El Parque Central de Mataró acoge desde este viernes, y hasta el 20 de junio, la primera feria de atracciones de gran formato desde el inicio de la pandemia. El sector llevaba quince meses totalmente parado y, aunque las pérdidas son incalculables, la reanudación da esperanza ahora al Gremio de Ferieros.
Su presidente, Marcos Orús, afirma que después de meses "muy críticos" el sector está "muy ilusionado" y espera que el público responda, como ha sucedido con el resto de sectores vinculados al ocio. Para esta feria, se ha tenido que perimetrar todo un recinto y fijar un límite de aforo del 50%. Además, todas las atracciones se desinfectan después de cada viaje y el consumo de comida y bebidas está restringido a los espacios habilitados por cada feriante.
A pesar de las restricciones, la feria ha abierto este viernes con un ambiente muy parecido al de las ferias de 'antes'. En el Parque Central vuelve a sonar la música de los autos de choque, los visitantes vuelven a sentir el reclamo de los animadores de la tómbola y los más pequeños afrontan de nuevo la liturgia de comerse un algodón de azúcar.
Además, desde que se anunció la presencia de la feria en Mataró, el Procicat ha flexibilizado algunas restricciones y en el espacio podrá entrar más gente y durante más horas de las inicialmente previstas. El aforo ha pasado del 30% al 50% y los horarios de cierre han pasado de las diez de la noche a prácticamente equipararse con los de la hostelería.
En este sentido, las atracciones podrán abrir hasta la una de la madrugada las noches del fin de semana, mientras que el resto de días la feria cerrará a medianoche. Para Orús, esta era "la única manera" de sacar adelante una feria de las dimensiones de la de Mataró, en "formato parque". Es, dice Orús, como un "pequeño Tibidabo".
Sin embargo, hay algunos de los feriantes habituales que no se han podido reactivar después del largo parón por la pandemia. En esta nueva edición de la feria de Mataró hay más de 90 atracciones y casetas, pero también hay bajas sensibles como la noria. "Recibimos una primera línea de ayudas y estamos a la espera de una segunda línea para poder reactivarnos", asegura Orús.
El presidente del Gremio de Ferieros espera que, a pesar de los obstáculos, la espera haya valido la pena. La de Mataró quiere ser un punto de inflexión para un sector que espera una respuesta positiva del público, de la misma manera que la ha habido en otros sectores relacionados con el ocio, como la restauración.