derechos y a su defensa. Para la redacción se ha contado con la participación de diferentes agentes sociales, como por ejemplo la Cámara de Comercio, asociaciones de comerciantes, el Gremio de Fabricantes, Cruz Roja, ActuaVallès, el Ilustre Colegio de la Abogacía, la Federación de Asociaciones Vecinales o la síndica municipal de Greuges, entre muchos otros.
Poner la música alta, hacer fiestas en la calle, no recoger las defecaciones de los perros, no llevar perros peligrosos atados o dejar la basura fuera del contenedor son actitudes incívicas que alteran la convivencia y tienen influencia sobre la vida de los demás. Estos derechos y deberes relacionados con la convivencia son los que regulará la ordenanza de civismo y convivencia.
En este sentido, la alcaldesa de Sabadell, Marta Farrés, ha explicado que “tener una ciudad segura también pasa por el civismo y la convivencia y de aquí la importancia de tener una ordenanza que nos permita poder actuar con la voluntad de que toda la ciudadanía hagamos las cosas bien. Tenemos instrumentos y estamos haciendo sensibilización y trabajando en positivo, pero llega un momento en que, si esto no funciona, hace falta la tarea punitiva y, dentro de esta tarea, es muy importante tener la ordenanza”.
Farrés ha comentado que “es una ordenanza que hemos querido que sea muy consensuada y que nos permitirá actuar por ejemplo en casos de personas que tienen la música alta o de defecaciones y orines de perro en la calle. También cuando se dejen las basuras fuera de los contenedores o de personas que se llevan flores, arbustos, dañan los árboles, si se da de comer a determinados animales que tenemos en la vía pública o se hace un mal uso del mobiliario urbano”. La alcaldesa ha destacado, asimismo, la gravedad de todo lo que suponga un desprecio a las personas, que comporta una vulneración de derechos.
En la ordenanza se identifican hasta 43 infracciones que podrán ser categorizadas como leves, graves y muy graves, dependiendo de su clasificación según criterios mínimos y máximos (gravedad de la infracción, intencionalidad, reincidencia o el beneficio obtenido, entre otros criterios).
En caso de que alguna de las infracciones que se recogen en la ordenanza desemboquen en procedimiento sancionador, el texto prevé tanto multas económicas como medidas alternativas (MASE).
Las MASE son un conjunto de acciones que un ayuntamiento puede ofrecer a las personas infractoras como alternativa a la sanción económica prevista en la ordenanza. Suponen una oportunidad de hacer pedagogía de la convivencia, del respeto, de la solución de conflictos gracias a un diálogo empático y ayudan a construir ciudades más amables y abiertas. Estas medidas pueden ser talleres convivenciales, mediaciones reparadoras u otras vías de resolución de conflictos. Se trata de ofrecer una sustitución a las sanciones económicas que deben partir de cuatro criterios: la voluntariedad, la oportunidad, la eficiencia y la proporcionalidad.