Aunque alimentar las palomas parece un gesto inofensivo, tiene consecuencias muy negativas para todos. Incluso por las mismas aves, ya que el pan y los restos de comida humana les ocasionan desequilibrios nutricionales que los hacen enfermar.
Las palomas no necesitan ser alimentadas por las personas para sobrevivir. Disponen de una amplia oferta de alimentos naturales (brotes, semillas, granos, frutos, insectos y gusanos) a su alrededor. Alimentados naturalmente, la población de palomas se mantiene estable y nutrida adecuadamente.
El exceso de alimento provoca un crecimiento descontrolado de la población de palomas, incrementándose las molestias por suciedad, el deterioro de estructuras, los riesgos sanitarios para las personas y otros animales y favoreciendo la presencia de plagas.
Alimentar a los animales puede comportar sanciones de hasta 300 €.
Ante esta situación, el Ayuntamiento ha puesto en marcha una campaña con el objetivo de evitar que la ciudadanía alimente las palomas y tenga conciencia de la problemática que ocasiona.